Para el canciller Ricardo Patiño, la propuesta de cambio de sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos va avanzando, aunque pudiera haber demoras en su decisión final.
Durante una conferencia de prensa ofrecida esta tarde (25 de enero de 2014), Patiño sostuvo que se trata de un asunto de principios el cambio de la sede. Washington, ciudad en la que ahora alberga a la CIDH, está en un país que no ha ratificado el Pacto de San José.
“Es la tercera ocasión que se ratifica la voluntad de los estados parte para lograr que la sede sea cambiada (…) Que la sede esté en Estados Unidos es tan ridículo como que la sede de la OTAN sea Quito”, dijo.
Añadió datos que, según sostuvo, asombraron a muchos de los países que se encontraron en Montevideo para la III Conferencia de los Estado Parte de la Convención Interamericana de Derechos Humanas, celebrada el 21 y 22 de enero.
Uno de ellos es que 16 de los 55 que trabajan allí son ciudadanos estadounidenses, “es decir 29%, y tres de ellos tenían otra nacionalidad”, pero en el tiempo que fueron trabajando en Washington, decidieron cambiar su nacionalidad. De esos otros funcionarios, Colombia tiene ocho y Perú, siete. “Ecuador no tiene ninguno”.
A diferencia de lo que dicen “los agoreros del desastre”, en palabras de Patiño, en la reunión de Montevideo, se les pidió completar los informes, sobre todo en cuanto a los costos que podría significar salir de Washington (USD 1,4 millones) y cuánto costaría operar en otra ciudad. La preocupación era cuánto debía aportar cada país. “Ecuador aportaría con USD 75 000, Brasil con 200 000, y los pequeños países del Caribe USD 5 000”, explicó.
Tres países se estarían disputando ser la sede de la CIDH, como Costa Rica, que ya había anunciado su voluntad, República Dominicana, pero en Uruguay, Panamá fue el país que más insistió en ello.