Redacción Construir
Las cualidades físico-químicas de este material lo convierten en ideal para cubiertas estructurales de colegios, polideportivos y centros comerciales (translúcidas, mates o de colores), domos de iglesias, techos de casas, paradas de transportes…
Álvaro Matallana, de Mathiesen (empresa que distribuye el policarbonato Makrolon), explica que este policarbonato está formado por un compuesto de alcohol que es un derivado del petróleo que se llama fenol y un tipo de resina. En el mercado se pueden encontrar policarbonatos alveolares, compactos y de tejas. El menú cromático es extenso y va desde los transparentes hasta los azules intensos.
También sirven para recubrimientos de fachadas, pues pueden ser termoformados y curvados en frío (burbujas), lo que los hace versátiles y adaptables a cualquier forma.
Otra ventaja es que son 50% más livianos que el vidrio y 43% más que el aluminio.
La seguridad es otra de las fortalezas de este producto. “Es un elemento que permite una reacción ya sea de personas o de grupos en el caso de un robo, por ejemplo, porque no se daña tan fácilmente como otros materiales. Por eso, incluso hemos fabricado los escudos de policías. Un producto muy seguro”.