El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Domingo Paredes, ha transmutado por siete vidas como si fuera un felino. Fue un niño que vivió en varias ciudades y un adolescente bohemio e incorregible. Fue un comunista que debió ganarse la vida como vendedor y cobrador de deudas. También, un académico reconocido en cinco universidades quiteñas. Sus últimas tres vidas dan cuenta de su paso por el oficialismo. El manejo de las políticas antidrogas y su gestión en la Senagua fueron un trampolín para que ahora presida el CNE. El 18 de octubre se iniciará el período electoral y Paredes, como la cabeza de este proceso, se convertirá en el hombre más poderoso del país. Su séptima vida lo tiene en el centro de la crítica nacional.
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Su infancia y el comunismo
Frente al malecón sobre el río Guayas corrieron los primeros años de vida de Domingo Paredes. Desde niño se escapaba de la pensión donde vivía, en la avenida Nueve de Octubre y Pichincha, para ver las aguas correr. Nació en 1951 en Guayaquil; es el mayor de cuatro hermanos. Su madre era ama de casa y su padre, médico, quien vivió en varias ciudades. Por eso, en su niñez, el ‘Mingo’ Paredes, como lo llaman sus amigos, vivió en un ingenio azucarero y también en pueblos de la Sierra. Esa permanente mudanza, explican sus allegados, lo convirtieron en un ser nómada.
Tuvo una juventud vertiginosa. A los 13 años ingresó al colegio Aguirre Abad, donde conoció a Gabriel Pin Cobo, ex miembro del Partido Socialista. A esa edad tuvo su primera novia y aprendió a fumar tabaco. Pin lo recuerda como un “conquistador nato”.
Ambos se fugaban del colegio para hablar de literatura y empeñaban sus álgebras para jugar a “la billa”. “Éramos unos desmañados sociales”, recuerda Pin y para corregirlos, a los 16 años, sus padres los enviaron al Colegio Militar Eloy Alfaro en Quito. Paredes estudió ahí dos años. Pero se graduó en el Vicente Rocafuerte a los 19.
A esa edad empezó su pasión por la política en el Partido Comunista, donde militó. Al mismo tiempo inició sus estudios en Economía y Sociología en la Universidad Estatal de Guayaquil. A los 21 años fue padre…
De su vida sentimental, prefiere hablar poco. Se limita a contar que tiene dos matrimonios. Con su primera esposa tuvo cinco hijos, ahora todos profesionales.
Como jefe de familia sentó cabeza y empezó a trabajar como vendedor de libros y cobrador de la BMW. Estas actividades no lo alejaron de la política. René Maugé, fundador del Partido Comunista y actual asesor de Paredes en el CNE, lo recuerda como un joven idealista que contribuyó a la formación ideológica de cuadros. Paredes lo acompañó en la campaña presidencial de 1978, como chofer y guardaespaldas.
Por un trabajo en la Flacso, ‘Mingo’ regresó a la capital, donde desarrolló su actividad académica. Fue profesor de las universidades Central, Espe, San Francisco, Esmil y en la Academia de Guerra, donde dio clases a Lucio Gutiérrez. En los 90, cuando había caído el Muro de Berlín, dejó el comunismo e inició su faceta ecológica en Fundación Natura.
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Su acercamiento a Correa
Paredes no formó parte de las bases que vieron nacer a Alianza País. Pero, confiesa que vio en Correa “un liderazgo distinto, frente a un país en quiebra”. Por eso le dio su voto. Fueron las viejas amistades en el Partido Comunista, las que lo acercaron al Gobierno.
Xavier Garaicoa, su amigo de juventud cuando militó en el FADI, lo conectó con el oficialismo. Garaicoa fue designado procurador por decisión de Correa en el 2007. El funcionario, a su vez, propuso el nombre de Paredes para ocupar la Presidencia del Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep). Fue en abril del 2007, un año después Garaicoa dejó el cargo. El nuevo procurador, Diego García, ratificó a Paredes.
