El presidente Rafael Correa no dudó hoy un momento a la hora de ponerse una camisa de mangas cortas, colocarse una gorra al estilo rapero y, brocha en mano, apoyar una jornada de limpieza liderada por la alcaldía de Quito.
Correa, sonriente y rodeado de jóvenes estudiantes, pintó por una hora buena parte de la fachada del edificio de la Dirección Provincial de Salud, cercano al Palacio de Carondelet, acompañado de su hija Sofía y seguido de cerca por los sorprendidos transeúntes.
El alto del mandatario en sus habituales tareas presidenciales sirvió para dar un mensaje a los alcaldes del país para que destinen espacios específicos a grafitis y carteles para que no ensucien las fachadas de las urbes.
La alcaldía de Quito tuvo la iniciativa de limpiar hoy las paredes, postes y sitios públicos de la propaganda pintada y pegada durante la campaña de la consulta popular del pasado 7 de mayo.
Durante su trabajo de momentáneo de pintor de brocha gorda, Correa recibió la simpatía de los transeúntes.
[[OBJECT]]