Dos hombres de rasgos asiáticos filman todo lo que pasa en un pequeño salón de la funeraria Casa Girón de Quito. Ambos visten traje y están a un costado de la imagen de Kim Jong-il, el ‘Amado y Eterno líder’ que gobernó por 17 años Corea del Norte.
A un costado de la sala hay una mesa donde se receptan los mensajes de pesar por la muerte del cuasi divino líder norcoreano, de quien el aparato propagandístico estalinista decía que podía cambiar las condiciones meteorológicas en la península coreana.
Al ingresar a la sala, cada uno de los asistentes camina hasta el retrato del ‘Querido líder’ y hace una venia como si se tratase del Portaestandarte Nacional.
No son más de 25 personas que se dan cita para rendir homenaje a Kim-Jong-il. Todos lucen apesadumbrados, visten prendas oscuras y en su mayoría son miembros de la vieja guardia del Partido Socialista. Hernán Rivadeneira, Manuel Salgado y Fernando Burbano son algunas de las figuras socialistas que ocupan la primera fila de sillas; todos ellos tienen cara de circunstancia.
Milton Burbano, quien en 2005 llegó al Tribunal Constitucional en representación del gobierno de Lucio Gutiérrez, rompe los murmullos. A su cargo está el discurso en honor de Kim-Jong-il, considerado por organismos como Amnistía Internacional como uno de los represores más brutales.
“Estadista insigne”. Con esos adjetivos comienza la intervención de Burbano, quien no economiza elogios para resaltar al socialismo norcoreano.
En su discurso no hay espacio para la crítica, recordar la hambruna que azotó a Corea del Norte en los noventa o describir los campos de concentración en los que se castiga a los disidentes del sistema. Para Burbano, esos lastres del régimen de Pyongyang no son más que mentiras de la prensa occidental y del imperio yanqui para desestabilizas su prosperidad. Dice que a él nadie le ha contado del estado de bienestar que goza el pueblo del ‘Querido líder’, pues ha visitado en dos ocasiones ese Estado (1958 y 1984). “Es un país próspero y bonito, sus ciudades son jardines”.
Al igual que Burbano otros cinco asistentes acuden a la cabecera del salón para pronunciar algunas palabras. Todas son para subrayar el legado de Kim Jong-il, quien tras su muerte designó como su sucesor a su hijo menor Kim Jong-un, el ‘Comandante brillante’.
Cuando el acto está por concluir, alguien más pide la palabra. Viste chaqueta clara, tiene lentes y una carpeta está bajo su brazo. Es Julio Bueno, funcionario de la Vicepresidencia de la República, quien en la carpeta trae una misiva de condolencias.
El escrito está firmada por el vicepresidente Lenin Moreno, quien expresa a nombre del pueblo ecuatoriano un mensaje de pesar a Corea del Norte.
La epístola está dirigida a Kim Jong-un, el ‘Comandante brillante’, quien con menos de 30 años y sin ninguna experiencia política en su hoja de vista asume el poder. “Reciba usted mis más sinceras condolencias por la muerte de su señor padre. A nombre del pueblo ecuatoriano le pido hacer a usted extensivo este pésame a nuestros hermanos coreanos”, dice el Vicepresidente en su esquela.
Para rematar, el Segundo Mandatario, en su carta, le desea éxito en sus nuevas funciones al ‘Comandante brillante’. “Le presento mis mejores augurios para la tarea que le ha sido encomendada, así como mis deseos de que en el nuevo año sus esperanzas se vean cristalizadas”.
Con la intervención del delegado del vicepresidente Moreno termina la ceremonia póstuma en Quito. Los asistentes, apesadumbrados, conversan entre ellos en voz baja. Vuelven la mirada a la cabecera del salón y hacen una suerte de gesto de despedida de la imagen de Kim Jong-il, el ‘Querido líder’. Los dos hombres de rasgos asiáticos siguen filmando todo.
Mediante un boletín de prensa la Vicepresidencia de la república anunció lo siguiente:
LENÍN MORENO “LOS CRISTIANOS DEBEMOS SER RESPETUOSOS CON LA MUERTE”
Respecto a la muerte del máximo líder norcoreano Kim Jong-II el Segundo Mandatario del Ecuador, Lenín Moreno expresó, que él personalmente es muy respetuoso con la muerte de cualquier ser humano y sobre todo si es la de un mandatario.
Sin embargo, sostuvo que nunca estuvo de acuerdo con sus políticas y menos con aquellas que ponían en riesgo la seguridad del mundo y peor aún con la sucesión no democrática del poder.
Finalmente, Moreno volvió a recalcar que los cristianos, ante todo, debemos ser muy respetuosos con la muerte.