Arriba izq. Embajadora Gwen Claire (Gob. de J. Mahuad). Arriba der. Embajadora Kristie Kenney (Gob. de L. Gutiérrez). Abajo izq. Embajadora LInda Jewel (Gob. de A. Palacio). Abajo der. Embajadora Heather Hodges (Gob. de R. Correa). Fotos: EL COMERCIO
No es un tiro al aire suponer que en lo que queda del gobierno del presidente Rafael Correa -agosto del 2013-, difícilmente EE.UU. vaya a nombrar a un nuevo embajador en Quito. Las declaraciones que Martha Youth, agregada de prensa de la Embajada de EE.UU., dio el viernes a Telerama, reflejan el nivel de distanciamiento que la Casa Blanca ha pretendido tomar ante Correa.
Va a tomar “mucho tiempo”, dijo Youth mientras que el ex canciller, José Ayala Lasso, hace cuentas en el calendario para advertir que las palabras de la funcionaria diplomática prevén un panorama poco alentador entre Ecuador y su principal socio comercial.
“No se puede olvidar todo lo que ha ocurrido esta semana”, dijo Youth, al tiempo de insistir que para el Departamento de Estado, la declaración de ‘persona non grata’ y la posterior “expulsión” de la embajadora Heather Hodges, fue algo “injustificable”.
Para Washington hubo una reacción desmesurada, por parte del Gobierno ecuatoriano, ante la publicación, en el diario español El País, de un cable filtrado por Wikileaks, donde Hodges, supuestamente, aseguró en el 2009 que hay corrupción en la Policía y que Correa sabía de las acciones de su entonces comandante, el gral. Jaime Hurtado Vaca.
Para Carondelet, las aseveraciones de Hodges pusieron en duda la honra del Primer Mandatario. También confirmaron que existe un esquema de espionaje en la Policía y en las FF.AA., y que Hodges ofendió al país: la dignidad nacional no tiene precio.
Mientras en Quito y Washington aflora el resentimiento, el diálogo bilateral ha quedado suspendido. El canciller Ricardo Patiño espera que las cosas se normalicen con el paso de los días. Incluso, el propio Correa cree que su buena amistad con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y su mano derecha en el hemisferio occidental, Arturo Valenzuela, servirá para virar la página.
Pero Youth y Ayala son escépticos. La funcionaria estadounidense aseguró que por el trámite que se sigue en el Departamento de Estado y posteriormente en el Senado, el nombramiento de un Embajador tarda por lo menos un año. Es decir, hasta el 2012.
A ese largo proceso debe sumarse el factor político. “Estados Unidos está muy resentido”, comentó Ayala Lasso, mientras que el asambleísta Paco Moncayo está seguro que, como señal de protesta, Washington demorará en hacer cualquier nombramiento.
Si esos cálculos son acertados y los días de espera se acumulan, llegará la campaña presidencial del 2013 en Ecuador, un momento en el que EE.UU. podría revisar su posición frente al país, de cara a un nuevo gobierno o a que el presidente Correa decida participar por un nuevo período.
Una década de relaciones
Con la obligada salida de Hodges de la Embajada en Quito, Ecuador y EE.UU. se ubicaron en el punto más bajo de su relación bilateral. Washington respondió en estricta reciprocidad, declarando ‘persona non grata’ a Luis Gallegos. Las tensiones de esta semana han sido el momento más incómodo para ambos países desde 1999, año en el que Ecuador, tras firmar la paz con el Perú, decidió replantear por su política de Relaciones Exteriores. “Fue entonces, dijo Ayala, cuando EE.UU. dejó de ser un pilar fundamental en las negociaciones limítrofes, por lo que Ecuador debió ampliar su agenda diplomática frente a su primer socio comercial”.
Es así que cuatro mujeres estuvieron al frente de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Ecuador, en los últimos 11 años y medio. A Gwen Claire (1999-2001), Kristie Kenney (2002-2005), Linda Jewell (2005-2008) y Heather Hodges (2008-2011) les tocó dirigir una misión en una década de profundas transformaciones. Martha Youth dijo que para que el Departamento de Estado y el Senado de EE.UU. las cuestiones de género no son esenciales, al seleccionar a un determinado funcionario para su servicio exterior. Sin embargo, el ex canciller Ayala Lasso cree que la Casa Blanca sí tuvo un particular interés en poner en la misión de Quito a cuatro mujeres que podían aportar en un mayor acercamiento con los Gobiernos de turno.
