La hora para la reorganización de los partidos políticos llegó. Luego de 10 años, el Consejo Nacional Electoral (CNE) aprobó un nuevo reglamento de inscripción que les dará vida jurídica.
Sin embargo, una de las tareas más difíciles que establece este documento, de 38 artículos, es que cada tienda política cuente con un padrón de afiliados. Para tal efecto, el numeral ocho determina que cada partido político debe afiliar, por lo menos, al 1.5% de ciudadanos del último registro electoral de carácter nacional.
En junio del 2009, este padrón fue de 10 529 756 ciudadanos. Esto significa que cualquiera de los siete partidos, que actualmente están en el escenario político, (ver breves) deberán tener como base de reinscripción el apoyo de no menos de158 000 afiliados. El plazo para realizar este proceso será hasta seis meses antes de las elecciones generales del 2013.
¿Cuán difícil será cumplir con esta tarea? Hablar de un 1,5% de ecuatorianos empadronados, a simple vista, pareciera no ser una tarea difícil. Sin embargo, la mayoría de las tiendas políticas, en los últimos 30 años, si de algo se descuidaron, fue de tener un registro actualizado de afiliados..
A esta realidad se suman el declive del poder partidista y la falta de apoyo ciudadano a sus tesis. No es un hecho aislado, por lo tanto, que este largo proceso de debilitamiento institucional haya fortalecido la victoria del movimiento gobiernista, Alianza País, cuyo líder, el presidente Rafael Correa, hizo suya la agenda para combatir a la ‘partidocracia’.
Ante este escenario, se pone cuesta arriba la misión que tienen los partidos en crisis para reunir 158 000 adeptos en los próximos tres años.
Dos ejemplos claros: la Izquierda Democrática (ID), según confirmó su presidente Dalton Bacigalupo, no posee una base digital actualizada con los datos de sus simpatizantes. Y la Unión Demócrata Cristiana (UDC), que si bien cuenta con una, esta no ha sido renovada en 12 años. Este partido, que no tiene ni el 1% de respaldo electoral, hace una década decía contar con un padrón superior a los 400 000 afiliados…
En el Prian, la agrupación de Álvaro Noboa, la situación es diferente. Según su dirigente Vicente Taiano, tienen 1 500 000 afiliados, en su registro del 2009. Esta base de datos la maneja Sistelcomp, una empresa de Noboa.
Para Simón Pachano, director del Programa de Estudios Políticos de la Flacso, el ambiente para fortalecer a los partidos sigue siendo hostil: la gente no está satisfecha con su labor. En ese sentido, la publicidad antipartidos que persiste dificultará, a su juicio, la búsqueda de apoyo por parte de las distintas organizaciones para recoger las firmas.
Este proceso, al menos en el plano formal, le compromete al ciudadano que da su rúbrica a ser militante y no formar parte de otra organización similar.
Para la recolección de las firmas, los partidos necesitarán una mínima infraestructura administrativa, con oficinas en cada provincia, totalmente operativas.
Pachano aseguró que la tarea es difícil, pero los partidos no cederán espacio dentro del escenario político. El MPD, por ejemplo, comenzó la tarea con tiempo.
A través de la radio y de publicidad móvil ha iniciado una campaña de afiliación de cuadros. Su presidente, Luis Villacís, cree que su organización podrá reunir unas 200 000 afiliaciones.
Sociedad Patriótica, por su parte, comenzó a enviar el material de registro desde esta semana.
El caso de los movimientos políticos, como Pachakutik y la propia Alianza País, es menos complicado. Sus organizaciones no necesitan de afiliaciones, sino de adscritos o simpatizantes.
En el extinto Tribunal Supremo Electoral nunca hubo seguimiento de las afiliaciones a los partidos. La Ley de Registro de Partidos, que fue actualizada en el 2000, no obligaba a trasparentar el manejo de los padrones.
En este aspecto, el nuevo Reglamento del CNE tampoco prevé cambios radicales. El titular del organismo electoral, Omar Simon, sostuvo que no existe disposición legal que conceda al CNE la atribución de mantener el registro de afiliados de las organizaciones políticas.
Por esto, señaló que no habrá un seguimiento, porque la labor del CNE es verificar que los partidos cumplan con los requisitos que establece el Reglamento. Y en cuanto a las afiliaciones, solo verificar que estas sean verídicas.
Pachano insistió en que uno de los problemas del anterior TSE era que no actualizaba los datos de las afiliaciones de cada partido. De allí que, según lo afirma Simon, el CNE tampoco contará con esa base actualizada.
El artículo 335, del Código de la Democracia, otorga esta facultad, exclusivamente, a las organizaciones políticas.
Además, la Asamblea Constituyente de Montecristi debatió la operatividad que deberán tener los partidos. Sociedad Patriótica, por ejemplo, propuso que las agrupaciones que no alcancen el 5% de apoyo en dos elecciones consecutivas, no debieran reinscribirse. Gilmar Gutiérrez, insiste en que solo así se evitará la “atomización política”.
¿Qué pasaría si los partidos no logran este cometido? Perderían su casillero y, como son organizaciones públicas no estatales sus bienes (como sedes y automóviles, etc.) pasarían al Estado.