El obelisco de dos prismas, instalado ayer en memoria del ex presidente León Febres Cordero, continúa con resguardo de policías metropolitanos. Cuatro uniformados rodeaban el monumento esta mañana.
Además, otros 12 uniformados estaban distribuidos alrededor de la zona de La Planchada, en el centro de Guayaquil. La seguridad contrasta con la de ayer: más de 500 metropolitanos en el área.
El obelisco marca una nueva etapa de polémica entre el Cabildo Porteño y el Régimen. En Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) se opuso a la instalación de un busto a Febres Cordero en ese sitio porque supuestamente afecta la visibilidad del barrio patrimonial Las Peñas, ubicado detrás de La Planchada.
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Ayer, cerca de 40 policías nacionales resguardaban la oficina del INPC en Guayaquil, ubicado en Las Peñas. Hoy, la seguridad se redujo a cuatro oficiales. Por segundo día, el director regional del INPC Esteban Delgado no estaba en la casona. El obelisco fue instalado a pesar de que un fallo judicial prohibía la instalación de un busto de iguales dimensiones en la Planchada.
A pesar del fuerte sol que cae en Guayaquil, decenas de simpatizantes llegan de a poco al sitio para tomarse fotografías junto al monumento. Los visitantes debían ubicarse a un costado para que los serios metropolitanos no aparezcan en el retrato.
Jose Luis Carreño, guayaquileño de 78 años, llegó a la Planchada con una camisa blanca. Frente al obelisco se colocó una camiseta con la frase ‘¡Guayaquil de pie!’, que la tenía guardada desde la marcha dirigida por el alcalde Jaime Nebot en el 2010.
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“Febres Cordero se merece un homenaje porque fue un gran hombre, un buen gobernante”, dijo. Además se opuso a que el busto de cinco metros, que fue elaborado en España, esté retenido en la Aduana por la decisión judicial. “Que lo monten ahí encima (del obelisco) si es posible”, expresó.
Entre la planchada y Las Peñas están la calle Plaza Colón y Numa Pompilio Llona. En esa esquina hay varios locales de artesanías. José Gaviria, propietario de Galería Gaviria, no estaba a favor ni en contra del monumento. Aunque dijo que “lo único que queremos es tranquilidad, que nos dejen trabajar. Ayer perdimos un día de trabajo”.
Durante la instalación del obelisco, los comerciantes de la zona cerraron sus puertas por temor a enfrentamientos entre el centenar de partidarios que veían la instalación y algún grupo opositor. Esta mañana solo la Galería estaba atendiendo. Aunque Gaviria tenía la puerta de su local un poco baja “por si acaso”.