La movilización indígena que tenía por objetivo expresar su rechazo a los proyectos mineros del Gobierno logró hoy su objetivo de hacer una demostración de fuerza capaz de dejar en claro que cualquier iniciativa minera en zonas pobladas por indígenas tendrán oposición significativa.
El propio presidente Rafael Correa que en la mañana calificó a la marcha como un fracaso y habló de una participación de centenas de personas, en la tarde cambió su discurso y durante su intervención en la Plaza de San Francisco dijo que se trataba de una movilización de 7 000 personas.
También quedó en claro, por otro lado, que la capacidad de movilización del Gobierno para este tipo de acontecimientos es muy grande y la popularidad del presidente Correa, sobre todo en ciertas regiones de la Costa de donde vinieron la mayor parte de sus partidarios, es sumamente alta.
En efecto, los cálculos que hizo el Gobierno y su aparato mediático durante la mañana quedaron cortos para lo que se vio en la tarde.
En analista Francisco Rocha dice haber visto entre 10 000 y 15 000 personas participando en la marcha convocada por la dirigencia indígena de la Conaie. “Me parece que la marcha de la Conaie es el inicio de una fuerza social que exige y plantea una propuesta alternativa a este gobierno que en cinco años comienza a evidenciar sus signos de desgaste”, sostiene Rocha al pasar revista a lo ocurrido hoy.
“Veo que los sectores de la oposición deben reconstruirse y siento que va perdiendo el miedo. Me parece que desde la consulta popular, ya hay un sector de la población dispuesto a decir no al gobierno y a exigir que se debata entre un modelo de desarrollo alternativo al extractivismo y uno realmente productivo”, opina el analista.
Durante la jornada, el Gobierno organizó al menos tres concentraciones: una en la mañana en el parque de El Arbolito y luego otras en la Plaza Grande y en la Plaza de San Francisco. Correa, quien en la mañana lanzó duros calificativos en contra de los organizadores de la marcha, dijo que está dispuesto a dialogar sobre minería pero únicamente con lo que llamó con los sectores indígenas “sanos”.
El Gobierno trató desde la mañana en reforzar la idea de que quienes participaban en la marcha tenían tras de sí una agenda golpista y pretendió lanzar la imagen de que se trataba de una jornada en la que el golpismo iba a enfrentarse con los defensores de la democracia. El portal del Gobierno, El Ciudadano, calificó a los partidarios de Correa como guardianes de la democracia.
Para Rocha, “la visión que ha tenido Correa, desde el 30-S, sobre la oposición se traduce en su permanente deseo de movilizar gente y atacar a sus adversarios como golpistas. Se movilizó el 8 de marzo, lo hizo ayer. ¿Lo hará cada vez que la oposición y los sectores sociales quieran protestar? A Correa se le están agotando los temas que lo han fortalecido en estos cinco años de este gobierno”.