José Ayala Lasso.
Su trayectoria. Embajador de carrera. Ha sido Ministro de Relaciones Exteriores. Estuvo al frente de la Cancillería en la firma de la paz con el Perú, en 1998. Por unanimidad, la Asamblea General de la ONU lo nombró Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
Su punto de vista. Considera que el escándalo de la valija diplomática con droga profundiza el desprestigio de la imagen del Ecuador, ya afectada por el irrespeto a derechos como la libertad de expresión.
Cuando el Ecuador mira que en una valija diplomática se introducen 40 kilos de cocaína, ¿se puede colegir que hay un desgaste institucional de la Cancillería?
Es un escándalo dentro de un panorama internacional en el que la conducta ecuatoriana ya es cuestionada. Esto solo puede traer desprestigio y una factura costosa en el ámbito del respeto y de la credibilidad internacional.
¿Por qué resulta tan grave el episodio de la ‘narcovalija’?
Porque Ecuador ya tiene una grave acusación en la comunidad internacional: el irrespeto a los derechos humanos.
¿En qué se basa ese juzgamiento al país?
En la política del Gobierno que procura el control de los medios de información, que ha dado lugar a que la Ministra de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) exprese su preocupación. Esa conducta ha hecho que los diarios más importantes de la región -incluso extracontinentales- se pronuncien condenando la política del presidente Rafael Correa. Además, el Ecuador es reconocido como miembro de la Alternativa Bolivariana de las Américas (Alba), que es aliada de regímenes como los de Libia y Siria, oponiéndose a medidas para frenar la represión en esos países…
¿Pero qué efecto real tiene la valija diplomática con droga? El canciller Ricardo Patiño ha minimizado el tema diciendo que en realidad solo se quiso ayudar a un teatrero.
Hay un tema que se debe comentar sobre la declaración del Canciller: el derecho internacional se debe respetar. En este caso la Convención de Viena regula el uso de la valija diplomática, que sirve solo para enviar la correspondencia oficial de un gobierno hacia sus misiones.
¿Siempre ha sido así?
Tradicionalmente el Ministerio de RR.EE. ha respetado ese principio. Pero ahora hay una Cancillería ‘revolucionaria’, que quiere enviar artefactos para montar una pieza teatral en Milán. Y ante esa violación del principio de uso oficial de la valija, ni siquiera puso los controles eficiente s y suficientes para saber lo que realmente contenía. Ahora resulta que en esa valija no se envía ni una libra o unos gramos de droga, sino 40 kilos de cocaína. Es lógico que eso desprestigie a la Cancillería.
¿En qué hechos concretos se traduce ese desprestigio?
La pérdida de credibilidad y respetabilidad internacional es muy cara. Si un país actúa correctamente es normal que se lo reciba con respeto, se escuche con confianza su palabra y se conceda lo que pide dentro de lo legal. Pero si se pierde credibilidad y se es cuestionado por su falta de respeto al ser humano y al derecho internacional, nadie lo mira con confianza y es más difícil que se conceda lo que se pide.
¿Ud. se refiere a la negociación comercial con la UE?
¿Cree que Europa va a vernos con credibilidad cuando en el país no se cumplen con todos los principios que están implícitos de la democracia y de la liber-tad? La respuesta es que en estas circunstancias buscar un acuerdo comercial con Europa se vuelve cuesta arriba. Lo peor de todo es que se puede perder la respe-tabilidad solo con un acto, como el de la valija.
¿Es difícil que el país reconstruya su imagen?
Recuperarla puede tardar años, si es que no son generaciones. Por eso los diplomáticos en servicio pasivo entregamos una carta al señor Patiño, en la que expresamos nuestra indignación por el escándalo de la valija diplomática, que es el resultado de una política de destrucción sistemática del Ministerio de Relaciones Exteriores durante el actual Gobierno.
¿Cómo reportan las embajadas acreditadas en el Ecuador a sus gobiernos los juicios a periodistas o hechos como la ‘narcovalija’?
En los reportes que hacen las misiones diplomáticas se refleja su visión sobre lo que realmente ocurre en el Ecuador; informan lo que ven.
¿En esos informes diplomáticos qué peso tiene la versión del Gobierno Nacional?
Las embajadas ejercen la facultad de pensar y de analizar con un criterio que pretende ser objetivo. Analizan si es cierto o solo en un porcentaje lo que dice el Gobierno local. Los países extranjeros saben todo lo que pasa aquí.
Pero el presidente Correa dice que ha marcado un ‘hito’ con el juicio a El Universo en beneficio de los gobiernos de la región
Esa es una declaración propia de Luis XIV: ‘Yo transformo, yo oriento’. Él cree que es la espada de Bolívar recorriendo América Latina. Pero en realidad hay una desproporción manifiesta entre tener convicciones profundas y pretender ser un mesías.
¿Por eso ningún gobernante de la región suscribe esas expresiones de Correa?
