El gran cambio de época

Quienes dicen que acá ha habido una revolución están en lo cierto.

La revolución es un hecho si se mira la reacción que la sociedad ha tenido con un anuncio hecho hace siete días por el Presidente. En la penúltima sabatina, el presidente Rafael Correa dijo, sin empacho alguno, que intervendrá en la administración de Justicia alegando que, si lo hace, será por el bien del pueblo.

“Me van a acusar que quiero meter las manos en la Justicia, sí voy a meter las manos, pero por el bien del pueblo”

Esa misma declaración, hace cinco años, hubiera desatado una reacción de indignación y escándalo generalizado. Tanto que ningún mandatario se hubiera siquiera atrevido a mencionarla.

Pero tras el anuncio ha dominado el silencio. Y cuando no ha habido silencio lo que ha habido es un soterrado apoyo a la idea. Varios comentarios enviados a blogs o a las versiones digitales de los principales medios de comunicación evidencian que hay un sector de la sociedad que mira con aprobación la idea. Estas señales no quieren decir que necesariamente haya un apoyo generalizado a la idea del Presidente, pero el silencio hace pensar que no existe mayo oposición. Lo que parece haber es la certeza de que existe un iluminado con la legitimidad para hacerlo.

Acá hemos tenido una verdadera revolución.

Tan profunda es esta revolución que, aparentemente, los millones de ecuatorianos que hace tres años votaron por una Constitución que proclamaba la independencia de la Justicia están a punto de aprobar todo lo contrario.

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