Las elecciones regionales de junio y julio próximos serán un termómetro político de cara a la contienda presidencial de México, que se realizará en el 2012.
Actualmente, el PRI encabeza 20 estados con el 60% del total de la población del país (unos 60 millones de habitantes). Mientras que el oficialista PAN controla seis entidades con 17% de la población (19 millones). El PRD administra seis estados con el 22% de los mexicanos (unos 22 millones). Estos son datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Las elecciones en México están atravesadas por dos ingredientes de su política nacional. La relación con EE.UU. y la lucha contra el galopante narcotráfico.
La Iniciativa Mérida es el programa más importante entre México y EE.UU. para el combate a las drogas y el crimen organizado. Incluso la apuesta a esta estrategia en materia de seguridad superó el cambio de administración en la Casa Blanca. El esquema desarrollado por George W. Bush fue extendido por el presidente Barack Obama hasta, por lo menos, el 2011.
Las Secretarías de Gobernación y de Relaciones Exteriores (SRE) destacan que la relación bilateral es inédita. Tan sólo para este año, la Iniciativa Mérida impulsará 12 proyectos de seguridad y tecnología en los que se invertirán más de USD 100 millones. Otros 500 millones se erogarán este año para equipos no intrusivos y aeronaves. Adicionalmente, la administración Obama ha solicitado al Congreso otros 350 millones de dólares para el 2011. Entre el 2007 y el 2010, la ayuda de Estados Unidos supera los USD 1 200 millones.
Funcionarios del Gobierno de Estados Unidos indicaron que la Iniciativa Mérida parte de la base de que ambos países tienen una responsabilidad compartida ante la amenaza común del narcotráfico. En ese sentido, México ha invertido siete veces más recursos en este proyecto que el Gobierno estadounidense. Por eso, la cooperación de Washington continuará.Pese a este gran ambiente de cooperación, la gestión del presidente Felipe Calderón ha sido de contrastes. En el arranque de su Gobierno se vio fortalecido, pero luego de tres años de una guerra cruenta, que ha derivado en la muerte de miles de personas, muchas inocentes, policías, soldados y delincuentes, su administración se ha debilitado. Analistas políticos, como Lorenzo Meyer, George W. Grayson y Leonardo Curzio, coinciden en que de la aprobación de la sociedad frente a las acciones de Calderón contra los carteles de las drogas, sobre todo en Juárez, se pasó a un proceso de desilusión con una evaluación más severa.
En lo que no hay duda -dicen-, es que EE.UU. muestra beneplácito y confianza con su política anticrimen, lo que no sucedía con los resultados que Vicente Fox, su antecesor, exhibió.