Las autoridades electorales tendrán hasta el domingo los resultados definitivos. Si gana Pedro Pablo Kuczynski deberá negociar con el Congreso.
Los comicios presidenciales del domingo en Perú, tras los que el economista Pedro Pablo Kuczynski mantiene una ventaja del 0,64% sobre su rival, Keiko Fujimori, muestran un país dividido ante la posibilidad de que el fujimorismo regrese al poder.
Dieciséis años después de que Alberto Fujimori, condenado a 25 años de cárcel, renunciara a la Presidencia de Perú por un escándalo de corrupción, el miedo a que el fujimorismo vuelva al poder ha vuelto a polarizar el país.
De confirmarse los resultados que apuntan a una ajustada victoria de Kuczynski, Keiko Fujimori, de 41 años, que perdió en las elecciones del 2011 frente al actual presidente, Ollanta Humala, sufrirá una amarga segunda derrota en su intento de lograr la Presidencia de Perú.
La pequeña diferencia matemática aún permite soñar a los fujimoristas: faltan los votos del “Perú profundo” y del exterior, donde están seguros de tener ventajas, y de los que por impugnaciones se resuelvan ante el Jurado Nacional de Elecciones con presencia de sus personeros, más fogueados que los del bando rival.
El jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), Mariano Cucho, llama a la cautela, pero la lentitud no ayuda. Analistas no entienden por qué el organismo encargado del conteo oficial no recurrió a las prácticas modernas de transmisión de datos y trabaja sobre papel físico.
Según Cucho, apenas anoche llegarían las actas de los otros países de América en donde votaron los peruanos.
Los de los otros continentes pueden tardar incluso hasta el jueves, por lo que el 100% estará como mínimo el viernes.
Los más conocedores afirman que solo falta un empujón para que la ventaja de Kuczynski sea irremontable. Pero la situación hará que la gente más apasionada no se convenza hasta tener el cien por ciento.
Dos fuerzas vigentes
En opinión del analista político Eduardo Dargent, lo que ponen de manifiesto estos comicios es que el “fujimorismo sigue siendo muy fuerte, y el antifujimorismo también”. “Es una identidad que ha marcado la elección”. Para el director de Vox Populi, Luis Benavente, las elecciones muestran un país “polarizado que en el lado del antifujimorismo busca un rostro”. Benavente dijo que ese rostro fue Alejandro Toledo en las elecciones del 2000, el actual presidente Ollanta Humala en el 2011 y Pedro Pablo Kuczynski, conocido como PPK, en las del domingo pasado.
“El antifujimorismo claramente no tiene una ideología marcada. Puede ser una figura de centro, de derecha o de izquierda. Lo que importa es cerrarle el paso al fujimorismo”, añadió. Para Benavente, si gana PPK, su triunfo no está dado por una “gestión de campaña eficiente sino por una serie de circunstancias que le fueron favorables”.
Tras el buen desempeño de PPK, de 77 años, en el debate electoral del domingo anterior a las elecciones, cuando todas las encuestas daban una victoria a Keiko, la candidatura del exministro de Economía en la presidencia de Toledo cogió impulso ayudada por una serie de denuncias que vincularon al fujimorismo con el lavado de activos y el narcotráfico.
Para los analistas, la primera reacción de Keiko Fujimori de defender al exsecretario del partido fujimorista y uno de sus principales financistas Joaquín Ramírez, vinculado con una investigación por lavado de activos del Departamento Estadounidense Antidrogas (DEA), perjudicó su candidatura en el tramo final de la campaña.
Otro elemento clave que explica el cambio de tendencia que apuntaban las encuestas es el apoyo a PPK de la excandidata presidencial Verónika Mendoza, lo que le ayudó a conseguir el voto del sur del país, donde ella logró sus mejores resultados en la primera vuelta del pasado 10 de abril.
Mendoza, del izquierdista Frente Amplio que consiguió 20 legisladores en las elecciones del pasado abril (la segunda fuerza en el Parlamento), explicó su apoyo a PPK para cerrarle el paso al fujimorismo.
Si Kuczynski se alza con el triunfo tendrá que lidiar con un Congreso dominado por el fujimorismo, con 73 escaños de un total de 130, y que por primera vez en las últimas décadas tendrá una bancada de izquierda con 20 diputados, mientras que su partido logró 18 diputados.
Kuczynski, a quien llaman con sus iniciales PPK, ha recibido un “voto prestado”, dijo el sociólogo Javier Barreda. El experto aseguró que el nuevo gobierno tendrá que “establecer puentes con el fujimorismo”.
Mensajes de todo el espectro político se sucedieron ayer en este sentido, ante la fractura política que ha sufrido el país en estas largas y polarizadas elecciones y el calado de los desafíos que le aguardan al próximo gobernante.
Si se confirma su victoria, “le espera un Congreso adverso y un archipiélago de agrupaciones regionales con proyectos personales más que colectivos. Deberá tener un fuerte trabajo de articulación”, apunta Benavente.
Al próximo gobierno le aguardan retos urgentes como la inseguridad -principal problema para el 70% de los peruanos-, los conflictos sociales que genera la minería, la informalidad laboral que es de las más altas del mundo, la falta de oportunidades laborales para los jóvenes, la desigualdad social o la burocracia que eterniza cualquier trámite.