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Silvana ObandoEn la televisión abundan los programas denominados de ‘farándula’ y con un afán destructivo cuentan intimidades de varios personajes. En estos días circula el embarazo de alguna concejala con un cantante fuera del tradicional proceso social de matrimonio. A los televidentes nos queda la duda de conocer si el hecho es trascendente y noticioso porque se embarazaron fuera del matrimonio o talvez porque es una protesta contra la Iglesia Católica, a lo mejor es porque se trata de un embarazo de riesgo por, simplemente, ser gente reconocida por sus actividades. El propósito de varios medios de comunicación de contribuir al bienestar de la sociedad se empaña cuando se exagera esa expectativa morbosa del libertinaje. Qué sucedería si a cualquiera de los ciudadanos nos ponen cámaras para consultarnos al final de una relación sexual si el supuesto embarazo es un dato que contribuye a nuestro éxito personal y rechazamos la normativa social del matrimonio. Esta situación amerita a preguntar a los individuos que usan las cámaras, -pues de seguro no son periodistas-, por qué no consultan también a alguien de la Iglesia Católica o de otra religión con respecto al sexo prematrimonial. Mucho tenemos ya con ver como si fuera normal a los homosexuales que presentan esas temáticas. En cada segmento de ‘escándalo’ sería correcto también observar la visión de un representante de la familia tradicional normal, sean psicólogos, sexólogos, sacerdotes o educadores.

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