Ángel Vilema tuvo una misión complicada. Debía romper la beligerancia que crecía entre sus compañeros de Alianza País, en de la Comisión Ocasional de Comunicación de la Asamblea Nacional.
El legislador de Galápagos estuvo el jueves 17 de junio, a las 08:00, en el exterior del departamento de la ex presidenta de la Comisión, Betty Carrillo. Permaneció en la intersección de las avenidas Amazonas y Orellana, en el norte de Quito.
Esperó a Carrillo en la calle y la acompaño al salón de belleza. La noche anterior, Carrillo había faltado a la sesión de urgencia del bloque de Alianza País.
En ese encuentro se buscó una salida para presentar el informe del proyecto de la Ley de Medios, para el segundo debate. El tema parecía estancarse por las denuncias de la oposición de que se había roto el acuerdo político del 17 de diciembre del 2009.
Vilema charló con Carrillo. Le pidió que suavizara su posición y que evitara un enfrentamiento con su colega María Augusta Calle. Las diferencias entre las dos asambleístas de Alianza País no han sido nuevas. Calle proponía un Consejo de Comunicación de corte ciudadano. Es decir, sin representantes del poder Ejecutivo: una tesis que Carrillo ha combatido con vehemencia.
Esos enfrentamientos llegaron a su clímax la semana del 14 al 19 de junio. Carrillo se molestó por la elaboración de un proyecto de ley ‘outsider’, que prepararon Javier Flores y Manolo Sarmiento, asesores del titular de la Asamblea, Fernando Cordero.
El lunes 14, a las 09:45, Sarmiento envió un correo a uno de los coordinadores de la bancada de A. País, César Rodríguez.
El e-mail llevaba la leyenda. “Estimado César: Adjunto el proyecto con los comentarios incorporados en PDF y en Word”.
Aquel texto no llegó a manos de la entonces presidenta Carrillo. Eso le movió el terreno en el que pisaba. La legisladora de Tungurahua ganó notoriedad política con la elaboración de este proyecto de Ley. Para ella, era “como una hija” y como tal decía defenderla.
Estuvo en dos enlaces del presidente Rafael Correa aupando la tesis gobiernista; no vaciló -en uno de estos- en romper las hojas de un periódico, en pelearse con la oposición o en entregar una carta a la Secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, para combatir a la prensa.
Todo indicaba que aquel lunes Alianza País iba a ‘bajarle el pulgar’ a Carrillo. Antes de la sesión, Guillermo Navarro, otro asesor de Cordero, se reunió con los asambleístas de oposición César Montúfar, Jimmy Pinargote y Fausto Cobo. La cita, que se dio en la oficina de este último, fue para pedirles que apoyaran el proyecto alternativo avalado por Cordero.
El encuentro no tuvo resultados, porque la oposición tenía otra estrategia. Querían presentar una propuesta alternativa de ley, apoyada por todas las fuerzas de la Asamblea, menos A. País, que contaría, teóricamente, con 66 votos: tres más de los necesarios para aprobar el proyecto.
Como Lourdes Tibán (Pachakutik) decidió no firmar ese documento ni tampoco el de minoría, el movimiento oficialista se quedaba con los seis votos mínimos para impulsar su informe. Cualquier desvió resultaba peligroso.
Ante esa situación, Carrillo se convirtió en un péndulo que se dirigía al bloque de A. País para concretar la integración de un Consejo de Comunicación, con dos representantes del Ejecutivo. También se acercaba a la oposición para frenar el proyecto de los asesores de Cordero.
Esta actitud molestó a Calle. “Me da verguenza el informe que presentaste, Betty”, le recriminó luego de que su coidearia diera paso al reclamo de la oposición sobre la discusión en la mesa del proyecto ‘outsider’. Tras ese enfrenamiento, Rodríguez pidió reunirse con sus colegas. Se abrió, entonces, un receso de cinco minutos que convirtió en una hora.
Como en el bloque oficialista no había un respaldo al trabajo de la Comisión, Calle advirtió que no firmaría el informe si no pasaban sus propuestas.
La sesión del miércoles 16 no pudo continuar. Carrillo, afectada por la discusión, se fue a descansar a casa. Mientras que el resto de integrantes de Alianza País se reunieron a puerta cerrada.
Al final de la cita decidieron ceder posiciones y evitar pugnas entre los miembros de la Comisión. Reconocieron que la votación definitiva del proyecto iba a darse en el Pleno Legislativo, por lo que no había razón para el desgaste.
Vilema le comentó a Carrillo de esa decisión el jueves 17, en el salón de belleza. La jornada de esa tarde fue fluida: las ideas de Calle pasaban sin restricción.
A pesar de que los seis vocales de A. País votaban en conjunto, el presidente Cordero hizo pública la debilidad de sus coidearios. Tras varios días de silencio político, convocó ese jueves a la prensa para decir que veía lejana la posibilidad de un verdadero debate de la Ley de Medios en el Pleno.
Tras esas declaraciones, Carrillo llamó a sus asesores y a su padre, Carlos, un político de la vieja guardia del MPD, quien decidió acompañarla en las últimas sesiones de la mesa. La legisladora palpó el peligro de que su proyecto legal quedara en el limbo.
No tomó ninguna decisión hasta el mediodía del viernes 18. Luego de almorzar, Carrillo regresó a la sala de sesiones para recoger unas carpetas. Fue cuando escuchó una declaración de Calle ratificándose en que no firmará el informe de mayoría si no se tomaban en cuenta sus criterios.
“Ese momento decidí renunciar”. Desde ese viernes, el debate del informe no ha tenido contratiempos. La imagen de Carrillo se había desgastado en ocho meses y la llegada de Mauro Andino a la Presidencia de la Comisión tenía como misión revivir el proyecto.