El canciller Ricardo Patiño insiste en que las relaciones con Estados Unidos “continúan igual, con la única diferencia de que no tienen embajadores”. Sin embargo, políticos y diplomáticos consideran que la forma en la que el Gobierno manejó el ‘impasse’ con ese país, a propósito del cable filtrado por Wikileaks, fue precipitada y afectó los intereses del Ecuador.
El lunes, diario El País publicó un cable donde supuestamente la embajadora Heather Hodges denunció, en el 2009, corrupción en la Policía Nacional, comandada por el general Jaime Hurtado. Y que el presidente Rafael Correa estaba al tanto de esa situación.
En reacción, la Cancillería ecuatoriana, no satisfecha con las explicaciones que pidió a Hodges, resolvió declararla persona no grata y pedirle que saliera del país lo más pronto posible.
Dos ex embajadores de carrera, un ex ministro y un general del Ejército coinciden que en que la crisis diplomática no hubiera llegado a las actuales dimensiones si se hubiese actuado con cautela.
Para estos personajes, cuatro fueron los errores que cometió el Régimen. Ellos comentan que el cable de Wikileaks no es una información oficial; que el canciller Patiño no agotó otras instancias diplomáticas en lugar de pedir la salida de Hodges. También concluyen que el presidente Correa tuvo un protagonismo innecesarios y que no se siguió otros ejemplos en el mundo.
¿Cuál es el peso diplomático de un cable filtrado?
El pedido de salida de la embajadora de EE.UU., Heater Hodges, se dio por las supuestas afirmaciones que hiciera en el 2009, en el sentido de que el presidente Rafael Correa nombró al comandante de Policía, Jaime Hurtado, sabiendo que había cometido actos de corrupción.
Inmediatamente la Cancillería llamó a Arturo Valenzuela, subsecretario de Estado para asuntos occidentales. Y pidió a Hodges explicaciones que según el ministro Ricardo Patiño no fueron satisfactorias.
Pero ¿qué tan confiable es la información de estos cables? El embajador Marcelo Fernández de Córdoba recuerda que el Gobierno de los EE.UU. ha dicho que el contenido de los cables filtrados por Wikileaks no refleja la posición oficial de la Casa Blanca. Y que, en todo caso, es solo una versión de las embajadas. Así, el asambleísta Paco Moncayo cree que Quito no debió darle tanta importancia al cable.
Además reflexiona sobre la privacidad del mensaje. “Si este discurso fuese público sería otra la situación”, por ello afirma que el Gobierno debía analizar mejor el origen de la información.
La diplomacia no recurrió a estrategias más sutiles
La crisis bilateral podía haberse solucionado si el canciller Ricardo Patiño hubiese actuado con más cautela. Así lo sostienen Mauricio Gándara, Abelardo Posso, Marcelo Fernández de Córdoba y Paco Moncayo.
Sostienen que la inexperiencia de Patiño en diplomacia le está pasando factura al país. “Una vez más se ha evidenciado un manejo inadecuado de las relaciones internacionales”, dice Gándara.
Esto porque el momento en que el Gobierno supo del supuesto contenido del cable se podían tomar acciones entre la Cancillería y el Departamento de Estado, planteando una investigación (que toma varios días) para confirmar esas aseveraciones.
Cita el ejemplo mexicano, donde el Embajador de EE.UU. por un Wikileak puso la renuncia. El presidente Barack Obama la aceptó y no hubo crisis con México. Según el embajador Posso, la decisión de expulsar a Hodges reflejó una actuación violenta, sin analizar las repercusiones.
Posso recomienda que antes de tomar este tipo de decisiones se recurra con rapidez a la opinión de los expertos para no evidenciar el desconocimiento en los códigos diplomáticos.
El Canciller dejó que el caso terminara en Carondelet
A las 10:30 del martes, el canciller Ricardo Patiño aseguró que el pedido de salida para la embajadora Hodges se dio debido a sus explicaciones poco satisfactorias. A juicio del Canciller, el reporte de la funcionaria atentaba contra la honra del Primer Mandatario.
Hasta allí, el caso, según el Palacio de Najas, era un asunto personal contra Hodges y no contra EE.UU. Horas después, el Jefe de Estado, a más de ratificar la salida de la diplomática, afirmó que siempre sospechó de ella, denunciando la infiltración de la Embajada en la Policía y FF.AA.
Para Mauricio Gándara, en las relaciones diplomáticas debe haber niveles de actuación; en este caso, solo debió actuar Cancillería. “Mientras en EE.UU. las declaraciones fueron dadas por el Secretario de Estado, en Ecuador intervino Correa y así se agotaron todas las instancias”. Por otro lado critica que el presidente Correa sea “ministro de todos los ministerios”.
El asambleísta Paco Moncayo asegura que el Primer Mandatario “no supo ocupar su lugar”.
Mandatarios de otros países actuaron con mayor cautela
Los gobiernos de los países más grandes del mundo decidieron restar importancia al contenido de los Wikileaks, sin pronunciarse sobre estos documentos. Por su parte, el Gobierno de EE.UU. ordenó a sus embajadores no referirse ni dar declaraciones sobre los cables filtrados.
Políticos como Silvio Berlusconi (Italia), Cristina Fernández (Argentina), Fernando Lugo (Paraguay), entre otros, se han visto salpicados por el contenido de estos cables, incluso con acusaciones de tipo personal.
Según Fernández de Córdoba, estos mandatarios han dejado de lado el supuesto contenido de los documentos y han privilegiado las buenas relaciones bilaterales.
“Ecuador es el único país del mundo que ha reaccionado de una manera ilógica”. Además, el tildar a Heather Hodges de derechista, dice, fue otro desacierto del Primer Mandatario.
Por eso Moncayo critica que “infelizmente el Presidente tiende, como norma de conducta, a dejar que su entusiasmo invada sus actos y sus palabras se transformen en excesos. Eso perjudica”.