Eso no fue una metida de pata

La comparación que hizo Rafael Correa del atentado terrorista auspiciado por Irán en contra de la AMIA, en Argentina en 1994, con los bombardeos de la OTAN en Libia no puede ser tomada ni como una simple metedura de pata, como muchos dicen, ni como una descontextualización como afirma el ministro de la Propaganda, Fernando Alvarado.

No es metedura de pata porque todo lo que Correa decía en la entrevista al canal argentino C5N, antes de su desafortunada comparación, iba en perfecta sintonía con la frase que desató el escándalo. Si hubiera sido una metedura de pata, una disculpa hubieran apagado el incendio.

Tampoco es descontextualización, como sostiene Alvarado. La evidencia del video cuando se lo ve completo no permite aceptar la afirmación. El “veamos dónde está el verdadero peligro” como comentario luego de que la periodista le mencionó el caso de AMIA no deja dudas.

Me temo que lo dicho en Buenos Aires es totalmente coherente con otras declaraciones que ha hecho sobre legendarios tiranos. Y eso es lo grave. Como cuando dijo que le dio mucho gusto conocer a Gadafi. O cuando dijo que Lukashenko le dio una “muy buena impresión y “nos entendimos muy bien”. Incluso cuando expresó públicamente su admiración por Mao Zedong, y no se diga de sus defensas del sistema iraní al que llama “democracia”.

La pretendida relativización de lo sucedido en la AMIA es una muestra de lo que se evidencia como una toma de posición frente a temas éticos de gran relevancia.

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