Patricio Quevedo Terán
…Y nos acercamos al término del año. El tramo apropiado para los balances, el arrepentimiento de los pecadazos mayores y los buenos propósitos tendidos hacia el futuro. Así, es el momento de escoger el ‘personaje del año’ sobre todo en la vida pública, la de la política y la increíblemente complicada Administración.
Por cierto, es obvio que dada la propia orientación del presente Régimen -‘intervencionista’ se la suele llamar-, los múltiples campos donde influye y los recursos económicos de los que dispone, resulta que dentro del ‘oficialismo’ es donde hay que buscarle al ‘personaje’.
Tanto más que propiamente ‘oposición’, lo que debería llamarse oposición sistemática no ha existido por sitio alguno, a lo largo de todo el año 2009. Si se atiende a los votos populares cuando los comicios seccionales Jaime Nebot, en la ciudad más poblada del país, y Carlos Falquez en Machala, lograron éxitos notables, pero no han salido de sus ‘reductos’, lo que les pone un sello ‘cantonalista’, mientras que en el Congreso o Asamblea solo han brillado discretamente Cynthia Viteri, Leonardo Viteri y César Montúfar, a tiempo que el general Paco Moncayo ha pasado sin pena ni gloria este segundo semestre del año.
A su vez, la abrumadora mayoría de Alianza País propicia más bien el adocenamiento, cuando no algunas actitudes contradictorias.
De modo que si se vuelve al Ejecutivo es imposible no encontrarse con el economista Rafael Correa Delgado una y otra vez; con su caudalosa facilidad de palabra, sus innatas cualidades de comunicación respecto de cualquier auditorio; su conocimiento de los más variados asuntos de la gestión cotidiana.
Y sin embargo, diversas encuestas sugieren que sin espectacularidad ni rapidez, la aprobación y la credibilidad de Correa han disminuido. No han faltado razones para explicar el fenómeno: fracasó la clasificación para el Mundial de Fútbol; se han registrado numerosas denuncias de corrupción, desde las del propio hermano Fabricio; muchas obras van a paso excesivamente lento; el Presidente se desgasta en discusiones inútiles; se extiende por todo el país la mancha de la inseguridad; crecen los gastos fiscales, pero también crece pavorosamente el desempleo, etc.
De todo lo cual resulta que si hay dentro del Ejecutivo alguien que pueda evitar los réditos negativos, pero mostrar al mismo tiempo tareas positivas que correspondan a propósitos de justicia elemental y aún de empleo, ese individuo podría fácilmente convertirse en el ‘personaje de 2009’.
Y con su cruzada por la alegría, que es la prima hermana de la tolerancia, y más aún con su apoyo indesmayable a las personas discapacitadas y su presión para que se las ofrezca trabajo, ¿no es esa persona el vicepresidente de la República, Lenin Moreno?