La ley de Comunicación que se debate en el Ecuador ayer hizo noticia desde diferentes frentes en Washington (EE.UU.).
Fernando Cordero, presidente de la Asamblea Nacional, negó ayer durante una conferencia de prensa en el Diálogo Interamericano que la ley sea una mordaza. Y criticó la “propaganda perversa” que se está haciendo a una ley que todavía no ha nacido.
Sin embargo, la plana mayor de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que ayer dio una rueda de prensa en Washington, fue muy crítica con este proyecto que, según señala, socava el derecho a la libre información.
fakeFCKRemoveGonzalo Marroquín, segundo vicepresidente de la SIP, le dijo a este Diario que lo que está pasando en Ecuador preocupa mucho. “Nosotros fuimos allá y hablamos con quienes tenían a cargo el debate de la ley. Nos ofrecieron hacer cambios a los capítulos atentatorios a la libertad de expresión, pero lamentablemente no se los ha hecho”.
Cordero, durante su intervención en el Diálogo Interamericano, negó que fuera llamado por la Organización de Estados Americanos (OEA) a responder sobre el tema de la Ley de Comunicación. Empero, señaló que se dejó en claro que en Ecuador sí hay libertad de expresión y que no se ha debilitado con este Gobierno.
“Están exagerando, han creado una alarma y una polémica innecesaria”, dijo. En medio de ese ambiente, aún no sabe cuándo se la someterá al debate porque todavía el borrador está en análisis. “Quizá vaya al Pleno la semana que viene o la subsiguiente”.
Michael Shifter, vicrepresidente del Diálogo Interamericano, precisó que la Ley de Comunicación es inquietante y que puede perjudicar la imagen del Ecuador en el exterior. “Es un tema que preocupa”.
Los temas que Cordero abordó durante su exposición también estuvieron, a pedido de las preguntas de algunos asistentes, relacionados con los sistemas de arbitraje internacional, la Ley de Aguas y la minería. A todos ellos respondió siempre poniendo por delante la soberanía del país.
“Queremos construir una relación saludable con EE.UU. No queremos estar ni tan cerca ni tan lejos, pero sí tener una relación de mutuo respeto”, aseguró el Presidente de la Asamblea.
A pocos metros de donde Cordero enfatizaba que sí hay y continuará habiendo libertad de expresión en el Ecuador, se decía lo contrario: “Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Argentina son países donde con sobornos, amenazas, leyes y propaganda se está atentando en contra de la libertad de informar. Una sociedad sin ese derecho no es una sociedad democrática”, dijo Alejandro Aguirre, actual presidente de la SIP.
Hay otras naciones como México y Honduras donde están matando y secuestrando a periodistas fue la denuncia que hizo la plana de la SIP. “Esto no se trata de defender solo a los periodistas, sabemos muy bien que la sociedad civil también está sufriendo”, aseguró.
“Pedimos que todos los organismos multilaterales, como la OEA, Unasur, Alba, Aladi, BID y la CAF, entre otros, incluyan en sus agendas el grave problema de la violencia y otros métodos sutiles que afectan la libertad de prensa, porque de lo contrario estaremos permitiendo que se sigan debilitando nuestras democracias, porque esto afecta directamente al derecho del público a recibir información”, dijo Aguirre, de forma enfática.
¿Qué hacer y cómo detener o revertir esa tendencia de ataque a los medios? Marroquín dijo que eso era muy difícil y que son las mismas sociedades de cada país quienes tienen que levantarse y reclamar en contra de esto y obligar a los congresos a rectificar ese tipo de leyes.
Milton Coleman, del diario Washington Post, y también miembro de la SIP, dijo que le extrañaba que regímenes democráticos estén usando instrumentos dictatoriales para acallar a la prensa. “Pese a todos los problemas y las denuncias que siempre ocurren desde el lado de la prensa en EE.UU. aquí no hay periodistas encarcelados”.
Según él, las campañas (como las emitidas en Ecuador) buscan desprestigiar a la prensa para tratar de restar credibilidad a denuncias, investigaciones sobre corrupción en la administración pública y opiniones críticas, elementos que forman parte de la misión de la prensa en una democracia, de la cual se espera que fiscalice pero que además dé voz a las minorías. Así terminó el día de hablar de la libertad.