Perros con dueño son los causantes del 80% de los ataques en Quito

En San Roque, hay dueños que encierran a los perros en el parque de la calle Libertad. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

En San Roque, hay dueños que encierran a los perros en el parque de la calle Libertad. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

En San Roque, hay dueños que encierran a los perros en el parque de la calle Libertad. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

De los 600 000 animales domésticos, entre perros y gatos, que hay en Quito, solo 100 000 tienen dueño y reciben una adecuada atención. Según la Secretaría de Salud, otros 100 000 están en completo estado de abandono, y el resto, 400 000, tienen dueño pero pasan todo el día en la calle.

Sus amos los sacan para que se alimenten de basura y para que hagan sus necesidades en el espacio público. Estos últimos son, justamente, los que causan la mayor cantidad de ataques en la ciudad.

Con estas cifras, José Ruales, secretario de Salud del Distrito, dice que cerca del 80% de los casos de mordeduras que ocurren en Quito es ocasionado por perros con dueño.

Los perros que viven en las calles no son agresivos, asegura. Están acostumbrados a deambular por parques y calles en busca de comida, y a estar en contacto con gente. Pero aquellos animales que tienen casa, y que la cuidan, suelen ser más territorialistas. A veces pasan horas encerrados en espacios diminutos, sin contacto humano, y cuando los sueltan, tienden a ser agresivos.

Los perros que el pasado 22 de mayo atacaron a un chico de 13 años en Llano Chico tenían dueño. Los dos animales que mataron al niño de siete años la semana pasada en el sur, también, al igual que los otros cuatro que le quitaron la vida a una mujer en Chillogallo.

Según cifras que maneja el Ministerio de Salud, el año pasado, solo en Quito, se registraron 2 427 atenciones por mordeduras de perros.

La mayoría (501) ocurrió en Calderón y en el sur (337). Ruales aclara que hay numerosos ataques que no se registran, ya que las víctimas no acuden al dispensario para recibir atención médica.

Los estudios de campo que ha realizado la Secretaría revelan que en Calderón se produce una particularidad: las personas tienen a sus perros encerrados en sus casas durante el día y los sueltan en la noche, para que cuiden las propiedades.

La Ordenanza 041 señala que los animales grandes deben salir únicamente con cadena y bozal. De modo que si un perro con dueño ataca a una persona es responsabilidad del propietario. Esta ordenanza, vigente desde el 2011, regula las condiciones en las que un animal debe ser tratado y sanciona a los infractores.

Para controlar el problema, la Secretaría lleva a cabo tres estrategias. La primera es la capacitación al dueño, para que cumpla con la normativa. La segunda es el programa de esterilización y la tercera consiste en la reubicación animal: rescatar a perros callejeros heridos, esterilizarlos y ponerlos en adopción. Sin embargo, admite Ruales, no es suficiente.

En los últimos tres años, se han esterilizado 60 000 animales. Ahora, gracias a convenios firmados con otras organizaciones esperan subir a 25 000 cada año. Sin embargo, para poder tener un control real de la problemática, se debería llegar a esterilizar al menos a 300 000. Mientras tanto, el problema no se detiene: la campaña avanza, pero los perros siguen reproduciéndose.

Cuando hay agresiones, o perros violentos, quien actúa es la Agencia Metropolitana de Control. En lo que va del año hubo 35 expedientes abiertos por mordeduras. De ellos, ocho terminaron en eutanasia
¿Qué hace falta para contrarrestar el problema? Para Ruales, lo principal es ser responsable con los animales, porque el mayor problema lo representan los perros con dueño.

Con él coincide Patricio Galeano, experto en comportamiento animal. Lo importante, dice, es trabajar en prevención y capacitación a los tenedores, sobre todo en las escuelas y colegios ya que, generalmente, una mascota es pensada para estar a cargo de un niño.

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