Una vez que la Coordinadora por la Unidad de las Izquierdas definió su candidato a la Presidencia, Alberto Acosta, el siguiente paso es lograr que su coalición aparezca como una fuerza que abre y no cierra puertas a sectores de la tendencia que la llaman “progresista”. Su meta, las elecciones de febrero del 2013.
Eso se deduce de las expresiones de Acosta, así como de Humberto Cholango (Conaie), Luis Villacís (MPD) y César Rodríguez (Poder Popular que lidera el prefecto Paúl Carrasco).
Todos han resaltado que la “madurez” de las izquierdas reunidas permitió que los seis aspirantes a Carondelet recorrieran juntos el país, excepto Galápagos. Y que Gustavo Larrea (Participación) depusiera su candidatura, para fortalecer la tesis de la unidad.
El sábado, en las votaciones desarrolladas a modo de primarias, resultó elegido Acosta, con 431 adhesiones, equivalentes al 55% de los votos. En segundo lugar quedó Carrasco, con 119 y Salvador Quishpe (Pachakutik) sumó 117votos. Detrás quedaron Manuel Salgado, de la fracción socialista; y Lenin Hurtado (MPD). Si bien Acosta no fue pre candidato que en esas primarias ganó por consenso, su mayor votación respecto de las demás pre candidaturas confirman su liderazgo.
Según Cholango ya están en el punto de partida. La gran tarea ahora es extender el diálogo con otros sectores “progresistas”.
¿Pero, en qué condiciones? Ciudadanos que no tengan que ver con el feriado bancario, gente que haya aportado, inclusive empresarios honestos, responde el dirigente de la Conaie, para quien es importante abrir ese espacio hacia toda la sociedad.
En ese camino, Acosta ya dio primeros pasos. Ayer, en Ecuadoradio precisó que la batalla será dura contra la campaña a la reelección del presidente Rafael Correa, la del “banquero” (Guillermo Lasso), Alvarito Noboa, que insiste en comprar la Presidencia” y a los Gutiérrez. No sabemos de dónde sacan el dinero”.
Pese a estas condicionantes, Acosta apunta que la suya es una propuesta desde la izquierda, no solo para la izquierda. Por eso siguen los diálogos con Ruptura y con el ex alcalde de Quito, Paco Moncayo. Las buenas relaciones con estos grupos son notorias. El propio Moncayo felicitó vía carta, las primarias del sábado pasado.
Francisco Jiménez (Ruptura) dice que su tienda más que nombres busca programas para el país, por esa razón no tienen previsto ninguna reunión.
¿Les atrae la posición de Acosta de que la base de diálogo sea la Constitución de Montecristi? Jiménez advierte que “ la sociedad va evolucionando, hay que revisar el papel del Consejo de Participación Ciudadana y ver si necesita una reforma, por ejemplo”.
Acosta no solo debe buscar puentes para afuera. Una de sus prioridades debe ser el mantener a las fuerzas de la coordinadora mejor cohesionadas. Por eso, Villacís, dirigente del MPD, asegura que en este proceso no se pelearán por las curules. “Es un momento importante en el que lo que resta es abrir el abanico”.
César Rodríguez considera que en este cometido de apertura hacia otros sectores debe escogerse al candidato a la Vicepresidencia para fortalecer una unidad más amplia “anclada en la izquierda pero que se abra a la sociedad”.
El reto es difícil si lo que se busca es llegar a grupos menos radicales. El MPD, por ejemplo, sostiene que la plataforma de cualquier acuerdo debe partir por la oposición a temas como las renuncias obligatorias de los trabajadores, a los tratados de libre comercio, a la minería a gran escala. Los grupos de Acosta también hablan del respeto a la libertad de expresión y a fortalecer la democracia.
Pese a esta imagen de desprendimiento, el ex diputado de Pachakutik, Napoleón Saltos, sí vaticina disputas dentro de la Coordinadora a la hora de conformar las listas legislativas. “Esta coalición debe combinar la participación electoral con la movilización social, es el plus de la izquierda”. El primer desafío será la marcha del 19 de septiembre para evitar que el CNE, según dijo Acosta, saque de juego a los partidos políticos.
El espacio electoral
Para Juan Cuvi, analista y ex miembro de AVC, Acosta tiene 40 años de militancia en la izquierda, “lo que nunca tuvo Correa”. Para Manuela Gallegos, ex A. País, “Alberto es un representante de la tendencia original, que nos devolverá el rumbo”.
Para Santiago Pérez, de Opinión Pública Ecuador, si las elecciones se efectuaran ya, Rafael Correa partiría con una gran ventaja y ninguno de los contrincantes podría acercarse a él.
Ayer, en un debate en Radio Democracia, el publicista Andrés Seminario señalaba que el gran reto de Acosta y de la izquierda es mostrar un perfil propio que le permita al elector tener certeza de que no son igual al correísmo.