A punta de lanza los miembros de la Conaie rompieron el cerco policial y militar. Intentaron ingresar al coliseo Francisco Páez, de Otavalo, en donde se realizaba la X Cumbre de la Alba.
Eran las 10:45. Según Marlon Santi, presidente de esa organización indígena, buscaban entregar un manifiesto a los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Venezuela, Hugo Chávez.“Queremos denunciar que este Gobierno es racista e intenta dividir al movimiento indígena. Se practica un falso socialismo y se habla de un modelo plurinacional, mientras al pueblo nos cierra las puertas”.
Fuera del escenario deportivo, unos 300 policías, ubicados uno junto a otro, formaron una barrera. Ese fue el preámbulo de los forcejeos entre ellos y los cientos de indígenas contrarios al Régimen, que coparon una cuadra de la vía de ingreso al coliseo.
Santi lucía una corona de plumas rojas, amarillas y azules. Su rostro estaba pintado con figuras geométricas color negro.
Él encabezaba la marcha, acompañado de Delfín Tenesaca, presidente de la Ecuarunari, Tito Puechir, de la Confeniae, y Salvador Quishpe, prefecto de Zamora Chinchipe y líder de los Gobiernos Alternativos del Ecuador.
Estaban protegidos por unos 20 indígenas amazónicos que portaban filudas lanzas de chonta. Tras de ellos se congregaron cientos de manifestantes que llegaron desde Cayambe, Pichincha, Chimborazo, Pastaza, Morona Santiago, Tungurahua… Este grupo flameaba banderas de la huipala.
El sonido de cornetas y el retumbar de tambores, que llevaban los indígenas, se escuchaba por los alrededores del coliseo.
Su ritmo monótono se mezclaba con las consignas contra el Gobierno. Inclusive, contra Hugo Chávez y Evo Morales, a los que acusaban de traidores.
Tras el cerco policial se colocó otro cerco militar. Pero los indígenas de la Conaie pugnaban por ingresar. La Fuerza Pública tenía la orden de cerrarles el paso.
En medio de los forcejeos, varios uniformados que estaban protegidos con escudos y cascos, rociaron gas lacrimógeno. Los indígenas respondieron con piedras y amenazando con sus lanzas.
Lograron romper los dos cercos de seguridad. De nada sirvió el camión antimotines y los 12 policías montados a caballo, que se retiraron en precipitada carrera.
En medio de la pugna, varios periodistas, nacionales y extranjeros, prefirieron abandonar el coliseo, en donde se realizaba la cumbre de la Alba, para cubrir este enfrentamiento. Varios de ellos, incluso camarógrafos, resultaron golpeados.
Los manifestantes se ubicaron frente a la puerta de ingreso del coliseo. Únicamente les limitaba un cerramiento hecho con malla de alambre. Los policías lograron cubrir esa entrada, mientras que el interior estaba custodiado por militares que portaban fusiles.
Desde afuera se observaba los locales de una improvisada feria de artesanos indígenas afines al Gobierno. Ellos podían salir e ingresar al lugar de la ceremonia oficial. A través de las mallas cuestionaban la actitud de la Conaie.
Los manifestantes esperaron hasta las 14:00. Como no tuvieron respuesta, repartieron a la prensa una resolución a nombre de las organizaciones y autoridades indígenas de 90 juntas parroquiales, 30 municipios, cinco prefecturas y cinco asambleístas.
“Hacemos saber a los participantes de este encuentro que no participamos porque el presidente Rafael Correa no cumple los mandatos constitucionales que pregona”. Se refieren a la actual Constitución en la que se concibe un país plurinacional, de derechos colectivos, de derechos del agua y del buen vivir…
Los indígenas se dividieron y realizaron marchas alrededor del coliseo. A las 15:00 se fueron con gritos en contra del Gobierno.