Entrevista a Gustavo Larrea. Ex Ministro y activista de DD.HH.
¿Por qué sostiene que el caso El Universo demuestra que el Gobierno va contra la tradición de respeto a los DD.HH. del país?
Ecuador participó activamente en la elaboración de la Carta Universal de DD.HH. También contribuyó en la creación de la Comisión Interamericana (CIDH) con aportes de la ‘doctrina Roldós’. Además, presionó para que el ‘desacato’, que protege la honra de las autoridades, no fuera usado por las dictaduras militares para perseguir a la libre opinión. Por eso las sentencias a periodistas evidencia un retroceso.
¿Cómo entender que un Gobierno, que se define como socialista, actúe así?
Es incomprensible. Lo que hace es demostrar que no es un Gobierno vinculado a la lucha por los derechos humanos en América Latina y que está lejos de esa tradición de las izquierdas latinoamericanas que peleamos contra las dictaduras militares.
¿El canciller Ricardo Patiño critica que la CIDH actúe con ‘celeridad’ en el caso de El Universo y no valora los avances económicos y sociales del país?
Eso demuestra el desconocimiento del papel de la CIDH en materia de derechos civiles y políticos. Los derechos económicos y sociales están en construcción. Pero en materia de derechos civiles y políticos la Comisión ha dado pasos importantes.
¿Y qué pasa con el derecho a la honra que el presidente Correa reclama citando el art. 11 de la Convención Interamericana?
Aparentemente hay una contradicción de esa norma con el art. 13 que habla de la libertad de expresión. Pero hace décadas la CIDH despenalizó la figura del desacato y la gran mayoría de legislaciones de América Latina no considera la opinión de un periodista un ataque a la honra de un Mandatario.
¿No cabía que Correa se desdoble y diga que reclama su honra de ciudadano?
No hay esa diferencia. Cuando Correa enjuicia no deja de ser presidente. Y su influencia es decisiva en los casos El Universo y Gran Hermano. Jurídicamente no puede desdoblarse.
¿La CIDH ve como ciudadano o presidente a Correa?
De ambas formas y concluye que el ciudadano Correa no puede dejar de ser Jefe de Gobierno cuando enjuicia.
¿Pero el Presidente pide a la CIDH que intervenga en 12 000 juicios de injurias?
Él no entiende la diferencia monstruosa entre ser Jefe de Estado y ciudadano común.