‘La sociedad que tiende a atacar y reprimir es una sociedad aterrada’

‘La sociedad que tiende a atacar y reprimir es una sociedad aterrada’, dice Nelsa Curbelo. Foto: Archivo / EL COMERCIO

‘La sociedad que tiende a atacar y reprimir es una sociedad aterrada’, dice Nelsa Curbelo. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Nelsa Curbelo sostiene que un Gobierno represivo demuestra que tiene  miedo. Señala que en el país  se  está moldeando una sociedad autoritaria.

Curbelo fue candidata al premio Nobel de la Paz en el  2005. Directora   de Ser Paz,   organización   no gubernamental    en proyecto   para
 una cultura de paz. Nació en Uruguay,    nacionalizada ecuatoriana. Catedrática universitaria. Primera doctora honoris causa por la Universitat Ramon Llull.

Manejar a exceso de velocidad se sanciona con la cárcel, ¿eso es adecuado o no?

Lo que no es adecuado es manejar a exceso de velocidad. Me parece un problema serio el tema del tránsito. Penalizar la falta ha originado una discusión más o menos profunda y también temor. Creo que sí hay que aplicar medidas drásticas, pero no son correctas las que están aplicando.

¿Sería necesario educar antes que penalizar?

Hace rato que se está educando y nadie aprende. Primero habría que saber quiénes son los que producen más accidentes, me parece que son los choferes profesionales. Por lo tanto, o está mal la formación, o han obtenido sus licencias de manera no correcta.

¿Qué es lo recomendable?

Dos cosas podrían ser efectivas: con las multas que se cobran por qué no se hace un fondo común para becas de hijos de personas que han muerto en accidentes, en lugar de que vaya a las arcas del Estado. En vez de ponerlos presos los llevaría a un hospital donde llegan los heridos de accidentes.

¿A los infractores?

Sí, para que vean cuando llega una persona sin brazos, toda quebrada. Ahí lo pondría tres días a limpiar el suelo y pasar las inyecciones. A ver cómo le va.

¿La penalización no es la solución entonces?

Es una penalización, pero de otro estilo. Es un cierto tomar conciencia de lo que hago porque una vida que se trunca en un accidente no se repone. El problema es ¿usted maneja responsablemente y tiene cuidado con las vidas que le son confiadas o no?

¿La penalización muestra que el Estado tiene una responsabilidad compartida en los accidentes de tránsito?

El Estado no puede ser responsable de que yo maneje mal. Si soy conductor tengo que ser responsable, y el Estado no puede dar licencias al que no está preparado.

¿En otros países existe prisión por exceso de velocidad?

No lo sé. Una medida represiva es la cosa más fácil, es la primera opción, la que no requiere mucho pensamiento creativo. Además, muestra una sociedad que está acostumbrándose a que la lleven al golpe. La enderecen a punto de represiones y multas. Eso creo que no está bien, pero de que hay que tomar medidas represivas, sí creo. ¿Cuál medida? Debe ser una medida que suponga toma de conciencia o reparación.

¿Se está moldeando una sociedad sumisa?

Se está moldeando una sociedad autoritaria, más que sumisa. Un sistema de poder autoritario.

¿Por qué?

Porque quien es autoritario tiende a reprimir, no a dialogar ni a consensuar. En varias cosas de la sociedad eso es clarísimo. Se penaliza, se mete preso, se impide, todo el que protesta es un futuro delincuente, no se escucha. Además la ciudadanía reclama eso...

¿Reclama la represión?

Es como en la educación, insistimos que a los chicos no hay que golpearlos, hay que enseñarles, y por otro lado a nivel de ciudadanía nos están educando a golpes.

Al peatón que cause un accidente también se lo penaliza, ¿no hay conciencia?

Es mutuo. No solo que no hay conciencia, sino que no tenemos espacios. ¿Qué espacios tengo para atravesar las calles?

¿Las ciudades tampoco ayudan para que la ciudadanía esté educada?

Es una ciudad pensada para vehículos y para vehículos que van rápido, pero y qué hacemos los peatones, por dónde pasamos.

¿Por qué se da la contradicción entre lo que enseñamos lo y que pedimos?

Porque tenemos miedo.

