Pichincha incrementa su productividad cafetalera

Luis Salazar es propietario de una hacienda cafetalera, en noroccidente de Pichincha. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

Luis Salazar es propietario de una hacienda cafetalera, en noroccidente de Pichincha. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

Brian Brohnke es propietario de una hacienda cafetalera, en noroccidente de Pichincha. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

Luis Salazar se dedicó al campo hace 29 años luego de dejar su profesión de arquitecto. Primero, como productor de leche y, desde hace ocho años, como caficultor.

Se inició en el oficio, tras una visita del Consejo Cafetalero Nacional (Cofenac) a los productores del sector de Nanegalito, al noroccidente de Pichincha. “Nos dijeron que la zona era un buen sitio para producir café y nos ofrecieron semillas para sembrar”.

En la hacienda El Rosario, de una hectárea, Salazar produce diferentes variedades de Arábigo: Caturra, Pacas y Catucai. En su primera cosecha (2011) tuvo medio quintal por hectárea. Para 2016, la producción alcanzó los 16 quintales (100 libras cada uno) por hectárea.

La zona de mayor producción en la provincia es el noroccidente del Distrito Metropolitano de Quito, específicamente las parroquias de Pacto, Gualea, Nanegal y Nanegalito.

En 2007, la productividad del grano en Pichincha era de 0,3 toneladas (6,6 quintales) por hectárea. Para 2015 ya alcanzaba la tonelada (22 quintales) por hectárea, posicionándose como la provincia de mejor rendimiento del país, según datos del Ministerio de Agricultura. El rendimiento promedio a escala nacional en 2015 fue de 0,12 toneladas (2,6 quintales) por hectárea.

Salazar reconoce que han recibido la asesoría de diferentes entidades. Uno de ellos es el apoyo de la Agencia de Promoción Económica ConQuito, que consideró clave en el proceso. Desde hace tres años ha recibido capacitaciones de la institución en diferentes áreas: plantación, fertilización, cosecha, post cosecha…
“Primero trabajamos en productividad, ahora nos estamos enfocando en calidad. Queremos producir café de 88 y 89 puntos”, dice el caficultor, mientras se abre paso entre sus plantaciones. En su mano izquierda porta un machete y con la otra hurga entre miles de frutos verdes en búsqueda del preciado “sangre de toro”, color que distingue a los frutos de café maduros.

La calidad del café se mide en un puntaje del 1 al 100, que evalúa 10 parámetros, entre ellos aroma, acidez y cuerpo. Un café de más de 85 puntos es considerado especial y se cotiza mejor en el mercado.

“El café que se produce en Pichincha es de talla mundial, de muy alta calidad”, dice Brian Brohnke, otro productor de la zona de Nanegalito, un emigrante estadounidense con 22 años en el país.
Primero comercializaba el grano y desde hace seis años trabaja en la producción, junto a su socio Juan Manuel Carrión, en la hacienda Reserva Tambo Quinde.

En la primera cosecha recogieron ocho quintales por hectárea. Para 2016, la producción llegó a 25 quintales.

El reto de este productor, vinculado a la Ecología, es una producción cada vez más orgánica. En su hacienda produce las variedades de caturra, typica mejorada, pacamara y un híbrido de Nestlé.

Guillermo Ortiz, responsable de cadenas productivas de ConQuito, explica que el café del noroccidente de Pichincha se ve favorecido por las características del ecosistema, la baja luminosidad y la altura, que permite captar más minerales y beneficia la maduración.

De 2014 a 2016, la producción del grano en el Distrito creció de cinco a 20 quintales por hectárea. “La meta es alcanzar los 40 quintales, el promedio internacional”, señala Ortiz.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, los principales países productores del grano en el mundo son Vietnam, Brasil, Honduras y Colombia, con rendimientos que van de 0,9 hasta 2,4 toneladas por hectárea. Mientras, la productividad del país no pasa de 0,1 toneladas por hectárea.

“Los costos para la transformación de la materia prima son muy altos. Esperamos que a partir de este año suba la producción y competitividad”, dice Pablo Pinargote, gerente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café (Anecafé).

El Gobierno realiza esfuerzos para mejorar la productividad. A través del Ministerio de Agricultura desarrolla el Proyecto de Reactivación de Café y Cacao Nacional Fino de Aroma.

La iniciativa ha permitido capacitar al productor, entregar semilla de café importada de Brasil para mejorar la calidad y productividad, otorgar incentivos económicos a los productores para cubrir costos, entre otros. Esto permite incrementar la producción de café arábigo en algunas zonas de 5 a 30 quintales por ha.

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