El Consep le permitió relacionarse con algunos colaboradores del Régimen y, por sus ojos azules, sus subalternos lo bautizaron como el ‘Gato’ . Dos ex ministros de Estado comentaron que desde esa función cristalizó vínculos con Ricardo Patiño, Vinicio Alvarado y Fander Falconí. Con este último la relación fue más estrecha por su amistad con Dania Quirola, segunda esposa de Paredes, quien trabajó en Senplades. El ‘Gato’ Paredes estuvo tres años al frente del organismo, período en el cual enfrentó 30 juicios por supuesta mala administración de los bienes incautados.
El legislador de la ID, Andrés Páez, cuestiona su gestión por haber subido los sueldos de los empleados de este organismo en rangos similares a los de la Función Judicial. También es cuestionado por haber nombrado a una funcionaria que tenía un título falso de Doctora en Antropología por la Universidad Central.
Él nombró a Mónica V. como especialista uno, para coordinar las Relaciones Públicas del Consep. Y, a pesar de que los empleados fueron contundentes en sus quejas, a cuyos documentos tuvo acceso este Diario, Paredes no denunció este delito de posible dolo. Solo bajó a la funcionaria de categoría. Él dice que no conoció del título falsificado y que fue responsabilidad de Recursos Humanos.
A inicios del 2010, Correa ya identificaba a Paredes. Por eso le ofreció ejercer como nuevo Secretario Nacional del Agua, cuando la tensión entre el Gobierno y los indígenas hizo naufragar la gestión de su antecesor, Jorge Jurado, en pleno debate del estancado Proyecto de Ley de Aguas.
A pesar de que Paredes vio este cargo como un reto, hay pocas cosas que contar en esta, su sexta vida. Humberto Cholango y Lourdes Tibán hablan de ese fracaso. “Solo se evidenció su obsecuencia al Régimen”, comenta Cholango para quien el paso por la Senagua solo afianzó la confianza de Correa en Paredes. Antes de dejar su cargo, en julio del 2011, él entregó la competencia del manejo del agua al Gobierno de Los Ríos cuyo titular es Marco Troya, director provincial de A. País.
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El salvavidas del Régimen
En agosto del 2011, el nombre de Paredes ya sonaba en los pasillos del Consejo de Participación Ciudadana, encargado de coordinar el concurso para escoger a los cinco vocales del CNE. En ese mes, consejeros de minoría y políticos de oposición, señalaban que él iba a ser uno de los ganadores.
Fuentes consultadas que pidieron la reserva contaron que el Gobierno auspiciaba a sus cuadros dentro de los concursos públicos.
Paredes lo niega y asegura que se preparó para ser uno de los ganadores. René Maugé y el funcionario electoral, Gandhi Burbano, lo asesoraron durante el concurso. Ambos están en el CNE.
En el 2011, Paredes declaraba sus bienes por USD 10 060, cuando un año antes su patrimonio era de USD 113 748. La diferencia -explica- se debe a que perdió un litigio legal por su divorcio.
Un ex vocal electoral cuenta que Paredes no era el hombre destinado a presidir el CNE. El candidato del oficialismo era Armando Cazar, por varios años vocal del entonces TSE.
Cuando se confirmó su postulación al concurso, Cazar era secretario general de la Vicepresidencia. Pero, sin explicaciones, él abandonó ese proceso el 27 de agosto del 2011. Las razones no están claras, solo hay una pista.
En julio pasado, Lenín Moreno denunció un escándalo de corrupción en su círculo de colaboradores. Uno de los empleados habría recibido USD 60 000 por parte de la empresa Wotrace para evitar el cobro de una multa de casi USD 100 000, por supuesto incumplimiento de un contrato. Ese convenio se suscribió en julio del 2011, durante el inicio del concurso del Consejo Electoral.
Tras la denuncia de Moreno, Cazar salió de la Vicepresidencia “por delicadeza”, pues el principal acusado de esta estafa era una persona de su confianza.
El concurso del CNE fue uno de los más criticados, pues la Comisión Calificadora rechazó todas las impugnaciones en contra de los finalistas. Paredes recibió solo una por su paso por el Consep.
Así, asumió la Presidencia de un organismo que lo ha colocado en el centro de las críticas, por el escándalo de las firmas falsas. Paredes dice que luego del CNE se retirará de la vida pública. ¿Este será el último escalón de su trayectoria?, en su séptima vida…
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