¿Miedo a qué?

A todo. Mientras más miedo tiene, más represivo es alguien. Las sociedades aterradas son las más violentas. Nosotros tenemos miedo a los sicarios, ladrones, por lo tanto vamos a ser una ciudad cada vez más violenta. La ciudadanía responde con violencia.

¿El miedo qué hace?

Le hace encerrarse. Estamos encantados con los parques regenerados porque están bien enrejados. Después en su casa pone rejas. El Malecón del Salado es un espectáculo de la ciudad y si usted mira al frente las casas tienen paredes altas y no se ve nada adentro. Personalmente creo que para tener una casa más segura no tiene que tener rejas ni paredes.

Pero la gente cree que así se protege de los ladrones.

La seguridad está en que vean al ladrón, no en que no lo vean. En los países que han tenido dictaduras muy grandes, con gente muy amenazada de muerte, las casas eran con paredes de vidrio. Eso pasó en El Salvador y Guatemala. Acá tendemos a encerrarnos y nadie sabe lo que está dentro. La sociedad que tiende a atacar y reprimir es una sociedad aterrada.

¿Entonces la ecuatoriana es una sociedad aterrada?

Está llena de miedo. Y por lo tanto no sale de noche. Lo que tengo que buscar es cómo construyo convivencia, dentro de lo cual está la seguridad.

¿Estamos trabajando para una convivencia ciudadana?

No, porque estamos tan obsesionados con el tema de la seguridad, que es real. El narcotráfico es un tema gravísimo, pero tiene que ser visto en el conjunto de cosas que lo sustentan. Por ejemplo, una ciudad habitada por la noche es más segura. Hay un negocio en la 9 de Octubre que regala café a los taxistas las 24 horas, van a tomar café y compran, además es una esquina sin inseguridad.

¿El ciudadano tiene el poder para lograr que se hagan ciudades más amigables?

El poder del ciudadano es en conjunto. Creo que Guayaquil se está haciendo más amigable por los parques, pero le falta mucho para que sea amigable. Me gusta lo de Lerner, alcalde de Curitiba (Brasil), que propone la acupuntura social: las cosas que funcionan bien en ciertos espacios hay que trasladarlas. Nosotros hicimos el fútbol callejero de noche y resulta que ahí no entran sicarios.

¿De quién es la iniciativa?

Debe ser tomada institucionalmente. Las iniciativas ciudadanas son excelentes y muestran caminos pero tienen la proyección de quien no tiene ni recursos ni poder. Para las fiestas de julio, en el barrio donde yo vivo este año pusieron hasta un graderío, escenario, cantantes, todo el mundo bailó en la calle, la Policía cuidó y duró hasta las 02:00. Cuando terminó se recogió todo, sacaron la banderola y estaba todo ordenado.

Hay otras medidas que meten preso por no afiliar a la empleada, por no hacer el reporte a tiempo al SRI, ¿eso cómo contribuye al temor?

Afiliar a los trabajadores hace rato que debió haberse hecho.

¿No se tomó conciencia?

Por un lado nos cuesta respetar leyes y no le creemos a nadie. Basta que esté la ley para que la creatividad vaya a ¿cómo puedo trasgredir?, no a ¿cómo puedo cumplir?

Venden unos antirradares…

Pensamos la ley al revés: qué no puedo hacer. Y la ley en realidad es qué puedo hacer pero no la respetamos. Y hay un problema mayor con la Justicia a la que no respetamos. No le creemos a los jueces y no nos van a cambiar porque los hayan puesto nuevos.

Pero el discurso de este Gobierno es que se está revolucionado la Justicia.

Está bastante revolucionada pero no para bien.

¿Eso solo se ha quedado en un discurso?

Una cosa es el discurso del Gobierno y otra es el sentir en la calle. Cuando usted tiene un juicio ¿qué es lo que piensa la ciudadanía, en este Gobierno y en los anteriores?, ¿cuánto tengo que pagar? Si lo llevan a un juicio no dice ‘¡qué bien, me van a hacer justicia!’, dice ‘¡qué mal, no tengo dinero y me van a meter preso!’ Eso no está cambiado, está empeorado.

¿Las leyes represivas están llevando a la sociedad a que demande autoritarismo?

