Demanda en La Haya contra Colombia avanza

La demanda que  Ecuador entabló  a Colombia en la Corte de La Haya, por los efectos de las aspersiones  en la frontera, sigue su trámite.

El que Colombia denunciase el Pacto de Bogotá, para no reconocer la jurisdicción de ese Tribunal, no altera  el cronograma de tratamiento  de esa acción.

De hecho, la Corte Internacional de Justicia ya convocó a los gobiernos de Quito y Bogotá la fecha de la siguiente fase de la demanda. Se trata de la etapa oral del juicio, que está programada para septiembre del próximo año.

Así lo indica Íñigo Salvador, miembro del equipo jurídico ecuatoriano en esta causa, que fue entablada en el 2008. En esencia, el Estado ecuatoriano  formuló tres pedidos al máximo tribunal de justicia mundial.

Uno, que declare que Colombia  violó la  soberanía e  integridad territorial ecuatoriana por su práctica de aspersiones aéreas, que arrancaron en el 2000.

Dos,  que dicte una orden para que Colombia se abstenga en el futuro de realizar aspersiones áreas a una distancia de 10 kilómetros desde la línea de  frontera.

Tres, que ordene al Gobierno colombiano que  pague reparaciones a Ecuador por el daño causado   por las aspersiones  en las  personas y  ambiente de la zona.

Sin embargo, tras el anuncio de Colombia de no reconocer a  la  Corte por su litigio  marítimo con Nicaragua,  ha surgido la pregunta de si  Bogotá   acatará o no los fallos de  las demandas en curso.

El canciller Ricardo Patiño ya anticipó que esa decisión colombiana se aplicará a futuro. Y, por lo tanto, no afecta en nada a la competencia de la Corte para tratar la  demanda por las fumigaciones.

Del mismo modo opina Salvador, quien señala que Colombia tiene la obligación de  acatar cualquier fallo de La Haya,  sobre ese caso u otro en trámite. En ese punto, el jurista explica que  en caso de que un Estado no quiera aplicar una sentencia del Tribunal, la otra parte  puede recurrir al Consejo de Seguridad de la ONU. Según el art. 94 de la Carta de Naciones Unidas, esa instancia podrá hacer recomendaciones o dictar medidas con el fin de que se lleve a efecto la ejecución del fallo.

A la luz de estos hechos y normativas, Jairo Libreros, analista  colombiano de temas internacionales,  coincide con la postura ecuatoriana. “Los asuntos que se venían tramitando se mantienen sin ningún alteración”.

No obstante, advierte que dada la coyuntura  colombiana,  son pertinentes las  inquietudes sobre si Bogotá  aceptará  dictámenes del  Tribunal. ¿Por qué?  “El problema es que mientras esté Santos  hay muchas dudas acerca de si aceptará cumplir cualquier tipo de demanda que no esté en armonía con sus intereses estratégicos”.

El politólogo e internacionalista Vicente Torrijos tiene un criterio similar. A su juicio, en los actuales momentos Colombia está en  una  suerte de “incertidumbre estratégica”. “Estaría primando la tesis de desacatar todos los fallos que sean lesivos para su soberanía y su integridad.  En eso también incluyo al caso con Ecuador”.

Pese a ello,  en  el caso  del diferendo entre Bogotá y Quito por las aspersiones aéreas, Torrijos comenta que  hay  condiciones “para llegar a un acuerdo bilateral, con el propósito de que se retire esa demanda y termine el litigio”.

En efecto, según la normativa de la Corte de La Haya,  en cualquier momento las partes de un litigio pueden llegar a un entendimiento bilateral.En ese caso, el Estado demandante puede dejar el contencioso. No obstante, no hay información oficial de si Quito y Bogotá exploran esa opción.

La historia del caso

Entre el   2000 y 2007 Colombia aplicó un programa de aspersiones aéreas en la frontera, para erradicar cultivos ilegales. Ecuador criticó  el procedimiento por sus efectos. Tras el ataque de Angostura en 2008, el gobierno de Rafael Correa demandó al Régimen colombiano.  

Ya se cumplió la fase escrita del proceso. Ecuador presentó su  memoria y  réplica;   Colombia su contramemoria y dúplica.

Perú y Chile tienen un litigio en La Haya por su límite marítimo. Se comprometieron a respetar cualquier fallo.

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