Ana Pastor, la directora de “los Desayunos de TVE” que entrevistó al presidente del Ecuador, Rafael Correa, ha cobrado particular notoriedad luego de la entrevista que fue grabada durante el fin de semana y transmitida el lunes por la televisión española.
Esta notoriedad se evidencia no solo por los comentarios que han aparecido en redes sociales sino por el cubrimiento que incluso la prensa española le ha dado. El diario ABC de España ha publicado en su edición de hoy una reseña en la que asegura que con Rafael Correa se sintió incómoda mas no ofendida.
En la nota de ABC se afirma que Pastor ha dicho que “me incomoda la cercanía con alguien que no conozco” a propósito del trato de “Anita” que le dio Correa a pesar de que ella le pidió que la llamara Ana.
“No estoy acostumbrada a responder preguntas, presidente; las hago yo. Y tampoco estoy acostumbrada a que me llamen ‘Anita” fue lo que contestó a Correa.
Según ABC, Pastor ha dicho a raíz de este incidente que “me cuesta creer que hubiese tenido esa cercanía con un hombre. No me imagino a Correa llamando a Mariano Rajoy –con quien el presidente ecuatoriano acababa de reunirse– ‘Marianito”.
Por su parte, Rafael Correa ha asegurado vía Twitter que el diminutivo de un nombre es algo cariñoso, “una costumbre latina”, como lo consignó en Twitter.
En la nota de ABC se dice que para Pastor “el tiempo de cocción de una entrevista debe ser el suficiente como para que ‘el entrevistado no te pille”. Agrega en la reseña que para Ana Pastor su actuación profesional se resume en su aspiración de que su hijo sea orgulloso de su trabajo.
“Cuando me siento en un plató, mi única ideología es mi hijo (…) que cuando le cuenten qué hice, se sienta orgulloso. Y eso me hace ser mejor periodista”, recoge ABC.
El diario español dice que esta “adicta” a Twitter se identifica con Rafael Nadal en que nunca da una bola por perdida. Agrega que Pastor declara que le incomodan las entrevistas cómodas, le encanta repreguntar y considera que su jefe son los alrededor de 43 millones de españoles.
En el plano profesional, Alfonso Guerra la acusó de “sectaria” al finalizar la entrevista, y Alfredo Pérez Rubalcaba acabó cabreado tras la entrevista, agrega ABC.