Wio es una pequeña hormiga que vive en la Amazonía. Pese a su tamaño, su mordida produce picazón, fiebre y, si esta es en el ojo, ceguera. “Chica pero fuerte, así es una wio; por eso usamos ese nombre para nuestro grupo de seguridad”, cuenta Gerardo Gualinga, jefe de la tropa.
Un hombre vestido de negro custodia al presidente del directorio de Taysajaruta (gobierno del pueblo originario Kichwa). El aspecto de su rostro es serio por sus funciones, pero cuando se retira sonríe como todos y comenta que es miembro del grupo Wio.
Al igual que los 49 miembros restantes de la agrupación, él se siente orgulloso de ser uno de los guardias. “Nuestro trabajo se centra en la población. Ayudamos en las mingas, cuidamos a las mujeres, vigilamos el ingreso de extraños a Sarayaku y nos adentramos en la selva para acompañar a los turistas o buscar gente”.
Precisamente ayer, el grupo se subdividió en tres. Su objetivo era buscar a un anciano que fue reportado como desaparecido la noche del lunes. Un grupo se fue por el lado del río Bobonaza, otro se internó en la selva y el tercero se dirigió por los alrededores del poblado.
Al final, el que se internó en el monte lo encontró pasadas las 07:00. De acuerdo con el hombre de unos 75 años de edad, salió cuando escuchó el sonido de unos helicópteros. Luego intentó volver pero no lo logró.
Tras el hallazgo lo trasladaron al centro poblado para que lo revise el médico. Esa labor es parte del trabajo que realiza el grupo Wio.
Cuando no están en el grupo, son cazadores, campesinos y pescadores, en un territorio dotado de agua y en donde ningún niño se ve desnutrido. De hecho, todos van a la escuela.
Las tareas del grupo son comunes. Por eso les causa sorpresa las declaraciones del ministro del Interior, José Serrano, acusándolos de paramilitares o grupos armados. Gualinga explica que los integrantes de su grupo sí tienen escopetas pero aclara que estas se usan solamente al salir de cacería.
“Las armas son de producción artesanal, tienen un solo espacio para los perdigones e incluso están obsoletas y oxidadas”, añade Gualinga. El coordinador de seguridad de las 135 000 hectáreas que tiene Sarayaku dice que custodian el territorio cuando se declaran en alerta. Y lo están desde el 24 de abril, cuando acogieron al exasambleísta Cléver Jiménez y a los activistas Fernando Villavicencio y Carlos Figueroa, sentenciados por injurias al Presidente de la República.
El paradero de las tres personas es incierto. En Sarayaku solo saben que están en algún lugar de la Amazonía pero lejos de los centros poblados.
Estos días, por ejemplo, los wio deben ser guardianes de la frontera del pueblo. Así que salen desde temprano, armados para caminar entre los matorrales y poder cazar el alimento. Así patrullan la zona porque, según cuenta el líder de Sarayaku, José Gualinga, “las petroleras, el gobierno, los ‘gambusinos’ de las mineras acechan, entran, listos para saquear y deben defenderse”.
Sus uniformes los identifica y es la única forma que tienen para actuar. En las camisetas negras están el emblema del grupo que representa al Curaca Shalva, la bandera de Sarayaku, y la de Ecuador. En la parte de atrás, en la espalda, se destaca el nombre del grupo.
Además tienen gorras, botas de caucho y chalecos. También tienen un bote para manejar las emergencias acuáticas. Se comunican por Internet o mensajeros. Todos son voluntarios.
Aprendieron a usar las armas desde pequeños. Sus padres les enseñaron a cazar y ahora lo hacen a modo de subsistencia, sobre todo cuando ingresan a la selva y tienen que enfrentarse a los animales para defenderse o cazarlos para alimentarse. La pintura en la cara no es señal de guerra; por eso no tiene marcas del camuflaje militar. Eso, explica Gualinga, solo se usa para las fiestas porque es muestra de belleza no de agresividad.
El ministro Serrano está al tanto de estas tradiciones del pueblo Sarayaku, pues fue abogado de la comunidad en los inicios de su demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH).
Sin embargo, él asegura que los wio son un grupo “paramilitare”, que incluso tendría entrenamiento militar, según dijo ayer en una entrevista con Teleamazonas. Aseguró que desde hace más de un año tienen fotografías que lo probarían.
Por ello, se está investigando al pueblo por varios delitos, entre ellos tenencia y porte ilegal de armas. Incluso un fiscal de Pastaza viajó el lunes hasta Sarayaku en uno de los dos helicópteros militares, pero finalmente no pudieron descender en el territorio Sarayaku. La situación no se aclara.