La ex fiscal distrital de El Oro, Lucy Blacio, no se siente sola. “Nunca lo he estado”, sostiene.
Dos policías vestidos de civil hoy son como su sombra, la acompañan a todas partes. Ella tiene esa custodia desde el 7 de abril pasado cuando denunció la supuesta presión que recibió de Bosco Solórzano, un enigmático abogado, amigo del fiscal Washington Pesántez, que es el blanco de feroces críticas de cuatro asambleístas de Alianza País.El 21 de septiembre pasado, Blacio, quien estaba al frente de la Fiscalía en El Oro, recibió una llamada. Se trataba de un hombre que decía ser Bosco Mendoza. “Se comunicó a mi celular y me dijo que estaba en Machala y debía reunirse conmigo, que lo recibiera en mi casa, que era mi obligación atenderlo porque lo había enviado el doctor Washington Pesántez, para hablar sobre el caso contra la firma Alicorp”.
En eso días, Blacio revisaba el dictamen abstentivo del fiscal Lenín Salinas, sobre el juicio que empezó en febrero del 2008, por supuestos delitos aduaneros y de propiedad intelectual. Alicorp fue demandada por la empresa Oceanus, que tenía la distribución exclusiva del balanceado para camarón Nicovita.
Desde el 12 de junio del 2007 Oceanus era la representante de Alicorp (de origen peruano) en Ecuador. No obstante, Alicorp dio por terminado unilateralmente el contrato el 28 de diciembre y empezó a repartir directamente su producto. Eso desencadenó dos litigios penales.
Aunque Blacio nunca había conversado con él, luego supo que Bosco Mendoza realmente era Bosco Solórzano, a quien había visto en algunas ocasiones en la Fiscalía, así como en diversos actos públicos, por lo cual sabía que estaba relacionado con algunos directores nacionales.
Solórzano es un abogado manabita de 51 años, graduado en la Universidad de Guayaquil en 1998. Tiene dos hijos y está casado con Katty Lumbano Villacís.
Es amigo del fiscal Pesántez desde hace una década. Lo conoció cuando daba clases en la Universidad de Guayaquil, a donde Bosco acudía como oyente. El Fiscal admitió que lo conocía, pero subrayó que nunca fue parte de la Fiscalía ni había tramitado ningún juicio desde el 2007.
“Es un abogado humilde que vino a Quito hace muchos años. Fue traído por Guillermo Mosquera, quien era fiscal subrogante”, sostuvo Pesántez. Mosquera fue juez en Guayaquil y luego trabajó con la fiscal Mariana Yépez.
En las oficinas del Ministerio Público Solórzano es muy conocido. Al menos eso confirmaron en la Comisión de Fiscalización los funcionarios Patricio Sosa, Sandra Siguenza, Blanca del Hierro, Antonio Gagliardo, Luz Paulina Garcés, Miriam Sánchez, Elsa Moreno y Daniela Camacho. Todos dijeron haberlo visto en la Fiscalía y en los juzgados como litigante.
Solórzano se desplaza permanentemente entre Guayaquil (donde hoy vive) y Quito. Viaja en Tame, donde registra más de 160 viajes. En siete ocasiones recibió descuentos y pagó por los boletos menos de USD 20. También ha viajado a Cuba, Panamá, Colombia y Estados Unidos (en tres ocasiones).
“He viajado por el país ejerciendo la profesión de abogado en libre ejercicio, por necesidad de impulsar procesos en Quito de mis clientes y estudios jurídicos, así como también mi asesoría empresarial… he pagado o me han asignado los pasajes y han cobrado los impuestos”, comentó Solórzano en un comunicado.
Pese a esa intensa agenda, no ha declarado el pago de impuestos en el SRI. “Si bien es negligencia del contador, creo que no soy el primer ciudadano que cae en mora y ya me estoy poniendo al día, para tranquilidad de mis gratuitos detractores”, sostuvo Solórzano, quien ha trabajado para la empresa Dona Vida y es dueño de un apartamento en la Granja, al norte de Quito, que compró en septiembre del 2009.
Por esa omisión y por su presencia en la Fiscalía, los asambleístas María Paula Romo, Rosana Alvarado, Paco Velasco y Virgilio Hernández creen que Solórzano es el hombre del maletín, que a nombre del Fiscal presiona a sus subalternos. “Los asambleístas, con su inmunidad, están haciendo aseveraciones falsas contra un hombre honesto, que debe oír estas atrocidades y no puede demandar a los calumniadores”, dijo su abogado Dimitri Durán, quien fue fiscal adjunto del Guayas hasta 2006.
Una de las pocas ocasiones en que Solórzano fue visto públicamente con el fiscal Pesántez se registró en un video el 2009. Pesántez aparece en una entrevista en el programa Cero Tolerancia de Ecuavisa. A un costado está Solórzano, quien lo observa.
Blacio renuncia
El sábado 25 de septiembre del 2009, Bosco Solórzano concretó la cita con Blacio. “En esa reunión me propuso que los dos fiscales debían archivar el caso Alicorp. Que yo tendría problemas si actuaba en derecho”, reveló Blacio, quien dijo haberse negado a las propuestas. Luego -agregó- Solórzano hizo una llamada y le pasó el celular. “No pensé que era cierto pero era Pesántez, quien me dijo: ‘Sí doctora Blacio, qué está pasando ahí, está mi amigo porque no lo recibió anoche, usted está cansada’.
En diciembre, Blacio renunció al cargo, pero no reveló las supuestas presiones de Solórzano.
El fiscal Pesántez negó enfáticamente que haya presionado a su ex subalterna. Dijo que habló con ella para decirle que revise su actuación. Estaba preocupado por la denuncia que le había presentado el Embajador de Perú. Él decía que la Fiscalía aceptó una demanda contra Alicorp, por el delito de propiedad intelectual, que no podía ser tratada por el área penal. Entonces, Pesántez le pidió a Blacio que analizara con atención el expediente. Finalmente, la Corte de El Oro archivó la denuncia.
Las semanas siguientes, a mediados de enero, el Fiscal se vio envuelto en el escándalo desatado tras el accidente en que murió Natalia Emme, en que estuvo implicada su esposa Aliz Borja.
Bosco Solórzano también es un abogado de confianza de los familiares de Borja. El 29 de enero recibió un vehículo jeep Porsche Cayenne, como apoderado del médico José Francisco Borja, primo de la cónyuge del Fiscal. El vehículo fue adquirido por Borja al Banco Bolivariano en USD 20 000. Un año antes, el Consep entregó ese auto –incautado en un operativo antidrogas- en comodato a la Fiscalía, donde fue utilizado para transportar a Washington Pesántez.
El 5 de febrero, Solórzano fue visto por última vez en un acto público de la Fiscalía. Fue durante la inauguración del edificio de la Fiscalía en Huaquillas. Hace dos semanas fue llamado a la Comisión de Fiscalización, pero no acudió por cuanto no es funcionario público.