El Director de la Aedep y periodista por más de 25 años alerta a la sociedad sobre “el estado de propaganda que impone el Gobierno”.
¿Por qué tanta tensión entre el periodismo independiente y el poder político?
Primero, hay que perder la vergüenza de decir que somos medios privados y que hacemos un periodismo independiente.
¿Por qué la precisión?
Porque hay periodistas que tienen recelo a la palabra independiente. Porque, según ellos, nadie es independiente. Es un rezago ideológico de una forma de pensar que considera que los periodistas siempre tenemos encima a una persona para ordenarnos lo que tenemos que escribir.
¿Y no es así?
No es así en el periodismo independiente. De ninguna manera.
Según el Gobierno, no puede ser independiente quien trabaja en un medio privado, pues responde a quienes defienden intereses empresariales o corporativos…
Definir el tema de la independencia y lo privado es importante. La independencia existe en los medios privados y debería existir también en los públicos.
¿Qué es exactamente la independencia periodística?
No puedo generalizar, pero es una autonomía relacionada con el poder político. En la mayoría de casos también es una independencia y una distancia de los poderes económicos.
¿Y la prensa llamada pública tiene independencia?
Tienen la obligación de ser independientes. Si no lo son, se vuelven parte de un engranaje del aparato de propaganda del Gobierno, como sucede ahora en el Ecuador.
¿Qué falta para que los medios públicos sean verdaderamente independientes?
Un estatuto de independencia, pero construido por los ciudadanos, no por el poder.
¿Por qué no por el poder?
El señor Fernando Alvarado (secretario de Comunicación) no puede ser el jefe supremo de los medios gubernamentales.
¿Cuál es la alternativa?
Que los estatutos sean definidos con participación ciudadana, con participación política y con participación periodística. Deben ser estatutos que permitan una autonomía editorial respecto de cualquier Régimen o poder político o económico.
Es decir, ¿los medios públicos deberían ser producto de un trabajo ciudadano, diverso y plural?
Plural y político, donde concurran asambleístas, periodistas y todo ciudadano involucrado en el proceso.
¿Debe existir competencia entre privados y públicos?
Sería lo ideal. Creo que el país está perdiendo una oportunidad de oro para establecer medios públicos realmente independientes del poder político. El 2007 solo había un medio en manos del Gobierno. Ahora tiene cerca de 20, que hacen propaganda del Estado.
¿El país vive un estado de opinión?
No es un estado de opinión, sino un estado de propaganda.
El Gobierno y el Presidente dicen lo contrario…
Ellos se sustentan en una tradición teórica sobre los aparatos ideológicos. Según Martha Harneker, entre los aparatos ideológicos de dominación burguesa estaban los medios como instrumentos de la clase dominante.
Pero Harneker es una teórica de hace 40 años…
Así es, pero como (el presidente) Correa se asume como un revolucionario dice que hay que acabar con el poder ideológico de los medios, y frente a eso antepone la propaganda gubernamental y una campaña mediática sostenida que se viene implantando desde el 15 de enero del 2007.
¿Cómo define usted un estado de propaganda?
Es una situación en que los contenidos de la comunicación colectiva son generados, o disputados, por mecanismos de propaganda dirigidos por el Gobierno.
¿Cómo es su estructura?
Se implantan marcas, conceptos, adjetivos y estigmas que se convierten en valores populares en defensa de un Gobierno.
¿Por ejemplo?
Si hoy usted habla de “prensa corrupta”, la gente inmediatamente relaciona con los medios privados. Y si habla de “sicarios de tinta” se los vincula con los periodistas independientes.
¿No son casualidades o exabruptos esos conceptos?
Para nada. No solo que no es casual, es un discurso destinado a ejercer una dominación en la sociedad y es un discurso que entra en conflicto con todos los espacios donde ese discurso puede ser criticado o puesto en duda.
¿Una versión parcial de la realidad que se quiere convertir en una única versión?
No hay posibilidad de dominio político sin un discurso político. Lo que se está disputando es el discurso, por eso los medios y periodistas independientes tienen un discurso distinto al del poder.
¿Por eso se estigmatiza a los medios independientes?
Se trata de desacreditar el discurso que no es el de ellos, el discurso que no proviene del Gobierno, el discurso que no está fabricado, reproducido por el jefe de propaganda de este Gobierno a través de un sinnúmero de mecanismos entre los que se incluyen los medios llamados públicos y el uso abusivo e ilegal de las llamadas cadenas nacionales.
¿Cadenas que deberían expresar el pensamiento diverso de los ecuatorianos?
Las cadenas están pensadas como instrumentos para que el gobernante se comunique con la colectividad. Pero no es ético cuando se da un uso abusivo para acosar a ciudadanos, como se está haciendo con César Ricaurte, director de Fundamedios.
A César Ricaurte se le acusa que no fue a Washington a defender la libertad de expresión sino a desprestigiar al Presidente y a defender a un medio específico…
Es una interpretación del Gobierno sobre la cual no hay ninguna prueba. Yo estuve allí y lo que dijimos está escrito. Hablamos de temas como las libertades fundamentales, restricciones a la libertad de expresión y criminalización de la protesta social o colectiva. No fuimos a defender a ningún medio. Fuimos a expresar preocupación porque hay una lista grande de criminalización de la protesta social.
¿Por qué no hablaron allá de las agresiones denunciadas por los medios públicos?
Porque eso debían hacer los delegados del Gobierno. Eso no nos correspondía a nosotros.
