Con música protesta (folclórica o no) como banda sonora inagotable, durante más de dos horas la noche del jueves el Ministerio de Cultura llevó a cabo el quinto Memorial Público de Conciencia. 1984-1988 Memoria y testimonio de nuestro pueblo que convocó a más de 300 personas con una fobia en común: el ex presidente León Febres Cordero.
En esta ocasión lo que no se podía olvidar era los “crímenes de Estado” cometidos durante el ‘febrescorderato’; esta era la idea que los conductores del evento reiteraron en varias ocasiones.
Antes de llegar al auditorio de los medios públicos (en el subsuelo de Ecuador TV), los asistentes participaban de una antesala interactiva, en la cual podían imprimir la huella de su mano en un panel, escribir una frase alusiva a la libertad y/o los derechos humanos o encender una vela para que la luz de la memoria perviva.
Los minutos se consumían entre las actividades simbólicas y la interpretación musical a cargo de varios representantes de la canción protesta local. De hecho, el programa destacaba la necesidad de rescatar este género para así proponer un diálogo intergeneracional. Es decir, entre los que cantaban/protestaban en el ‘febrescorderato’ y los que cantan/protestan ahora. De lo que se pudo ver en el documental hecho para la ocasión, por Equis Pico, el tema de los músicos de antes y de los de ahora es esencialmente el mismo: el ‘febrescorderato’.
En las dos ocasiones en que la ministra de Cultura, Érika Sylva, intervino enfatizó en una de las frases repetidas casi de memoria, por ‘todos y todas’ en este Gobierno, “(…) la larga y triste noche neoliberal de la cual Febres Cordero fue la máxima expresión”.
Y así… un auditorio lleno de gente, y de nostalgias, agotó la noche del jueves entre música protesta (folclórica o no) y vehementes alegatos anti febrescorderistas. En nombre de la memoria.