Todos nos alegramos cuando el Ministerio de Turismo informó que en los últimos dos largos feriados se hicieron 1,7 millones de viajes a los diferentes destinos. Alegría, porque es una buena noticia saber que el ecuatoriano viaja más por su país y también porque la cifra es considerada una de las más altas de los últimos 10 años.
Nos sentiríamos mucho más contentos si al llegar a esos destinos tuviéramos todos los servicios y en buenas condiciones. El gusto por viajar por esas amplias, nuevas y excelentes carreteras se nos quita de un solo golpe al no encontrar baños y limpios, duchas, restaurantes con una buena atención y buena comida, tachos para la basura (los desperdicios se botan en cualquier lugar de la playa) y sitios para estacionar.
Solo para mencionar un ejemplo está Canoa, en el cantón manabita de San Vicente.
En los primeros días del nuevo año, esa extensa playa de mar turquesa estaba llena de bañistas, quienes no tenían un solo tacho para colocar los desperdicios y los pocos que había estaban desbordados. Para complicar el panorama, los visitantes arrojaban los plásticos, vasos y toda desecho de comida sobre la playa.
No había dónde comer, porque todo estaba ocupado, y cuando se tenía la suerte de encontrar una mesa, la atención tardaba hasta media hora. Ni hablar de la cansina espera para recibir los platos.
En esa playa tampoco hay suficientes baños públicos disponibles y menos duchas -necesarias para los viajeros de un solo día-.
Canoa es calificado como uno de los destinos más bonitos de la costa manabita, pero el atractivo se acaba cuando no ofrece servicios de calidad.
No es un problema solo de Canoa; es de la mayoría de las playas ecuatorianas, así como de otros destinos, por citar a los más concurridos. Se ha trabajado en varios aspectos para mejorar la actividad turística, pero en los servicios aún nos hace falta más y mejor tarea. Podemos aumentar los 1,7 millones de viajes con buenos servicios.