Acaba de ocurrir algo similar en la última reunión de la Alba, cuando el Presidente plantea que los miembros de ese bloque no asistan a la Cumbre de las Américas en Cartagena si no se invita a Cuba. Pero todos los países, incluidos los de la Alba, deciden sí asistir a la cumbre. Es decir, que esa, al igual que otras, era iniciativa en el aire. Me pregunto si el presidente Correa conversó con Cuba sobre ese tema antes de plantearlo en la Alba. Así no se hacen las cosas en la vida internacional.
¿Pero en un bloque como la Alba no es normal que se dé una postura de ese tipo?
Allí se ha visto que basta con que uno hable para que los demás obedezcan. Y ese uno ha sido regularmente el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
¿Incluso Hugo Chávez es más prudente cuando luce reacio a ‘boicotear’ la Cumbre de las Américas?
No solo es eso. También hay que fijarse en el reciente planteamiento ecuatoriano en la Alba de aplicar sanciones a Gran Bretaña por el tema Malvinas. ¿Qué hizo la señora (presidenta Cristina) Kirchner en el tema Malvinas? La Presidenta argentina recordó que su ha propuesto a Gran Bretaña establecer un diálogo diplomático pacífico para resolver el tema y acudió a Naciones Unidas para promoverlo. Esos son los impromptus geniales del Presidente.
¿Ese pedido de sanciones puede interferir en la negociación comercial con la UE?
Ciertamente. Además resulta inconducente que el señor Patiño viaje a Europa a liderar una misión para retomar la negociación.
¿Por qué?
Porque ha perdido credibilidad por sus posiciones frente a Libia, Siria e Irán, cuando la tensión ha subido en Oriente Medio.
Pero lo que ha hecho el canciller Patiño es hacer un llamado a la paz en esa parte del mundo.
Si Ecuador se limitaría a hacer un llamado a la paz ya estaría contribuyendo al fortalecimiento de la misma. Pero lo que hizo el país fue enviar un delegado a Siria, que ofreció apoyo y cooperación, cuando hay un baño de sangre auspiciado por ese Régimen.
¿Quiere decir que la Cancillería ha optado por una política exterior ideologizada antes que encaminarse en la defensa pragmática de los intereses nacionales?
La Cancillería ha perdido el norte: no sabe cuáles son los intereses ecuatorianos. Al no conocerlos no puede defenderlos. Lo que sabe es que necesita demostrar una posición ideológica y sufre las consecuencias internacionales de esa postura.
Patiño y el presidente Correa dicen que el país tiene una posición soberana
Toda decisión de un gobierno es soberana, pero en este caso no son decisiones pensadas. Lo que ahora prima es la ideología y no los intereses. A Ecuador le interesa negociar con Europa, pero en la práctica a la Cancillería no le importa. Lo que le interesa es decir a Europa que es neocolonialista. Y de forma prepotente, aclarar que ese tipo de expresiones no deben influir en una negociación. Eso es una paranoia diplomática; una total incoherencia del sentido pragmático de la vida.
¿Una suerte de esquizofrenia diplomática?
Ciertamente. Pero vamos más allá. Al presidente Correa le hirió el editorial de Emilio Palacio y seguramente hubiese deseado que no se difundiera. ¿Qué logró con su conducta? Que sea conocido por todo el mundo y sea publicado, republicado y vuelto a publicar. Eso significa que no se tiene clara la finalidad que se persigue y los medios para alcanzarla. Al final resulta contraproducente.
¿Da la sensación que el Presidente no midió el efecto internacional que acarrearía el caso El Universo?
La idea que persigue es la de sentar un ejemplo de castigo a la prensa del continente y del mundo. Es decir, que no busca restablecer su honor perdido y que se castigue al supuesto autor de la injuria. Lo que consigue es que se perciba que en Ecuador hay un gobierno de corte autoritario.
¿Por eso la decisión del Gobierno de Panamá de otorgar asilo diplomático a Carlos Pérez, director del diario?
Demuestra que un gobierno soberano y extranjero mira las cosas de manera distinta a la forma en que lo hace el presidente Correa. Y considera que ese juicio es una manifestación de persecución política. Lo preocupante es que ese pensamiento de Panamá no es aislado, sino que seguramente está en la mente de la mayor parte de los gobiernos de la región.
El Canciller dice que no hay motivo para extender el salvoconducto a Pérez, pues no es un perseguido…
Hay una concepción muy simplista y primitiva de lo que es soberanía. Piensa que soberanía es lo que el Presidente piensa, pero la realidad no funciona así.
¿Estos episodios protagonizados por el canciller Patiño se parecen en algo a la gestión del ex canciller Patricio Zuquilanda?
La presencia de Zuquilanda en la Cancillería fue nefasta, quien llegó a decir que Ecuador jugaba en las grandes ligas. Él cometió muchos errores al tratar de justificar las torpezas de (Lucio) Gutiérrez. Pero ahora tenemos un Canciller que no sabe nada de asuntos internacionales. Incluso ha dejado el manejo del Ministerio en manos de un Viceministro (Kintto Lucas) que se contradice con otros funcionarios. Es lamentable porque ni siquiera hay un afán de jugar en las grandes ligas, sino un afán de expresar puntos de vistas ideológicos.