Claro. Es mucho más complicado hacer las cosas por sí mismo, es mucho más fácil que alguien se las dé haciendo.

No asumo la parte que corresponde como ciudadano.

Una de las causas más grandes de violencia es la sumisión a la autoridad. No solamente es la pobreza y la inequidad. La sumisión, que no es lo mismo que la obediencia, a la autoridad es una causa enorme de violencia. Acá lo que se está pidiendo es obedecer: usted no puede ir a más de esta velocidad, si no va preso.

¿Y cómo es la sumisión?

Usted hace porque yo digo. Esa sumisión al poder del que manda es la que genera violencia impresionante. Porque yo hago cualquier cosa y la responsabilidad la tiene el que me mandó, no yo. Por eso me parece complicado que se penalicen las protestas, porque entonces no puedo decir nada. Este Gobierno, cuya primera manifestación fue la protesta de los forajidos. Y de la propuesta vino el movimiento y el Presidente que tenemos. Si el Gobierno actual penaliza la protesta, está yéndose contra su propia identidad. La protesta no hay que penalizarla, hay que oírla y canalizarla.

¿Y por qué el Gobierno ha tenido ese cambio?

Eso hay que preguntarle al Gobierno, pero me parece que es negar su propia esencia. El Gobierno tiene miedo a todo aquello que lo cuestiona. Sean los indígenas con lo del agua, el que le hace la veeduría y no le gustó el resultado, el de más allá que le hace una investigación que tampoco le gusta. Todo esto muestra un Gobierno lleno de miedo, solo el que tiene miedo no oye.

¿Qué sugiere?

Deberían fijarse en los grandes líderes políticos, un Nelson Mandela que tuvo que hacer frente a una sociedad al borde de una guerra civil. La capacidad de escucha de Mandela unió a Sudáfrica.

¿El miedo del Gobierno lo lleva a la intolerancia?

Diría el miedo de personas que están en el Gobierno. ¿Por qué hay tanto miedo? Eso no es una reacción de fuertes, es una reacción de débiles. Veamos quiénes han utilizado la represión a gran escala y no son justamente los democráticos. Los democráticos en momento de crisis han sabido parar, escuchar, esperar y actuar.

¿La represión es debilidad?

Una persona, país o pueblo que tiene la suficiente autoridad real, moral no necesita reprimir.

¿Qué debe hacer este Gobierno en lugar de reprimir?

Yo no estoy en el Gobierno. Eso hay que preguntarle a nuestro querido Presidente.

La sociedad, ¿cómo debe actuar ante esa represión?

Lo que pasa es que los políticos son educadores. ¿En qué espejo nos vemos?

En los líderes…

Sí, y en las noticias que además filtran. ¿Qué sacan? Lo más escandaloso. ¿Cómo quieres darle la vuelta? Todo el tiempo señalando lo negativo, no puede ser.

¿Los medios mostramos una sociedad violenta?

Nada más. Ahora quien solo dice cosas buenas son las cadenas. Tampoco señalan lo que no funciona. La información está filtrada por aquel que informa de un lado o el otro. La vida no solo es negro o blanco, tiene colores.

Actualmente se debate el Código de Procedimiento Penal y se cuestiona al Gobierno de ser prodelincuencial, ¿es así?

Lo que sucede con las víctimas de la delincuencia es una tarea pendiente en este país. Por ejemplo, en la justicia indígena no es solamente que le dan ortigazos y baños de agua fría; sino que es el rechazo de la comunidad. El problema acá es cómo restituimos y reparamos un tejido social que cada vez está más asustado, en vez de conversar con alguien que te pregunta dónde está tal calle, tú estas pensando ‘¿qué me va a dar? para dormirme y robarme’.

¿Y cómo se repara el tejido social, de qué depende?

De todo, a lo que voy es que hay que prevenir, evitar que los delitos se den. Cuando se dan hay que reprimir. Y después hay que reparar, no basta con que metan preso al que cometió el delito. Por eso la gente te dice ‘a mí no me basta que lo metan preso, porque eso no me devuelve a mi hijo’ , y es verdad. ¿Cómo restituyes los tejidos? Eso también es una tarea.

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