Los discursos y el poder real

En el contexto de los cuatro años de la llamada revolución ciudadana, no han faltado los balances ideológicos. Llaman la atención sobre todo los de Galo Mora y Paco Velasco, secretario nacional y asambleísta de Alianza País, respectivamente, y el de Alberto Acosta, fundador del movimiento y ex presidente de la Asamblea.

Mora, quien está tratando de tomar el pulso a la realidad política cotidiana, afirma que “existe una derecha que no está muerta, sino agazapada”, advierte que en el proceso de transición hacia la revolución “el encontrón de fuerzas es irremediable”, y no se sabe si concede o amenaza cuando dice que “vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que este proceso revolucionario jamás se convierta en un proceso violento”...

Velasco, quien aún no explica su actuación como asambleísta y a la vez como directivo de La Luna, anota que “aunque haya actos de corrupción, este Gobierno no expresa los intereses de grupos monopólicos ni oligárquicos”.

Acosta, quien se volvió una piedra en el zapato para el discurso gubernamental, afirma que “el presidente Correa desplegó una campaña contra los grupos que consideraba como los pelucones y les puso contra la pared. Esos grupos son los que siguen ganando sin invertir más (...) Perdió las bases en la izquierda y no es de confianza de la derecha. Se está configurando sus propias bases a base de clientelismo y a veces de temor”... De este “debate”, lo único que queda en claro es que se trata de un modelo concentrador. Y ya no hay dudas de que hacia allá apunta la consulta.

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