El cónsul, una mujer desempleada, una basquetbolista y un ama de casa colombianos, que residen en Quito, participaron ayer de las elecciones presidenciales de su país. Desde hace 20 años, los emigrantes pueden ser parte de este proceso, pese a la distancia.
Acudieron a depositar su voto en la sede de la embajada, en la av. 6 de Diciembre y Whimper, en el norte. En el censo electoral se registró a 6 279 colombianos habilitados para votar en Quito. En Ecuador pueden sufragar 15 816 personas del vecino país.
Los cuatro se mojaron con la garúa que acompañó el proceso. Paula Otálora, de 65 años, bebió uno de los tintos que se ofreció.
Llegó al país con su esposo suizo, hace 42 años, y tiene dos hijos ecuatorianos, de 36 y 27 años.
La mujer, de Popayán, apoyó con su voto a Juan Manuel Santos, del Partido de Unidad Nacional. Quiere que siga la “línea dura” de Álvaro Uribe, “por la inseguridad que sufren mis connacionales”. Sus seis hermanos aún viven allá.
María Fernanda Cabezas también dejó familia en su tierra. Allá habitan sus cinco hermanos. Llegó de Pasto hace 10 años (tiene 33). Se integró al equipo de básquet de la UTE y ganó una beca.
Sin embargo, la instructora de baloncesto de la ONG Olimpiadas Especiales va por Antanas Mockus, del Partido Verde.
Cree que “se necesita a un loco más, que le dé un giro”. ¿Y la seguridad? De eso hablan sus compatriotas, que le apuestan a que Santos seguirá el camino de Uribe. Ella responde: “Hay muchos marginados. Uribe no dialoga con la guerrilla y aún hay secuestrados. No son los importantes, pero llevan más de 10 años así”.
Dargeyi, de 30 años, coincide. Votó por Mockus porque “puso en orden a Bogotá, aunque es egocéntrico”. Hace un año arribó a la terminal terrestre, proveniente de Tulúa, en el Valle del Cauca.
Ese día, como ayer, llovía en Quito. Vino con su hija Mayra y no tenían dónde dormir, estuvieron en el albergue Santa Rita. Trabajó como costurera, ahora está desempleada. Pero se unió desde hace seis meses al ecuatoriano Carlos Enríquez. “En Colombia el voto no es obligatorio, pero yo voté porque tengo la ilusión de que las cosas cambiarán”.
El cónsul Eufrasio Morales, de 50, llegó hace un mes. Nació en Boyacá y su carrera diplomática lo llevó antes a Israel, Canadá, Panamá y España. Dice que participar en el destino político de Colombia permite mantener los lazos. Le gusta Quito, “buen vividero”.
Las elecciones presidenciales se vivieron en calma en cuatro provincias del Ecuador
SANTO DOMINGO
María Oliva, de 68 años, oriunda de Nariño, llegó a las 10:30 de ayer hasta la mesa electoral tres en la escuela Fe y Alegría.
Una vez que sufragó, Oliva recibió su certificado de votación, firmó el padrón y salió. En los patios del recinto se reunió su esposo José Calpa de 88 años. El también votó. Este matrimonio llegó a Ecuador hace 35 años. Él es un campesino y ella cuida de su casa. “Cuando era más joven trabajaba en el servicio doméstico y lavaba ropa”, cuenta la mujer.
La pareja tiene un solar en el recinto San Luis de Cajones. Esta localidad está a 6 km del cantón El Carmen (Manabí).
Aquí procrearon tres hijos que ahora tienen doble nacionalidad. Olivo dice que votó por convicción, aunque sabe que en Ecuador no recibirá ayuda estatal.
GUAYAQUIL
Los colombianos residentes en Guayaquil sufragaron en el Cuerpo Consular, en la ciudadela Kennedy, en el norte. El padrón electoral fue de 3 600 personas, distribuidas en siete mesas.
Sin embargo, el cónsul colombiano Pablo Rebolledo calculó que el ausentismo alcanzaría el 60%, como en procesos pasados. Esto, debido a que en Colombia el voto no es obligatorio.
El documento que se les entregó luego de votar les sirve para obtener descuento en trámites que realicen en su Consulado.
En los exteriores de las oficinas, simpatizantes del candidato Juan Manuel Santos hicieron campaña durante la jornada. Muchos colombianos no pudieron sufragar porque no constaban en la base de datos, que se actualizó en noviembre.
ESMERALDAS
Con la canción Pueblito consentido de fondo, Lucy Sevillano, de 19 años, depositó su voto en una de las dos urnas del Consulado de Colombia de la ciudad.
No faltaron los bocaditos y el buen humor. “Me tomé la molestia de preparar anoche unas galletitas”, decía Homero Calvache, cónsul de Colombia en Esmeraldas, mientras repartía los dulces.
Eran las 10:12 de ayer y hasta entonces 70 empadronados habían votado, de los 690 habilitados. Sevillano, quien vive en Esmeraldas desde hace 11 años cuando dejó su natal Tumaco, dice que votó por quien cree que “le devolverá la paz a Colombia, que es lo que más anhelamos, porque nosotros no descartamos volver a nuestro país”. Se estima que en Esmeraldas viven cerca de 20 000 ciudadanos colombianos.
TULCÁN
Luego de una noche de lluvia y granizo, la mañana despuntó fría y nublada en la frontera norte. Aun así, Narcisa Ipial salió temprano de la parroquia rural Tufiño, ubicada cerca de la frontera. En un bus interparroquial se trasladó al Consulado de Colombia en el centro de Tulcán.
Ella llegó al Ecuador hace seis años desde la vereda colombiana de Chiles. Se casó con un ecuatoriano y desde entonces vive del agro y la producción de leche en Tufiño. “No hemos tenido presiones. Vine dispuesta a votar por el candidato de los indios: Antanas Mockus”.
En el proceso apoyaron 15 policías ecuatorianos, quienes vigilaban la calle y la puerta de acceso. La cónsul de Colombia en Tulcán, Ruth Pardo, aseguró que habían inscritos 1 200 colombianos.