El Día del Trabajo fue el escenario de polarización entre organizaciones sindicales oficialistas y opositoras, alrededor de los temas coyunturales de la agenda política nacional.
La presentación del proyecto de Código Laboral, la protesta social, la estabilidad del Gobierno y el futuro del Yasuní.
Esos fueron los cuatro ejes temáticos sobre los que giró la jornada de marchas en Quito, aunque desde diferentes posiciones de los manifestantes.
La emblemática plaza de San Francisco fue el punto de llegada de la caminata de la Confederación Ecuatoriana de Trabajadores y Organizaciones de la Seguridad Social (Cetoss), cercana al Ejecutivo.
La leyenda ‘Defender la revolución’ de dos gigantografías de la Secretaría de la Política, colocadas en la parte posterior de la imponente tarima ubicada en la zona sur de la plaza, evidenciaba su apoyo al Gobierno.
El proyecto de Código Labora -que a esa hora era presentado por A. País en Esmeraldas- fue el primer punto respaldado.
De hecho, los grupos que integran la Cetoss (operadores de equipo caminero, asamblea de trabajadores, entre otros) se comprometieron a impulsar esa iniciativa legal, que será tramitada en la Asamblea.
Apoyar a la decisión de explotar el Yasuní y rechazar supuestos intentos desestabilizadores al Ejecutivo fueron los otros dos asuntos en que insistió esta manifestación.
No solo a través de la exhibición de cartelones, sino en el discurso que sus líderes pronunciaron. Al menos cuatro veces se escuchó desde la tarima que la Cetoss y sus grupos fraternos (Juventud Comunista, Colectivo 30S Nunca Más, Comité de Empresa Celec, etc.) estaban de acuerdo con la extracción petrolera.
Su argumento fue el mismo que el de Correa: los fondos que se obtienen de la explotación de los recursos naturales deben emplearse en obras de infraestructura.
La manifestación crítica
A cuatro cuadras de distancia, en la plaza de Santo Domingo, los grupos sindicales y sociales disidentes del Gobierno también hablaban casi de los mismos temas, pero desde otro prisma: el opositor.
Ese sitio fue la última estación de la marcha convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que arrancó en los bajos de la Caja del Seguro Social de Quito.
Los primeros en llegar al sitio de partida fueron familiares de las personas privadas de libertad del expenal García Moreno trasladados al nuevo Centro de Rehabilitación de Cotopaxi.
Poco a poco se sumaron trabajadores sindicales, que incluyeron en sus tradicionales pancartas de defensa de los derechos laborales frases de apoyo al Yasuní como: “Trabajadores defendemos el Yasuní“.
Ese tema hizo que coincidieran movimientos ambientalistas y trabajadores petroleros.
Los primeros pidieron transparencia en el conteo de firmas presentadas por Yasunidos, para someter a consulta popular la explotación del área protegida. En cambio, los segundos rechazaron el Código Laboral.
“Nos tienen miedo, porque no les tenemos miedo” fue la consigna con la que se unieron a la marcha amigos y familiares de Cléver Jiménez, Fernando Villavicencio y Carlos Figueroa, sentenciados por injuriar al presidente Correa. Los tres permanecen en la comunidad de Sarayaku, Pastaza.
Los representantes de los gremios comentaron que la movilización fue una vitrina para exponer los principales temas que preocupan a la ciudadanía. Pero el que más inquieta a trabajadores es la propuesta de Código Laboral. “La norma pretende manejar a la organización sindical desde el escritorio del Gobierno”, dijo Nelson Erazo, miembro de la Unión Nacional de Trabajadores.
Pese a sus críticas, desde la tarima se dejó abierta la puerta al diálogo, cuando hicieron un llamado al Gobierno a tratar el tema. Édgar Sarango, titular del FUT, señaló que el nuevo Código afecta derechos adquiridos de los trabajadores, como alimentación y guardería. Mientras que la asambleísta Lourdes Tibán invitó a los trabajadores a una reunión el martes para analizar el texto legal.