El periplo que ha realizado el presidente Rafael Correa durante las últimas semanas no ha sido tranquilo.
El primer incidente que afrontó el Mandatario fue durante la cita de la Alba en Otavalo, a finales de junio. Una protesta, encabezada por los máximos dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), rompió la calma del encuentro.
La Fiscalía inició un proceso penal contra los dirigentes, por los disturbios, bajo la acusación de supuestos actos de terrorismo y sabotaje. En ese proceso, el presidente de la Conaie, Marlon Santi, y otras autoridades del movimiento han declarado y esperan la decisión que tome el agente del Ministerio Público.
Otro momento incómodo ocurrió el domingo último. Según Diario El Universo, los dirigentes de la comunidad de La Cocha, en Cotopaxi, reclamaron y pifiaron al Mandatario por sus declaraciones contra la dirigencia y justicia indígena.
Al día siguiente, durante su viaje por las carreteras que pudieran ser parte del eje Manta-Manaos, en Cotopaxi, Los Ríos y Santo Domingo, también hubo protestas y pedidos.
En Los Ríos, los taxistas ejecutivos pararon sus unidades para exigir una respuesta a su pedido de legalización. Esta fue una promesa de las autoridades del Gobierno que no se concreta.
El incidente más fuerte ocurrió anteanoche en La Concordia (ver nota principal). Correa sostuvo que la visita a esa localidad no tuvo relación con el lanzamiento de una bomba lacrimógena en el recinto ferial.
Ayer, en Montecristi, Correa sostuvo que “40 desadaptados” del Movimiento Popular Democrático causaron los disturbios. “Estos siguen creyendo que la zona es tierra de nadie”. Señalo que solicitará a la Policía un informe ampliado de los hechos.