Entrevista al académico y periodista paraguayo.
¿Fernando Lugo fue un buen o un mal presidente?
Si lo proyectamos en función de las expectativas que se crearon en torno a él fue un mal presidente.
¿Por qué?
Él llegó al poder sobre la base electoral del Partido Liberal, que colocó en su persona el 70% de votos. El 25% vino de colorados descontentos y el otro 5%, de los 14 partidos pequeños de izquierda.
Que eran a los que Lugo verdaderamente pertenecía.
Sí. Pero cuando se armó el Gabinete, el reparto fue inversamente proporcional. Los que aportaron con ese 5% de los votos controlaron casi el 70% de las carteras. Desde el principio se dieron las grandes incomodidades con el Partido Liberal, que se sentía subrepresentado en el Gobierno.
¿Por eso el vicepresidente Federico Franco fue desleal?
Él venía de una de esas facciones del liberalismo que no tenía ninguna representación política dentro del Gabinete que no fuera su propio cargo. La relación fue ríspida desde el inicio.
¿Usted desconoce que Lugo logró mejorar las regalías para Paraguay por el consumo de energía de Brasil en el uso de la represa de Itaipú?
Sí, fue una cuestión a su favor. Lugo reivindicó para Paraguay la soberanía energética. Pidió en campaña que Brasil pagara lo que correspondía en derecho y mercado por el consumo de esa energía: USD 1 300 millones anuales.
¿Brasil accedió?
En principio alegó que había un tratado vigente hasta el 2023. Entre Lugo y Lula hubo una buena relación. Brasil le pagó el tratamiento de cáncer en el Hospital Sirio-Libanés y los desplazamientos en avión. Al final del mandato de Lula, Brasil reconoció que los USD 120 millones anuales que se pagan por esa regalía eran muy poco y sube a USD 360 millones. Esa cifra, sin embargo, no llega a los 1 200 millones iniciales. Pero lo importante es que Lugo puso en debate que la riqueza de Paraguay no estaba siendo dimensionada como debía por parte de los sectores políticos. Lugo permitió que se supiera que la venta de energía de Paraguay a Brasil era de USD 2,80 el megavatio, cuando ese país vende la misma energía a USD 80. Lugo consiguió que nos pagaran USD 8, pero Brasil nos sigue engañando en USD 72.
¿Qué es peor? ¿Un juicio largo sujeto a negociaciones políticas o uno tan corto como el que acabó con Lugo?
Lo que se necesita es una Constituyente que cambie el artículo 225 de la Constitución y suspenda al Presidente en sus funciones, mientras el juicio político va de la Cámara de diputados al Senado, fijando plazos .
¿Los tiempos que Lugo no tuvo para defenderse?
El jueves 21, apenas la Cámara pasó al Senado la decisión de juzgar a Lugo, él convocó a una manifestación en su apoyo. Trajo a los cancilleres de Unasur; usó a los embajadores de Ecuador y Venezuela para visitar los cuarteles pidiendo que se levantaran en apoyo al Presidente.
¿Usted puede confirmar esa acusación? La Cancillería ecuatoriana lo niega…
Se ordenó esa investigación por intromisión en asuntos locales y hay que esperar los resultados. La acusación viene de María Liz García, una mujer seria: la primera Ministra de Defensa. Sería una grave acusación, porque se hablaba de sacar a los militares a la calle, de una guerra civil.
¿Qué hubiese significado para Paraguay, país heredero de la larga dictadura de Alfredo Stroessner, que los militares diriman en política?
Afortunadamente los militares han entendido su rol y su comportamiento ha sido institucional.
¿Lugo tocó las puertas de los cuarteles?
No solo él. Lo hicieron muchos políticos desde 1996.
¿La destitución a Lugo fue la mejor forma de zanjar la masacre de campesinos y policías en Curuguaty?
Esta crisis fue el punto final. Lugo no hablaba con la prensa en los últimos dos años. Hizo 24 días de viaje de placer por India, Tailandia, Japón, Corea y Taiwán para tomarse fotos y visitar palacios. En los tres años y 10 meses que gobernó, se pasó 280 días fuera. Lugo llevó al país a un nivel de hartazgo. Su entorno se cansó de él.
¿Franco fue desleal?
La OEA dirá que la destitución fue legal. Franco no tiene mucho qué hacer hasta que las elecciones de abril lleguen; solo mantener la estabilidad política y la economía. Hay calma en el Paraguay, absoluta normalidad y eso es fácilmente comprobable.
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