Un perito que construye en serie

Redacción Santo Domingo

A Pablo Romero Celi le gusta diseñar y construir casas. Pero, a diferencia de otros arquitectos, él prefiere hacerlo por decenas y en algunos casos por cientos.
Romero nació en Zaruma (El Oro) hace 59 años. Se graduó en el colegio Adolfo Valarezo en Loja. En 1985, los estudiantes de la región tenían la ilusión de que se abra la Facultad de Arquitectura, pero esto no sucedió.

Su obra insigne
Romero describe que  la Ciudadela del Magisterio es un conjunto privado, exclusivo, pero de interés social. El condominio es completamente cerrado y con una sola entrada. Esta característica  ofrece seguridad a los propietarios.
Él diseñó las 281 casas  independientes. Tienen un área de 55 m² de construcción. Pero cada terreno tiene un área de 124 m². Comprende dos dormitorios, cocina, sala, comedor,  baño y un patio posterior con lavandería.
En las casas independientes,  el propietario puede construir un segundo piso. Esta ampliación está aprobada en los planos originales en el Municipio local. Por esto no tendrán gastos adicionales. Otra ventaja de la vivienda es que los cimientos y las columnas de las edificaciones permiten crecer en forma vertical. Romero se casó a los 21 años. Él recuerda que cuando conoció a su actual esposa, Martha Cueva,  supo que se casaría con ella. Tienen tres hijos. Ella es una especialista en Bienes Raíces.

Romero empezó sus estudios de arquitectura en la Universidad Central del Ecuador, en Quito. Mientras cursaba la facultad  se le presentó la oportunidad de estudiar en el F.T. Lauder Dale del Estado de La Florida, en Estados Unidos. Al mismo tiempo, trabajó en la empresa constructora Holand Constractor.

En ese entonces le pagaban USD 9,50 la hora. Un promedio de USD 1 520 por mes. “Decidí abandonar mis estudios en Ecuador porque quise conocer experiencias arquitectónicas en otros países”. Cuado vivía en Estados Unidos, una de las cosas que extrañó fue la música latina.

Romero cuenta que su permanencia en La Florida le permitió comparar la arquitectura que se practicaba en Ecuador y en Estados Unidos. “Allá los productos que se usan para la construcción se  fabrican de forma estandarizada  (en serie). En cambio, acá se da mayor espacio a la creatividad en la arquitectura”.

Este profesional de la construcción recuerda, por ejemplo, que una ventana ‘ocho’, se la puede conseguir en cualquier  negocio de la construcción. Pero si alguien quiere una de diferente tamaño, también se la pueden fabricar, pero  cuesta más. 

Estas vivencias profesionales, convirtieron a Romero en un especialista en sistemas de construcción masivos y programas de vivienda en serie. De regreso al Ecuador, culminó sus estudios en Arquitectura y    realizó algunos trabajos particulares. También fue parte de la Dirección Nacional de Construcciones Escolares y de la Dirección Nacional de Deportes y Recreación.

Uno de los primeros trabajos que recuerda de su paso por la función pública fue la construcción de 50 soluciones habitaciones que se entregaron a los damnificados del río Teaone en Esmeraldas. Ellos perdieron sus viviendas en un voraz incendio.

En Santo Domingo, en  2002, trabajó en la cooperativa de vivienda Jorge Mahuad, de 45 hectáreas, y en la Nuevo Santo Domingo, 1 200 lotes. También en la ciudadela de la Asociación de Médicos de la capital Tsáchila. Con el Miduvi participó en programas de vivienda en cinco provincias del país, en donde se construyeron 8 000 viviendas. A esto se suman proyectos de sistemas de agua potable y alcantarillado.  

Uno de sus proyectos emblema es la Ciudadela del Magisterio en Santo Domingo. Este conjunto está compuesto por 347 soluciones habitacionales. Se dividen en 281 casas independientes y 36 departamentos.

Este conjunto habitacional es financiado por el Fondo de Cesantía del Magisterio Nacional. Los maestros interesados ahorraron USD 100 mensuales en los últimos cinco años. Los profesores, además, se beneficiaron del Bono de la Vivienda de USD 3 600 que otorga el Estado.

281 casas construyó Romero en la Ciudadela del Magisterio en Santo Domingo de los Tsáchilas.Romero es el responsable total del proyecto. Esto le permitió incorporar a su hijo, Juan Pablo Romero Cueva, a este plan. Para él, trabajar con su padre tiene cierta complejidad, aunque las labores se basan en la confianza mutua. Menciona además que su padre “es un constructor a la antigua, le gusta que las cosas se hagan a su manera, es decir bien”.

Romero Cueva cuenta que sus padres tienen un  temperamento fuerte. “Esto hizo que  mis hermanos Gabriela (28), Ricardo (21 años) y yo tengamos mal carácter”.

Otro de los recuerdos del primogénito de los Romero Cueva es que por las actividades profesionales de su padre, él viajaba por muchas provincias y países. Recuerda que tuvo que ingresar por primera vez a siete instituciones educativas. Pero esto lejos de acomplejarlo le volvió más entrador. Esta virtud le permitió acoplarse mejor  al trabajo con su padre.

Cuando Romero no está en sus proyectos, disfruta de un partido de fútbol por televisión y una cerveza con sus amigos. Uno de ellos es Eugenio Jaramillo. Integran un grupo de amigos cuyo propósito es la ayuda social.

Otro de sus entrañables amigos es Gilbert Torres, con él se conocieron en Loja en 1968. Torres cuenta que Romero tiene muchas virtudes y valores. “Sus defectos se los digo solo a él”. Recuerda que el único desacuerdo que tuvieron fue  sobre política. El arquitecto apoya la ideología de izquierda y Torres de centro.

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