Uniformados de la Policía Nacional detuvieron a dos hombres que supuestamente trataron de secuestrar a un taxista en el norte de Quito. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Una persecución policial ocurrió la mañana de este jueves, 12 de julio en el 2018, en el norte de Quito. En esta se detuvo a dos hombres que supuestamente –según la Policía Nacional– trataron de secuestrar, asesinar y robar a un taxista.
El hecho se produjo cerca de las 09:00. El coronel Carlos Blanco, comandante del Distrito Policial de Calderón, manifestó que la agresión se produjo luego de que el taxista paró a una persona para una carrera.
Más adelante, en el trayecto, se subió otra. Le pidieron que los lleve al norte de la ciudad. Luego, cuando paró el vehículo, los dos hombres comenzaron a agredirle al chofer. Con golpes y amenazas le colocaron en la parte posterior del carro y salieron del Bicentenario con dirección a los Llanos (Chico y Grande).
Tomaron la avenida Simón Bolívar y un grupo de policías motorizados notó que los hombres se movilizaban de forma sospechosa en el taxi. “Se percataron del nerviosismo del conductor del taxi y se inicia la persecución”.
Los detenidos fueron llevados hasta el Distrito Policial de Calderón. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Varias unidades policiales intervinieron. Cuando los agentes bloquearon a los sospechosos, uno de ellos fue neutralizado. Otro se lanzó por un barranco para que no lo capturen. “Uno de los agentes hizo disparos al aire para inmovilizarle. En esos momentos, el hombre que huía se detuvo y lo apresaron”.
La mañana de hoy, el conductor del vehículo estaba asustado junto a sus familiares en la Comandancia de Calderón. Contó que los desconocidos le golpearon para someterlo e intimidarlo.
“A las 09:00 se embarcaron esos hombres (…) Me lanzaron contra el piso del carro, me amenazaban con que me iban a matar y apuñalarme”, aseguró el chofer. Le pateaban en la cara para que no hable y no se levante. Le picaron con el puñal a la altura de las costillas y le rompieron una botella de licor en la cabeza. Asimismo le dijeron que le iban a robar el taxi para venderlo en USD 2 000.
Ante lo que ocurría, el conductor señaló: “mostré fuerza, ahínco, coraje y tranquilidad. Siempre me acordé que no debía poner resistencia para no ser agredido”.
Asegura que su “arma secreta” para mantenerse a salvo fue encomendarse a Dios y rezar. Según contó, el Señor escuchó sus plegarias y la Policía apareció para detener a los agresores. Le robaron el reloj, el dinero que tenía y un anillo.