No es una novedad que el socialismo ecuatoriano ahonde sus diferencias luego de que su actual presidente, Fabián Solano, lanzara al debate la ‘re-reelección’ de Rafael Correa. En sus 88 años de existencia, esta tendencia política ha estado llena de contradicciones, fundamentalmente cuando se ha discutido entre acercarse al poder de turno o radicalizar sus posiciones revolucionarias.
Ya desde el origen del Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), en 1926, nacieron los conflictos. Se integró con aquellos que creían en una profundización del liberalismo de Eloy Alfaro. Otro grupo provenía del anarcosindicalismo. Un tercero creía que debían abrigarse bajo la entonces Unión Soviética y su revolución bolchevique. El PSE vivió su primer fraccionamiento con la separación de varios de sus miembros para fundar el Partido Comunista.
No tardarían en llegar fricciones más fuertes. Y el acercamiento al poder siempre dejó dudas entre aquellos que creían que no debían formar parte de la democracia “burguesa”. Apoyaron y tuvieron a varios de sus militantes en la Presidencia de Federico Páez (1935-1937) y en la dictadura del general Alberto Enríquez Gallo (1937-1938). Hasta apoyaron a quien fue su mayor rival, José María Velasco Ibarra, durante ‘La Gloriosa’, la revuelta que terminó con el gobierno de Carlos Arroyo del Río (1944).
Y no siempre les fue bien: Páez y Velasco los persiguieron poco tiempo después.
Durante el primer período de estabilidad democrática del siglo XX (1948-1960), el Partido Socialista Ecuatoriano se opuso al gobierno de Galo Plaza Lasso (1948-1952), pero poco le duró la rebeldía. Los dirigentes se debatían “entre la oposición y la colaboración”, como titula Hernán Ibarra a su estudio sobre este período.
Fue en casa de Benjamín Carrión, fundador de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, donde se afirmó que era imposible implantar una economía socialista, pero sí introducir reformas que se acercaran a ella. Por el apoyo socialista a Plaza Lasso, Carlos Cueva Tamariz fue ministro de Educación; Colón Serrano, de Economía.
Ese antecedente y esta tendencia, hace que Patricio Zambrano, actual parlamentario andino por el PSE, se pregunte en dónde está el error de apoyar a la revolución ciudadana pues esta fue una posición unánime desde el 2007, en todos los sectores del socialismo.
Pero para el historiador y militante del actual Partido Socialista-Frente Amplio (PS-FA), Enrique Ayala Mora, todos los debates históricos que se dieron entre radicales y aquellos que creían que debían incorporarse al poder “se daban en el campo de lo doctrinario, algo que no ocurre ahora”.
Se trataría más de “oportunistas” para congraciarse con el Presidente, según Ayala Mora, o de “aquellos que no tienen ni siquiera una historia militante”, afirma Germán Rodas, otro historiador del socialismo.
“Pueden decir cualquier cosa de nosotros, pero no pueden negar mi trayectoria de militante desde los 17 años”, dice Zambrano, quien proviene de una familia históricamente vinculada al socialismo, como Camilo Restrepo, su tío. Y se respalda en la declaración de principios, publicada en el 2006, que coincide con la revolución ciudadana. Aunque para Ayala Mora, esta no se ha cumplido, sobre todo con aquello que es constitutivo de su lucha histórica: la reforma agraria. “Sí, en verdad es una cuenta pendiente del Gobierno”, reconoce Zambrano.
La nostalgia intelectual
Jorge Carrera Andrade, Benjamín Carrión, Manuel Agustín Aguirre, Pablo Palacio, Demetrio Aguilera Malta, José de la Cuadra… Son apenas unos pocos nombres de intelectuales que engrosaron las filas del Partido Socialista. Son parte del orgullo del partido con mayor historia en la política ecuatoriana contemporánea.
Aquellos sectores que están en contra de la actual directiva, la acusan de no tener el mismo nivel intelectual y no haber escrito libros como sí lo hicieron los antes mencionados.
Para Zambrano, eso es más un prejuicio. En el partido está Rafael Quintero, cuyo texto ‘Ecuador, una nación en ciernes’, va por su quinta edición. Y recuerda la estatura intelectual de la fallecida Guadalupe Larriva. Zambrano dice que en el partido ahora están jóvenes que ven la actual coyuntura como un momento de acción.