Carlos de la Torre, investigador del populismo y catedrático de la Flacso, considera que el estilo autoritario del Presidente se ha acentuado al punto de incitar a sus seguidores a irrespetar los criterios distintos.
¿Cómo se explica que en la campaña se haya acentuado el estilo autoritario del Presidente, cuyo último episodio fue su insulto al asambleísta César Montúfar, quien luego fue agredido?
En la revolución ciudadana siempre hubo dos tendencias. Por un lado un proceso ciudadano, que se vio hasta Montecristi. Pero junto a esta idea se dio la creación de Rafael Correa como encarnación de los anhelos de la revolución que, sumada a la eliminación de las instituciones se llega a un autoritarismo fuerte.
¿Imposible revertir esa corriente autoritaria?
No hay ningún mecanismo institucional que medie a Correa con sus seguidores. No hay un partido político, sino un movimiento carismático. Al tener una persona que sea la depositaria de los deseos de cambios se forma un movimiento donde solo hay una verdad: la del Presidente.
¿Esa verdad única es un riesgo para la democracia?Cualquier opinión contraria a la de él se convierte en mentira. Su fuente de legitimidad son las elecciones y, por lo tanto, se convierte en un Régimen que cree en ciertos principios de la democracia, como las elecciones. Por eso, después del hecho electoral, él se asume como la representación única del pueblo. De ahí que cuando la gente ya no entiende sus argumentos él termina diciendo: “confíen en mí”, al más puro estilo velasquista.
¿Ese autoritarismo se ha desbordado con detenciones o agresiones a personas que no coinciden con su verdad?
Se ha acentuado. Primero fue la señora de Riobamba apresada por una supuesta mala señal y luego los incidentes de la última sabatina, a la que asistí con un grupo de estudiantes de Flacso.
¿Qué pasó en el coliseo?
Correa empieza a hablar del ecologista (Luis) Corral. Entonces proyectan sus imágenes mientras el Presidente lo tacha de esquizofrénico. Entonces el ánimo de la gente se empieza a caldear. Poco después dice que hay muchos provocadores y enfocan a César Montúfar fuera del coliseo, que apareció sin audio y protestando como un loco. Entonces empieza a gritar “mediocre, mediocre”.
¿Qué efecto causa esa intervención del Presidente?
La gente lo sigue y se forma una situación de psicología social cargada de intolerancia. Entonces él pide a la gente que resguarde al Presidente de los provocadores.
¿Qué sentido cobran las palabras de Correa al decir a su audiencia que son mayoría y que deben protegerlo?
La idea populista de la legitimidad: hay una sola voz, que es la del pueblo, que está encarnada en el líder. Por lo tanto no puede haber divergencia a la verdad del líder.
¿Este manejo discursivo de Correa influye en la agresión posterior a Montúfar?
Imagino que sí. Si el Presidente pide que griten que Montúfar es un mediocre se crea una situación en la que él es deshumanizado: aparece sin sonido, hablando como un loco. Entonces que un exaltado golpee al asambleísta es algo que se podía esperar.
¿Correa dice que buscan es provocarlo para hacerlo pasar como prepotente?
El problema está en que el Presidente y su movimiento no pueden entender que haya gente que se oponga. Lo que me llama la atención es que haya pasado atacando a un ecologista que vive en una provincia. No se puede concebir que se ensañe con personas a las que puede ignorar. Su estrategia es agarrar a los opositores y presentarlos como locas o mediocres, entonces así se presenta como dueño de la verdad.
¿Pero ir a protestar justo en las concentraciones del Gobierno no es una forma de provocar y herir al honor del Presidente?
Si el Presidente siente que se mancilla su honor por todo es algo exagerado. En democracia siempre la gente tiene que protestar contra el poder. Él tiene que darse cuenta que él es el poder y que la gente puede protestar.
Al ejercer la Presidencia, él justifica que haga respetar su majestad y no quede como un papanatas.
Hay formas de hacerlo. Pero hacer arrestar a la gente o decir que sus opositores no tienen razón para opinar es exagerado. Él podría ignorarlos.
¿La consulta es una llave para abrir más la puerta a ese estilo autoritario?
Si en las urnas se termina con la separación de poderes y la posibilidad de que haya una prensa crítica es normal que el autoritarismo sea más fuerte. Ya no habrá solo autocensura, sino que existirán organismos del Estado que censuren. Tendrá hasta la posibilidad de meterse en la vida cotidiana al prohibir el juego y la matanza de animales. En este último caso lo hace de una manera cínica, pues es malo que se maten toros, pero está bien que se maten los gallos.
¿En qué se ancla este estilo?
Tiene mucho sostén en el clientelismo. A un acto en Colta que presencié, los indígenas asistían por gratitud o porque les enviaban; no había entusiasmo.
¿Hasta qué punto esta lógica de atacar a tendrá éxito?
Esa lógica populista le llevó al poder, que rompe el sistema que existía antes. Correa lo que ha hecho es revivir esta lógica populista a través de la campaña permanente. Los sábados construye nuevos enemigos. Primero fue la partidocracia, luego la prensa y ahora los ecologista, indígenas y personas que estuvieron con él.