Redacción Quito
El uso de plantas nativas para la elaboración de pesebres navideños está siendo reemplazada por materiales alternativos. Así lo afirman los comerciantes de la feria navideña en el parque de La Carolina, en la avenida Amazonas y República, en el norte de la ciudad.
Los huicundos, pencas, paja, musgo y líquenes son parte de la oferta navideña en el puesto número ocho, de María de Pilicita. Hasta el pasado lunes, la comerciante vendió seis quintales de musgo. No obstante, ella asegura que en relación a otros años la demanda de productos ha disminuido. “A la gente le importa cuidar el medioambiente y por eso prefieren comprar papel musgo o papel césped”.
El costo es relativamente el mismo. Un metro de papel césped (hecho con papel de empaque y viruta de colores) cuesta
USD 1,50 y el pliego de papel musgo USD 1,80. Una funda mediana de musgo “verde o plomo” cuesta USD 1.
Pero Jorge Campaña, de la Fundación Ecociencia, asegura que la diferencia entre una y otra especie no solo está en el color. Según el experto, el musgo plomo, en realidad es una especie de liquen, que al igual que el musgo crece en los bosques nublados.
La función de estas especies es la de prevenir la erosión del suelo al mantener el agua que absorben de la neblina. Esto permite mantener un equilibrio en los ciclos hídricos del ecosistema del bosque andino.
Junto con estas especies, las bromelias o huaicundos también constituyen el hábitat de diferentes variedades de insectos y ranas.
El olor que emana la bromelia también atrae a una variedad particular de colibrí que cumple una función importante en la fecundación y reproducción de esta planta. Además, sus nutrientes son parte de la dieta específica del oso de anteojos.
Por eso, Campaña asegura que la extracción de estas plantas también afecta a otras especies asociadas. “La explotación y el uso comercial sin regulación implica una afectación grave sobre el medioambiente a largo plazo”. Pero Pilicita afirma que el “musgo plomo” debe ser retirado de los árboles de aguacate o guaba para que no dañen los frutos.
Para el experto, es necesario mejorar el control y establecer una legislación clara sobre la extracción y uso de estas especies en particular. Además, “todo proceso de educación ambiental debe ser preventivo”.
Por eso, desde este año Silvia Álvarez utilizará papel y otros materiales en la elaboración de su pesebre. Ella está consciente del tiempo que tardan en regenerar ciertas plantas. Ana Molina coincide con ese criterio. Este año ella utilizará tela para adornar su pesebre que estará junto a un pequeño árbol de Navidad sintético.