Periodismo jaqueado

La reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) realizada en San Diego, California, en conjunto por primera vez con la Sociedad Estadounidense de Editores de Noticias (ASNE), cerró sus sesiones al mismo tiempo que crecía la incertidumbre respecto de las elecciones en el Perú. A decir verdad, ninguno de los candidatos más votados en primera ronda presagian certitudes de respeto a la libertad de expresión, lamentablemente.

Frente a los ataques a la libertad de prensa que se multiplican en varios países de Latinoamérica, dicha preocupación se inscribe sin embargo, dentro de lo que estará por venir. En cambio, lo que se ha visto y se ha denunciado en la Cumbre de la Libertad de Expresión en las Américas, es la realidad pura y dura actual.

Por presidir la Comisión de los informes país por país, tuve que interiorizarme a fondo en el hostigamiento, cuando no la persecución lisa y llana, a la prensa independiente, que sigue en un ‘crescendo’ pavoroso. Se constata un peligroso efecto dominó en el continente. En México, por ejemplo, el gran enemigo no proviene del Gobierno a diferencia de Ecuador, Venezuela, Bolivia, Argentina, sino del crimen organizado que va enlazando con sus tentáculos a cada sector de la sociedad en forma progresiva, incluidas las fuerzas del orden, la política, a la justicia y hasta al periodismo que amedrentado por los continuos asesinatos entre sus filas, termina en una comprensible autocensura. Los narcotraficantes están logrando convertirse en un poder paralelo al oficial, que impone sus reglas por el terror y la corrupción.

Pero mientras siga siendo un negocio tan lucrativo el comercio ilegal de las drogas, mientras puedan contar con tanto dinero para corromper o asesinar, se trata de un combate tan desigual que el flagelo seguirá rampante .

Ante tales evidencias, cada vez se oyen más voces y ha dejado de ser un tema tabú, el analizar la conveniencia de legalizar la droga como única manera de asestar un verdadero golpe mortal al narcotráfico, con las enormes cantidades de dinero destinadas para esta lucha y las sumas que se recaudarían vía impuestos, hacia importantes campañas de educación, así como para el tratamiento de las adicciones. El ex presidente Fox, de México -orador en la cumbre de la SIP- hizo hincapié en esta postura. Se han manifestado en un documento que lleva sus firmas, personas de prestigio como los ex presidentes Ricardo Lagos, de Chile; José Henrique Cardoso, de Brasil; y César Gaviria, de Colombia.

Desgraciadamente, hay países cruciales, como EE.UU. (pese a su histórica ley seca), donde este asunto no se está en la agenda. Son enormes los intereses creados, el ‘lobby’ subterráneo, las transacciones en la venta de armas y los poderosos narcotraficantes son los primeros en estar contra la legalización de la droga.

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