Aunque el trabajo de un reportero no es estar en una oficina ni sujeto a horarios laborales fijos, el presidente Rafael Correa ha logrado reclutar más periodistas para su Gobierno que ningún otro.
A pesar de que la prensa privada es el blanco de las críticas del Mandatario, su estrategia de comunicación se nutre, en gran mayoría, de periodistas que forjaron sus carreras en los medios de comunicación privados.
Están en los ministerios como asesores o en los medios oficiales, resaltando la actividad gubernamental. También en los llamados medios públicos que se han creado en los últimos tres años.
Correa supo, desde el inicio de su carrera política, que la comunicación era vital en el ejercicio del poder. Por esa razón, replanteó su frente mediático y de prensa.
No solo lo hizo con la adquisición y creación de medios de comunicación donde invirtió recursos económicos y tecnología. También convocó a profesionales para dinamizar este plan.
“El Gobierno necesita de gente con experiencia y quienes tienen la escuela de los medios privados, son los mejores”. Así explica Juan Carlos Calderón, ex jefe de investigación de diario Expreso, las razones por las cuales desde mediados del 2007, Correa abrió las puertas a decenas de reporteros.
Fernando Alvarado, su secretario de Comunicación, no sabe cuántos de sus colaboradores son de los medios privados. “Para seleccionarlos revisamos sus hojas de vida… independientemente de dónde procedan”.
Cuando reapareció el diario El Telégrafo, a mediados del 2008 y por iniciativa del Régimen, de la redacción que Calderón dirigía en Quito salieron, por ejemplo, siete periodistas. “Cada uno tenía sus propias razones”.
Y el Gobierno buscaba la manera de satisfacerlas. Salarios más competitivos, flexibilidad horaria, y un proyecto de comunicación que rompió esquemas con la tradicional administración pública se volvieron un anzuelo.
Silvia Benites, jefe administrativa de la Redacción de El Telégrafo, asegura que todos los periodistas que allí laboran han colaborado en algún medio privado como practicantes o periodistas.
Los testimonios de este nuevo ejército abundan. Sin embargo, quienes fueron consultados por este Diario accedieron a contar su experiencia, pero manteniendo su nombre en reserva.
Un comunicador con 15 años de carrera sintió que no tenía nuevas oportunidades profesionales en el medio para el cual trabajaba. Aunque el Gobierno no le garantizó estabilidad laboral, se sintió seducido por el salario que le ofrecieron. La actividad que hoy realiza en un ministerio, en un nivel de asesoría, le permite además capacitarse en técnicas de comunicación. Hoy ocupa un nivel directivo y está del otro lado de la noticia: analiza los periódicos y noticieros, emite informes y arma planes estratégicos.
Este trabajo difiere del que tradicionalmente se hacía en el sector público: recortar periódicos o hacer resúmenes de prensa.
Otro comunicador con 12 años de experiencia en medios, en los últimos tres años, ha trabajado en cinco ministerios. Hace comunicación política y estrategias, paradójicamente, para contrarrestar la información que difunde la prensa privada.
Las áreas de asesoría no fueron las únicas que se nutrieron de redactores. Los medios oficiales también mantienen esa lógica. Un caso es el periódico y el portal electrónico El Ciudadano. De los ocho miembros que integran su sala de redacción, seis llegaron de espacios como El Universo, EL COMERCIO, Ecuavisa, diario Hoy y Teleamazonas. El séptimo periodista había trabajado en una empresa privada. Solo uno de ellos tiene trayectoria en la Presidencia. La agencia de noticias Andes tiene una estructura similar.
La Secretaría de Comunicación es una de las áreas del Gobierno donde hay una mejor remuneración. Se mantiene la figura del contrato de servicios ocasionales, que no garantiza estabilidad. Pero sus funcionarios ganan entre 741 y 1 600 dólares. Los asesores, entre 1 870 y 3 240. Esto, fuera de los viáticos por los viajes oficiales a los que asisten a través de un sistema de turnos.
Hay reporteros que llegaron a los medios públicos y que ahora están desilusionados. Un redactor de El Telégrafo confiesa que le molesta, por ejemplo, que en los ministerios crean que su medio es oficial. Ahora quiere salir y optar por un ministerio.
Mauro Cervino, catedrático de la Flacso, reconoce que el sector público ahora es competitivo. “No hay diferencia en que vayan periodistas privados a un medio público, el problema es que los medios estatales funcionan de la misma forma como funcionan los privados. Entonces no hay ninguna renovación”.
Ecuador TV, otro caso
En Ecuador TV también hay ex reporteros de medios privados. Allí, por ejemplo, el sueldo de un periodista oscila entre USD 600 y
1 300 similar al de la prensa privada. El director de Noticias es Álex Mora, salió de Canal Uno.
El subsecretario de Comunicación Política, Patricio Barriga trabajó en T C Televisión y Telerama. Un caso similar es el de Marco Antonio Bravo, editor general de El Ciudadano. Enrique Arosemena, quien trabajó en Ecuavisa, ahora es gerente en Gama TV.