El entusiasmo que el canciller Ricardo Patiño puso en la cumbre de la Unasur, la tarde del jueves, no se tradujo en resultados positivos.
Colombia y Venezuela no pudieron superar las diferencias que mantienen sus gobiernos . La prensa sudamericana reflejó, en sus principales titulares, el sinsabor que dejaron cinco horas de deliberaciones en Quito sin mayores avances reales.Según las primeras reacciones del Gobierno de Bogotá, fue la delegación de Venezuela la que torpedeó el acuerdo final que, por consenso, estuvo por producirse. Según palabras del canciller Jaime Bermúdez, su par venezolano Nicolás Maduro se opuso a última hora a que Unasur encontrara mecanismos eficaces para prevenir que grupos armados irregulares estén en el norte de la región.
Con la negativa de Caracas, el plan de acercamiento terminó sin una respuesta. El jueves, a las 20:30, el canciller Patiño lo había anticipado tras llamar a una rueda de prensa antes de que la reunión concluyera. Ante esos micrófonos, reconoció la necesidad de una reunión de jefes de Estado para hacer un nuevo intento.
Aunque Colombia y Venezuela son los principales protagonistas de esta crisis, la Diplomacia ecuatoriana terminó afectada por la falta de resultados de la cumbre.
Hay tres razones que sustentan este argumento. La primera tiene que ver con la determinación que Ecuador puso para que Unasur fuera la mediadora de esta crisis, por encima de la OEA.
El 22 de julio Venezuela rompió relaciones con Colombia y expulsó de su territorio a sus delegados diplomáticos. Esto luego de que Bogotá denunciara, ante el Consejo Permanente de la OEA, la supuesta tolerancia del Gobierno de Caracas a los grupos armados de las FARC y del ELN.
Pero la víspera del incidente, el ex embajador ecuatoriano ante la OEA y ex presidente del Consejo Permanente, Francisco Proaño, rechazó las presiones de Patiño para que dilatara la sesión que Bogotá había solicitado.
El Canciller ecuatoriano, no obstante, frenó las críticas internacionales, explicando que su interés era evitar lo que ocurrió: la ruptura de las relaciones.
Debido a que Patiño criticó el papel que cumplió el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, convocó, por pedido de Venezuela, a la cita de Unasur.
A esta reunión ni siquiera acudió su secretario general, el argentino Néstor Kirchner.
Patiño no logró desenredar lo que, a su juicio, ocasionó la OEA y Unasur todavía no demuestra que puede reemplazar a la OEA en asuntos que interesan a los países de este lado del continente.
El segundo punto tiene que ver con la importancia que tenía para el Gobierno la fallida reunión de Quito. Ecuador dejará este 10 de agosto la Presidencia Pro Témpore, con lo cual su capacidad de gestión y liderazgo en la convocatoria de este tipo de encuentros se desplazará hacia Guyana.
Ecuador, en teoría, volverá a dirigir este organismo después de 12 años.
El tercer elemento se refiere a la dificultad del canciller Patiño para acercar las agendas políticas de Colombia y Venezuela.
Ecuador ha lamentado la reciente ruptura con Venezuela por lo que interpuso, tras el escándalo que Proaño destapó en la OEA, los buenos oficios de Unasur.
Sin embargo, lo hizo a nombre de Ecuador, un país que aún no ha logrado restablecer por completo sus relaciones con Colombia.
Patiño tampoco midió bien los tiempos políticos de esta crisis. Bogotá está a días de cambiar de Gobierno y Juan Manuel Santos, el nuevo presidente, se ha mostrado, al menos en público, más conciliador que Álvaro Uribe.
No queda claro por qué Patiño buscó que Venezuela negocie con el gobierno de Uribe, cuando la propia Diplomacia ecuatoriana ha dicho que retomará los diálogos con Bogotá una vez que comience el nuevo Gobierno.
Reacciones en Buenos Aires
El canciller argentino, Héctor Timerman, afirmó ayer que no está ilusionado ni desencantado con el encuentro de cancilleres de la Unasur, celebrado en Quito el jueves pasado.
“Solo fueron tres horas”, dijo en un encuentro con la prensa extranjera, a su regreso a Buenos Aires.
Aunque no profundizó sobre lo que ocurrió en Quito, sostuvo que “no fue con ningún tipo de expectativa. La frustración (porque no se logró un acuerdo entre Colombia y Venezuela) corre por cuenta suya”, dijo en referencia a la prensa.
Lo que importaba para el Canciller era hallar un camino de paz. “Se lo encontró en forma de diálogo. Para poder opinar hay que primero escuchar. No sabía qué iba a hacer en la cumbre de Quito si no escuchaba lo que tenían que decirse los gobiernos de Colombia y de Venezuela”.
El funcionario argentino añadió que el camino está abierto para que la Secretaría General de Unasur vaya a Colombia y a Venezuela para resolver la ruptura de las relaciones bilaterales. “No hay ilusión ni desilusión”.
De otro lado, el diario The Washington Post dedicó un editorial a la crisis colombo-venezolana. “Uribe (…) está profundamente frustrado con el continuo respaldo que Venezuela otorga a las FARC y por el fracaso de la comunidad internacional para hacer que Chávez asuma su responsabilidad…”.
La crítica de este medio, por los pocos resultados que han dado las gestiones internacionales, no solo se circunscribe al papel de la Unasur. “La administración del presidente Barack Obama se ha caracterizado por su ‘tibieza’ frente a Chávez”.
Para The Washington Post, si bien el Departamento de Estado reconoció que las pruebas presentadas por Colombia son “persuasivas”, en los hechos no hizo más que apoyar un “proceso internacional transparente”.