Fernando Carbajo, jefe de la Unidad Audiovisual del Parlamento Europeo
¿Por qué está aquí?
Su experiencia. Fernando Carbajo dirige la Unidad Audiovisual del Parlamento Europeo. Entrevista realizada en Estrasburgo (Francia) .
Su punto de vista. El periodismo institucional no confronta con los medios, respeta el pluralismo.
¿Cuál es el papel de quienes hacen periodismo oficial; es decir quienes difunden la voz de un gobierno?
No me gusta hablar de periodismo oficial: es un término de connotaciones negativas. Desde el Parlamento Europeo hacemos periodismo institucional.
¿Cuál es la diferencia?
Este Parlamento representa a más de 100 partidos políticos de 27 países y debemos difundir lo que aquí ha pasado por un proceso de debate político y luego se lo ha adoptado por una resolución. Solo allí se convertirá en la posición oficial del Parlamento.
¿La voz oficial del Parlamento Europeo es la voz del grupo político que tiene la mayor fuerza. Es decir, ahora la democracia cristiana y los partidos populares?
Esta institución funciona por consensos a pesar de que pueda existir un grupo hegemónico.
Dentro de esa lógica, ¿qué papel tiene el periodismo institucional?
Nuestro trabajo está muy bien percibido por los medios de comunicación, y eso nos da más credibilidad porque somos los portavoces que hablamos en nombre del consenso.
¿Ustedes, como periodistas institucionales, deben esquivar presiones de grupos políticos dominantes?
Es un trabajo de mucho respeto. Nuestro papel está delimitado por muchas líneas rojas que no debemos atravesar.
¿Es fácil traspasar esas líneas rojas ?
Claro, esa línea roja está marcada por si lo que estás haciendo no toma en cuenta la diversidad política. Hay más diputados alemanes que malteses, pero cuando estamos trabajando a nombre del Parlamento debemos dar el mismo trato al ponente de Malta que al de Alemania.
¿Eso es periodismo ético?
Creo que sí. Aquí entra un factor profesional: ubicar las líneas rojas, el respeto, tomar en cuenta si somos objeto de la manipulación y guiarnos por los consensos. Es una tarea compleja en temas tan sensibles como la inmigración o el futuro de la energía nuclear, donde las posiciones contrarias abundan. Hay que ser muy prudentes pero sin dejar de hacer un periodismo riguroso.
¿Cuál es el nivel de interacción que ustedes tienen con los medios de comunicación privados o independientes?
Es muy estrecho. Nuestro trabajo de información de lo que hace el Parlamento tiene un efecto multiplicador a través de los medios de comunicación.
¿Son esos medios los que deben poner el contenido editorial a la información que ustedes proporcionan?
Efectivamente, esa es otra de las líneas rojas. Nosotros damos contenido, alimento de lo que pasa en el Parlamento Europeo y es el periodista de los medios el que tiene que hacer su análisis, ir a las fuentes y explotar esta especie de resumen institucional. Es el trabajo del periodista que nadie puede reemplazar.
Sentirán muchas veces que el reporte de un medio no se apega a la versión institucional que ustedes proporcionan. ¿Qué pasa ahí?
Si algo caracteriza a Europa es su diversidad: 27 países, 500 millones de habitantes. Es lógico que por esta realidad haya unas 10 visiones distintas de lo que el Parlamento puede estar discutiendo. Incluso pueden ser versiones erróneas o muy críticas. Nosotros tratamos de salir en defensa de lo que es la información institucional y objetivar mas no criticar determinado punto de vista político sobre un tema.
¿Su respuesta ante esos escenarios es más periodismo institucional?
Claro. Tenemos que insistir en cuáles son los hechos, poniendo distancia de la opinión política de grupos que incluso cuestionan la misma idea de la integración europea.
¿Han llegado a confrontar con los medios?
No. La idea es precisar temas, no de corregir al periodista o al medio. En esa tarea de rectificación unas veces hay éxito.
¿Si el medio no acoge esas precisiones?
Nada, hay que aceptarlo.
¿Qué pasa si el periodismo institucional irrespeta el trabajo de un medio?
Cada uno tiene su función. El periodismo institucional tiene mucho de pedagógico y sobre ese objetivo tiene mucho que hacer. Esa para mí es la diferencia del periodismo oficial.
¿Y el papel del periodismo institucional frente al ciudadano europeo?
Hasta hace unos años, el mayor riesgo que teníamos como periodismo institucional era caer en la indiferencia y eso ha cambiado. Ahora, entre el 70 u 80% de la legislación europea toca al ciudadano en diversos temas. Desde cambio en los usos horarios, hasta las etiquetas de los zumos que desayunamos, pasando por temas de energía nuclear.