Claire asumió en agosto de 1999. Antes fue cónsul en Guayaquil y, desde la Embajada de Quito, su despacho manejó tres temas candentes: la crisis económica y bancaria, la posterior dolarización y la firma del convenio de la Base de Manta. Estos tres eventos precipitaron la caída del presidente Jamil Mahuad y el ascenso de Gustavo Noboa.
Los periódicos de la época dan cuenta de las serias preocupaciones que Claire tenía los primeros meses del 2000 sobre el reemplazo del sucre con el dólar. En una entrevista mantenida con el articulista Andrés Oppenheimer dijo que los EE.UU. nunca sugirió ni incentivó la dolarización. “Deseamos lo mejor para que el país pueda encontrar estabilidad”.
Claire se fue del país en julio del 2001, argumentando problemas de salud. La misión en Quito se quedó por 14 meses a nivel de Encargado de Negocios y, la opinión pública aseguraba que la falta de Embajador demostraba el poco interés que EE.UU. tenía por el Ecuador. El presidente Noboa y el canciller Heinz Moeller evitaron la discusión.
En septiembre del 2002 llegó la embajadora Kenney a Quito. Su gestión, prácticamente se inició con la de Lucio Gutiérrez, posesionado en enero del 2003. El entonces Mandatario se declaró el mayor aliado de Estados Unidos.
Esto se evidenció en el proceder de Kenney, que incluso horas antes de la caída de Gutiérrez lo defendió y protegió.
Así se inició el fin de la era de la Embajadora, que pronto fue reemplazada por Linda Jewell, quien buscó tener un perfil más bajo en política.
La presencia del presidente Alfredo Palacio y la llegada de Rafael Correa darían un cambio en la relación con EE.UU.
Palacio tomó una de las decisiones que marcó un giro en torno a los lazos con ese país: se declaró la caducidad del contrato con la OXY. Esto creó, a criterio del ex canciller Ayala Lasso, los primeros síntomas de alejamiento entre los dos países.
En el 2008, durante el gobierno de Correa, Heather Hodges asumió la representación diplomática en Quito. Ella llegó con su hoja de vida impecable y con gran experiencia en América Latina.
Sin embargo, luego del ataque colombiano a Angostura (marzo del 2008) la posición de Quito frente a Washington se tornó tensa. Incluso se sugirió que EE.UU. había ayudado a Colombia en el ataque militar, que terminó con la vida del líder de las FARC, Raúl Reyes, y causó la ruptura de las relaciones entre Quito y Bogotá.
Poco a poco las divisiones se acentuaron. En el 2009 llegaron a su nivel más bajo. Correa expulsó del país a dos funcionarios de la Embajada por supuestamente intervenir en política interna.
Con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, en el 2009, Quito vio la necesidad de un acercamiento, que se concretó con la visita a Ecuador de la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
En ese momento se vio a EE.UU. como un fuerte aliado y se trabajó en función de fortalecer esas relaciones. Hasta ahora, cuando un cable de Wikileaks, emitido durante la época de conflictos, vuelve a abrir una brecha entre Quito y Washington.
Las cartas ecuatorianas en Washington
Ivonne Baki
Embajadora de Mahuad y Noboa
Estuvo al frente de la misión en Washington entre 1998 y el 2002. Tenía amplios contactos en el mundo diplomático y empresarial de los EE.UU., además una gran capacidad negociadora. En el 2003 lideró las conversaciones por el TLC.
Raúl Gangotena
Embajador con Lucio Gutiérrez
Gangotena se hizo cargo de la Embajada a mediados del 2003; fue cuota política del presidente Lucio Gutiérrez, quien proyectó a su gobierno como un fuerte aliado de los EE.UU. Se retiró de la misión a finales del 2004.
Mauricio Pozo
Propuesto por Lucio Gutiérrez
El Departamento de Estado tramitó el pedido de beneplácito como embajador. Pero Pozo no logró asumir la misión diplomática en Washington, porque la crisis política en Ecuador precipitó en abril del 2005 la salida de Gutiérrez.
Álvaro Pérez
Propuesto por Alfredo Palacio
El ex Alcalde de Quito pagó la novatada del gobierno de Palacio. El Departamento de Estado tardó más de 60 días en pronunciarse, alegando que Quito no retiró primero la carpeta de Pozo. Palacio tuvo que cambiar de candidato.
Luis Gallegos
Embajador de Palacio y Correa
Estuvo en Washington por casi seis años. El único embajador de carrera en 13 años; Alfredo Palacio propuso su nombre y Rafael Correa lo ratificó. Ha debido dejar la misión diplomática tras ser declarado ‘persona non grata’.