La revelación es policial. La captura de agentes -por delitos penales, infracciones de tránsito y acciones de apremio- implica una pérdida diaria de USD 19 225 al Estado.
El dato ha sido expuesto en un texto difundido el miércoles por la Inspectoría General de la Policía. Allí se da cuenta de la detención de 524 uniformados en el 2013 y se arrojan cifras del costo para el Estado de esas aprehensiones.
El único indicador es el salario policial. Los detenidos son 23 oficiales (que ganan entre USD 1 462 y 3 142 al mes), 497 uniformados de tropa (de USD 933 a 2 390) y cuatro cadetes (USD 180). Los 524 sueldos suman USD 576 773 al mes, dice la Policía. El promedio diario se obtiene de dividir esa cifra para 30, refiere el estudio.
Matemáticas simples. Sí, pero incompletas. ¿Cuánto le cuesta al Estado la formación y manutención de un policía que termina preso? ¿Cuánto pierde un hogar ecuatoriano con cada ciudadano muerto en manos de un mal agente (31 policías fueron apresados por asesinato)? Y la atención en salud de las víctimas, ¿cuánto vale?
Son solo 524 los detenidos, el 1,2% de policías en una institución con más de 42 000 personas. ¿Y los 9 798 agentes que en el mismo período recibieronsanciones disciplinarias internas por deméritos?
El diagnóstico presentado por la Inspectoría martilla sobre “la inadecuada selección del personal”. A finales del 2014 se modificaron los filtros para el reclutamiento de nuevos policías. El resultado de los exámenes es escalofriante: uno de cada tres aspirantes (se presentaron 3 000 jóvenes) no pasó el polígrafo; la mayoría de ellos, por sospechas delictivas.
La lamentable muerte de un policía en manos de un agente investigado por narcotráfico en Esmeraldas es la descarnada evidencia de la permisividad, del pasado, y de la injerencia en Ecuador de los carteles de la droga que lo corroen todo, del presente.
No se trata de socavar a la Policía, sino de fortalecerla, con conciencia plena del alto costo de la permeabilización del crimen en el más grande cuerpo de seguridad del Estado.