Rubén Sánchez.
Su experiencia. Colombiano. Politólogo, sociólogo y doctor en Economía. Catedrático de la Universidad del Rosario.
Su punto de vista. Factores internos, como las críticas de Álvaro Uribe, y el liderazgo regional de Juan Manuel Santos están en juego con el éxito de la Cumbre de las Américas.
¿Por qué en Colombia causa sorpresa y malestar la posibilidad de que los países que integran la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba) no acudan a la VI Cumbre de las Américas, que se realizará en Cartagena, si Cuba no es invitada?
Causa malestar por dos razones muy sencillas. La primera: Colombia se ha empeñado fuertemente en esta reunión, que intenta integrar a todos los países del Hemisferio con programas concretos, no solamente retóricos. En segundo lugar, porque la ausencia de estos ocho países (Venezuela, Ecuador, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Antigua y Barbuda, y San Vicente y Granadinas, NDLR) desluciría un acto en el cual Colombia quiere ser protagónica. Ahora, si fracasa la Cumbre, creo que también está en juego la situación interna.
¿Por qué?
La posición del presidente colombiano Juan Manuel Santos ha sido conciliadora, una posición que busca acercar los extremos. Ya hemos tenido un fuerte enfrentamiento entre la Corte y las Fuerzas Militares. Este nuevo hecho debilitaría un poco esa posición conciliadora del Gobierno y provocaría más tensiones, dentro y fuera del país.
¿La imagen interna del presidente Juan Manuel Santos pudiera deteriorarse, en caso de que la Cumbre de las Américas fracase?
En parte sí, porque esta actitud conciliadora que ha tenido el presidente Juan Manuel Santos con los mandatarios, ecuatoriano y venezolano, quedaría muy mal parada y los grupos que intentan mantener la posición que tiene el ex presidente Álvaro Uribe podrían salir reforzados.
¿La sorpresa y el malestar son mayores porque esa intención de la Alba sobre Cuba fue anunciada por el Mandatario de Ecuador, país con el cual Colombia ha iniciado una nueva etapa de la relación bilateral?
Por supuesto. Esto tendría una fuerte repercusión en las relaciones bilaterales y, además, pondría un poco en tela de juicio el papel de liderazgo que quería asumir Colombia en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que como se sabe es un escenario muy favorable para los países que integran la Alba.
¿Considera usted que las palabras de Rafael Correa resultan, de alguna manera, descomedidas con el presidente colombiano, Juan Manuel Santos?
Pues creo que no. Esto no fue voluntario. Es una de esas iniciativas que se lanzan sin pensar bien las consecuencias que puedan tener. Creo que la intención fue generosa en alguna medida. Pero hay que ver el contexto.
¿A qué se refiere?
No se le ha consultado al presidente cubano, Raúl Castro. Cuba no ha manifestado su deseo de volver a la Organización de Estados Americanos (OEA). Sin embargo, hace parte de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac). Es más improvisación que deseo de ‘torpedear’ la Cumbre de las Américas que se realizará en Cartagena el 14 y 15 de abril.
Entonces, ¿antes de hacer un pronunciamiento de este tipo, primero se debió consultar al país anfitrión, en este caso Colombia, y también al Gobierno de Cuba?
Desde luego. Tal es así que en las conversaciones que ha tenido la Canciller colombiana, María Ángela Holguín, con sus colegas ecuatoriano y venezolano, se ha dicho que nada está definido. Y que habrá otra reunión después del viaje de la Canciller a La Habana.
¿La postura de la Alba, que presiona por la presencia de Cuba en la Cumbre de las Américas, se va contra las prácticas diplomáticas?
Más que contra las prácticas diplomáticas, se va contra un cierto sentido estratégico de las relaciones hemisféricas.
La Alba ha dado razones para que EE.UU. reactive el debate sobre si Cuba cumple con los requisitos de una democracia.
Por el momento, es claro que EE.UU. considera que Cuba no cumple con los requisitos de una democracia. Peor aún: Cuba no se ha manifestado en términos claros sobre lo que se le propuso, en el 2009, para iniciar un diálogo con la OEA, como un paso previos a un posible reingreso al organismo hemisférico.
¿Qué es Cuba: una democracia o una dictadura?
Depende de las definiciones de democracia con las que se mire este caso. Si tomamos en cuenta a una democracia liberal, debemos decir que Cuba es una dictadura. Pero si aceptamos definiciones de democracias populares, habrá que decirlo de otra forma.