Diego Oquendo reflexiona sobre sus 40 años de trayectoria y la actual situación del oficio
¿Qué significa la libertad de expresión?
La posibilidad de expresar libremente lo que uno piensa, lo que uno quiere. Libertad de expresión que muchas veces se confunde porque se cree que es la libertad de expresión de los periodistas, de los medios de comunicación colectiva, y es un derecho inmanente del ser humano como tal. La fuerza vital del periodismo es la credibilidad, puede la gente no coincidir con tu punto de vista, discrepar, pero te cree, dice al menos este hombre sincero. Bregamos todos los días porque esto se mantenga en forma intangible; no es un privilegio que nos va a conceder el gobierno de turno, en este caso el señor (Rafael) Correa. No es un privilegio que él nos va a garantizar. Es un derecho.
¿Cómo se pueden enfrentar las amenazas?Esta es una temporada en la cual debemos sentirnos y vivir acompañados, hacer unión en grupo, y que nos apoyemos mutuamente, apoyo bien entendido.
¿Ha sentido que ha flaqueado alguna vez?
A propósito de las famosas cadenas nacionales de radio por el censo dije hasta aquí llego. Pero menos mal hice un ejercicio de reflexión porque al retomar los micrófonos iba a decir “señoras y señores he cumplido cerca de 40 años de labor periodística, todo tiene un límite, hasta aquí llego”. Quince días de cadenas nacionales largas, que yo creo que es una gravísima ofensa a la libertad de expresión y a la libertad de información, y algo que es importante: que la gente no crea que solamente los periodistas defendemos nuestra libertad de expresión y de información. Es la libertad de todo el mundo, del país entero.
¿Por qué decidió incursionar en las letras?
Desde que yo era niño sentí una atracción increíble por los libros, por las revistas.
¿Una guía para el nuevo periodista?
Si algo le reclamo al nuevo periodismo ecuatoriano es la falta de una base de formación.
¿El periodista cuándo nace en Diego Oquendo?
Por mí habría sido toda la vida poeta. Pero claro no se vive de la poesía. Escribí en El Tiempo, comencé a hacer entrevistas, era un reportero muy critico en la época de dictadura.
¿Qué pasó en el 70 cuando le agredieron?
En el quinto velasquismo, yo era cronista parlamentario. Un día saliendo de las deliberaciones del Congreso, al cruzar el parque de El Ejido, dos de la madrugada, me seguían dos tipos. Me sorprendieron a la altura del actual edificio del Seguro Social y eran dos paracaidistas. Me dieron una paliza tremenda. Reaccioné cuando uno de ellos le dijo al otro “rómpele la columna”. Salieron de una ventana, una señora gritó le están matando a alguien. Bueno fue una paliza tremenda, estuve 69 días en la clínica, no exagero. Tres o cuatro días estuve semiciego.
¿Este fue el único atentado?
No, no. Estuve dos veces desterrado en Bolivia y en Uruguay 11 veces preso, todo está documentado, y tuve 4 bombas.
¿Cómo fue su relación con el presidente Velasco Ibarra?
Difícil. Velasco Ibarra, impulsivo como otro caballero actual.