¿Por qué no?
No tenemos por qué convertirnos en defensores del poder político. Justamente el conflicto es que el poder tiene demasiados recursos para defenderse y atacar y desacreditar. Esa supuesta queja gubernamental es parte del discurso en el cual el Estado es la víctima de estos ciudadanos, como si nosotros fuéramos los culpables y ellos los inocentes.
Lo mismo podría decir el Gobierno, que Fundamedios se hace la víctima…
Claro que somos víctimas de ese discurso del poder, somos víctimas del uso abusivo de las cadenas, somos víctimas de intento de desacreditarnos, vincularnos con gente denunciada por violación a los derechos humanos.
¿Como Gustavo Lemos, con quien usted saludó allá?
Es una falacia. Me muestran en una foto con Gustavo Lemos, como prueba. Y la imagen de la última cadena infamante en que se ve al secretario de Comunicación conversando con Lemos, ¿acaso prueba una vinculación del Gobierno con él? Yo pregunto quién llevó a quién, ¿por qué el Gobierno no quiere exhibir las fotos donde conversé con el canciller Patiño, por ejemplo, sin que me una ningún vínculo? Hay una clara intención de estigmatizarnos.
¿Por qué usted no aclara públicamente lo ocurrido?
Desde el 10 de noviembre estamos solicitando el derecho a la réplica, pero no nos conceden.
¿Bajo qué argumento?
Si no somos ciudadanos de segunda, tenemos el derecho constitucional de replicar el mismo número de veces en los mismos espacios y con el mismo tiempo que nos han dedicado a nosotros.
¿Qué cree que hay en el fondo de estas cadenas?
Nuestro supuesto delito fue que en ejercicio de nuestros derechos ciudadanos asistimos a la Comisión Interamericana para hablar sobre la libertad de expresión en el Ecuador.
¿El Gobierno tuvo oportunidad de argumentar y defenderse en Washington?
Claro que sí. Fue una amplia delegación, pero no es nuestra culpa que haya sido una vergüenza la presentación del Canciller, un fracaso rotundo. Esa vergüenza pretenden taparla con los ataques que nos hacen.
¿Por qué piden derecho a réplica si ustedes dicen que no han hecho nada malo?
No queremos demostrar nuestra inocencia ante las infamantes acusaciones, queremos mostrar las falsedades, necesitamos demostrar la falta de sustento de las acusaciones del Presidente.
En el fondo, ¿el gran debate este momento es criminalizar o no la opinión?
Esa es la lucha: despenalizar la opinión, evitar la criminalización de lo que se escribe.
¿Criminalizar es un castigo por pensar?
Es un castigo por pensar y decir lo que se piensa . Lo que se quiere criminalizar es una forma de pensar distinta siempre y cuando se exprese, porque, claro, si no se expresa no hay problema.
¿Hay miedo de expresarse, quiere decir?
Miedo generalizado. El silencio es el lenguaje más purulento del alma y eso está pasando.
Pero, ¿miedo a qué si el Gobierno dice que existe “plena libertad de expresión”?
No hay plena libertad de expresión en el Ecuador.
Usted dice lo que quiere y no está preso ni enjuiciado.
Pero estoy desacreditado y sí podría estar enjuiciado.
¿Hay un ambiente hostil para el periodismo?
Hay juicios, periodistas detenidos, hay gente que tiene pánico a que la enloden en las cadenas nacionales, hay ONG que prefieren no decir una sola palabra…
¿Qué pasa con el periodismo en este ambiente?
La autocensura, el miedo que se va extendiendo en todo el país. Cada vez que uno escribe u opina piensa qué dirá el Presidente de la República.
¿Percibe usted miedo entre los directores, editores o periodistas de la Aedep?
Como organización gremial no podría decir si hay o no miedo. Yo no estoy en las salas de redacción de los periódicos asociados.
¿La Ley de Comunicación añadirá más tensión a todo este escenario?
Es una ley contra los medios privados y los periodistas independientes, en especial cuando se crea un mecanismo de regulación externa. Habrá una profundización de la autocensura. El proyecto debe ser archivado.
No me ha respondido qué está pasando dentro de los medios, qué están sintiendo los periodistas…
Hay mucha preocupación, pero no sé si hay miedo. Preocupación por las condiciones en que se ejerce el periodismo y por la cantidad de cuerpos legales que van cercando a los medios privados. Hay muchas leyes dedicadas a entorpecer nuestro trabajo.
¿Usted se siente desprotegido, tiene temor?
Por supuesto. Hay un sentimiento de indefensión.
¿Por qué?
Porque la gente está encapsulada, callada. Expresa su solidaridad o indignación a través del Twitter, pero no en voz alta. Nosotros hemos sido atacados públicamente por el aparato de propaganda del Estado, pero muy contadas personas han reaccionado.
HOJA DE VIDA
Diego Cornejo Menacho
Su función. Es director ejecutivo de la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos (Aedep).
Su vida. Quito, 1949. Periodista, escritor y pintor. Fue editor y columnista de diario Hoy, de 1988 al 2007. También trabajó en Expreso y Ecuavisa.
Sus libros. ‘Garabatos’ (relatos, 1994), ‘Crónica de un delito de blancos’ (investigación, 1996), ‘Gato por liebre’ (novela, 2006), ‘Miércoles y estiércoles’ (novela, 2008) y ‘Las segundas criaturas’ (novela, 2010).