La península cuenta con puentes renovados

En Zapotal, el anterior puente se destruyó totalmente.

En Zapotal, el anterior puente se destruyó totalmente.

En Zapotal, el anterior puente se destruyó totalmente. Foto: Mario Faustos/El Comercio

Durante el evento climático de El Niño de los años 1997-1998, la que hoy es la provincia de Santa Elena, antes perteneciente al Guayas, fue una de las jurisdicciones más afectadas en su infraestructura.

De acuerdo con los datos históricos, durante los eventos El Niño 1982-1983 y 1997-1998 se registraron en la península valores de precipitación promedio de 2 790 mm y 4 220 mm, respectivamente.

Toda la actual provincia de Santa Elena se vio afectada por las lluvias y la consecuente crecida de ríos como Zapotal, San Pablo, Javita, Palmar, Valdivia, Manglaralto, Olón, Las Núñez, etc. Por ello, muchas comunidades quedaron incomunicadas pues la fuerza del agua se llevó varios puentes.

En El Niño del 98 , cerca de 46 puentes resultaron afectados en el país. La mayoría fue en Guayas con 23 puentes (52,3%). De estos, 16 estuvieron en jurisdicción de la península de Santa Elena, sea en la vía Guayaquil-Salinas o desde Salinas hacia el norte.

Uno de esos fue el puente de San Pablo, en la actual Ruta del Spondylus. Carmen Chicaiza aún tiene presente esa madrugada de abril de 1998.

“Ocurrió a las 02:00. Se escuchó un ruido tremendo. Nos despertamos en medio del agua y alcanzamos a salir. Nuestra casa y otra que estaba al lado se fueron con la corriente. Nos quedamos en la calle”, relata la ambateña que vivía seis meses en San Pablo cuando ocurrió la tragedia.

Con su esposo Rafael Jácome, quien desde entonces se dedica a su vulcanizadora a la entrada de la comuna, y sus hijos Milton y Édison tuvieron que rehacer su vida. Levantaron su casa a unos 50 metros de donde estaba su antiguo hogar.

“Se formó un río correntoso que traía árboles, casas, animales que fueron a parar al mar. Sin trabajo y con el pueblo aislado fue duro levantarnos. Todo fue mejorando con el tiempo cuando hicieron un puente más grande”, relata.

A 17 km al norte, en Palmar, Juan Asencio asegura que ha vivido dos eventos de El Niño. “En el del año 82, la creciente del río Javita se fue llevando mi casa. Y en el de 1998, sufrimos por la caída del puente que tenía unos 80 m de largo. La fuerza de la corriente se lo llevó y quedamos incomunicados”.

En Manglaralto, desde la ventana de su casa, Hugo Reyes recuerda que por el puente, que tenía cerca de 10 metros de largo, apenas podía pasar un carro. “De madrugada por el río bajaron enormes palos por la fuerte lluvia en la montaña. Con un vecino, Gumercindo Parrales, a punta de pico y combo rompimos el taponamiento del puente para que el agua desfogue. Cuatro casas se fueron con la corriente”.

El trasbordo, un viaje en pangas, así como la espera de la bajada de la marea para pasar en carro o moto sobre la playa, fueron parte del día a día de las comunas peninsulares hasta que concluyó El Niño y vino la reconstrucción de los puentes.

Moradores como Guillermo Pozo, en San Pablo, creen que eso fue parte del pasado pues si “algo bueno” dejó el fenómeno de El Niño es que “nos construyeron puentes más largos y más consistentes”.

Alejandro Yagual es un pescador de Palmar. Destaca que en la carretera desde Santa Elena hasta el norte se construyeron nuevos puentes que cree pueden soportar un fenómeno climático fuerte, “aunque con Dios y la naturaleza nunca se sabe”, comentan.

En sus dos administraciones como prefecto de Santa Elena, Patricio Cisneros ha incluido en su plan anual las tareas de mantenimiento de los puentes de la provincia.

Así, durante cuatro años consecutivos desde que se anunció la llegada de El Niño, la Prefectura ha reforzado las bases de puentes y riberas con muros de piedra. Han trabajado en San Pablo, San Pedro, Cadeate, Palmar, Río Chico, Manglaralto, Montañita...

Además ejecutaron otras obras preventivas. Dentro de ello consta como la rehabilitación de la vía Manglaralto-Santa María; el ingreso a la parroquia Chanduy; el puente sobre el río Zapotal en la vía Chanduy-El Real; la reconstrucción del ingreso a las comunas Palmar y La Rinconada; la rehabilitación de la vía Valdivia-Barcelona, Barcelona-Loma Alta.

También están el lastrado de calles en Salinas, La Libertad; y en las comunas de parroquias como Chanduy, Colonche, Manglaralto por 43,3 km.

Algo similar se hizo en puentes de la vía Guayaquil-Salinas, en San Isidro (km 68), San Rafael y Zapotal. Estas infraestructuras, hace 18 años atrás, se fueron cuando aumentó el caudal de los ríos.

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